Todo terminó mal para la pobre SoHee, quien por fin había logrado conocer el amor en su secretario ChangWook, pero ya era demasiado tarde para ellos, la propuesta de ChaeRin hizo que el se marchara de la vida de SoHee.
Todo cambia dos años después...
JiHyuk se subió al carro y se colocó el cinturón de seguridad, ¿a dónde irían?, ni el sabía, solo tenía algo en claro, que el haría que el día de su prima sea un buen día.
La carretera estaba poco congestionada, seguramente porque el horario donde se embotellaban las rutas era temprano a la mañana, al medio día horario de salida de colegios y algunos trabajos, en la tarde segundos turnos y en la noche cuando volvían a casa. Pero siendo las 10.30 en las calles si bien el tránsito era pesado no se estancaban en ninguna calle, piso el acelerador y fue a su lugar favorito en toda Corea, el parque de diversiones de Seoul, otras de las creaciones de las empresas Black Diamond, de las cuales sacaría provecho una vez más.
ㅡTe traje a mi lugar favorito en el mundo..
ㅡ¿Los Moteles transitorios?
ㅡHacia el otro lado..
Respondio resignado ante el mal carácter de su prima y ese ácido humor para consigo, en cuanto ella volteó a ver el parque el le mostró una tenue sonrisa, por un momento volvió a ver a su pequeña prima con 8 años de edad, la edad donde el parque se inauguró, sus ojos brillaron de la misma manera, miraba los juegos con impresión, hacían bastantes años que SoHee no había vuelto a aquel parque, por qué no se solía divertir como debería. Se desabrochó el cinto de seguridad e hizo lo mismo con la chica, al bajar del carro la esperó y encendió la alarma del carro, tomó la mano de su pequeña prima y prácticamente la arrastró hacia adentro del parque para subir al primer juego que se le atravesara y este fue la ruleta, no fue necesario hacer la fila, en el parque lo conocían muy bien, tan solo de verlo lo hicieron ir hasta adelante para que subiera junto a SoHee.
Mientras en la empresa ChangWook caminaba escaleras arriba, estaba un poco agotado, había bajado corriendo además de que las emociones jugaban un gran papel en su estado físico, cuando llegó al último piso vio a su secretaria ponerse de pie y aún que ella intentó hablarle el la interrumpió.
ㅡ Que nadie me moleste.
Fue lo último que se escuchó en aquella zona, se metió a la oficina y no volteó siquiera a ver qué era lo que su secretaria diría, pero tal fue la sorpresa al entrar a la oficina que se detuvo en seco.
ㅡ Espero no ser una molestia para usted Mr. Director.
ㅡSeñora Presidente....
Ante el, parada aquella anciana de extravagante vestuario estaba parada frente a él, con una particular constante en su semblante, la seriedad.
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ㅡ¿Espera quedarse mucho tiempo ahí parado?, mis piernas se sienten cansadas y requiero de un poco de té.
ㅡOh, sí, tome asiento por favor, enseguida encargaré su té.
Camino a un lado de ella y su asistente y llamó por el conector a su secretaria pidiendo un poco de té para sus invitados, al término se quitó su saco y lo colgó, camino hasta el sofá y se sento a un lado de la Presidente, en la cabecera de su pequeña mesa ratona.
