Todo terminó mal para la pobre SoHee, quien por fin había logrado conocer el amor en su secretario ChangWook, pero ya era demasiado tarde para ellos, la propuesta de ChaeRin hizo que el se marchara de la vida de SoHee.
Todo cambia dos años después...
La noche para nuestra protagonista no había sido tan mala, después de todo hacía un largo tiempo que no compartía una cena familiar, aún que sus cenas familiares no eran las típicas cenas en donde la familia se reúne luego de un tiempo y hablamos de todo lo que se perdieron, dan opiniones al respecto, bromean y pasan un buen momento. Todo lo contrario, para ellos era ir a sentarse y comer con gente conocida, sin celulares y con algunos comentarios innecesarios de parte de los adultos, aún que esta vez SoHee lo disfrutaba mejor, había pasado un tiempo sin ver la cara de perrito mojado de su primo y solo bastaba elevar la mirada para encontrarse con ella.
A la hora de dormir escucho un comentario por lo bajo de parte de Ji Hyuk, ¿y quién lo culparía?, perderia la hermosa casa que se había ganado gracias al roto corazón de su prima.
ㅡTengo que volver a dormir en esa pocilga.
Una pequeña risa maliciosa salio de los labios de la peli negra, se sentía en la gloria al ver que por lo menos un poco de dolor le estaba causando, ella había cuidado la empresa mejor que su vida y el en cuestión de meses lo había arruinado.
A la mañana siguiente, comenzó con su rutina diaria, levantarse de la cama, lavarse la cara, cepillarse los dientes, ponerse sus hidratantes, tomar desayuno y luego vitaminas. Anteriormente la mujer habría sido diplomática y puntual, vistiendo de una manera correcta, camisas cubriendo su piel, faldas tubo y tacones clásicos, sus rubios cabellos recogidos y un maquillaje sutil pero marcado para resaltar su fuerte personalidad, pero ahora, la historia era diferente; "ya no soy la directora, ¿qué más da?", pensó para sus adentros mientras se colocaba sus botas de cuerina artificial.
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Un auto de la empresa la llevó hasta el edificio, como era sabido ella no tendría su propio vehículo sino hasta que ya se terminara de instalar. Al bajar miró hacia el cielo, el sol era tan fuerte que parecía cegar a cualquiera que fuera sin anteojos de sol, simplemente elevó una de sus manos peinando su flequillo y luego cubrió su vista del sol, se acomodó el pantalón más hacia arriba y comenzo a marchar hasta el interior, cada rincón del pasillo le recordaba a su torpe cabeza de hongo, en cada rincón lo podía ver tirado en el suelo, tomándose la cardio, o perdiendo sus papeles en cuanto chocaba accidentalmente con alguien.
Fue directo al ascensor, necesitaba subir lo más rápido posible, subir las escaleras también serían fuertes puñales que terminarían de desangrar su corazón, la gente comenzó a subir y terminó apretada hasta el final, comenzó a sentirse ahogada, no le agradaban los ascensores y mucho menos luego de ver a su secretario sudar cada vez que obligado subían por este.
ㅡOdio los ascensores.
La voz de un hombre hasta el principio susurró al unísono con ella, era un hombre alto, su cabello era color cobrizo, estaba bien peinado y desde donde ella estaba podía sentir su fuerte perfume varonil, no pudo verle el rostro por más que se estiró intentando descifrar las facciones que portaba.
