Cap 4

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Dios... Tom...

Tom sufriendo me dijo...

Ayúdame por favor.

El tenía moretones por su cuerpo, se encontraba pálido y tenía una marca como de moridada en su muñeca.

Tomé a Tom para volver con Carl hasta la puerta de salida.

No te preocupes amigo, estarás bien.

No quiero morir.

No lo harás, cuéntame ¿Qué te pasó?

No tengo idea, cuando estábamos a punto de salir algo me tomó del pie.

¿No viste que era?

No, solo escuché risas y susurros que decían que moriremos.

¿Qué demonios está pasando en este lugar?

No sé, solo salgamos.

Terminamos de cruzar el patio, la niña de antes no aparecio, cosa que me alegró mucho.

Pero al entrar a la casa otra vez empezaron los ruidos.

¿Escuchas eso?

Si, pero está lejos.

Salgamos de aquí rápido.

-voces lejanas-

Intenten correr lo más rápido que puedan o morirán.

Jajaja no hay a donde escapar.

Vamos chicos ¿No querían explorar la casa?

Solo queremos jugar jaja.

Las voces se iban acercando rápidamente.

Por aquí, métete aquí.

Tom y yo no metimos en un baño, cerramos la puerta con seguro y esperamos un rato.

Los ruidos se fueron y todo era tranquilidad nuevamente... por lo menos unos segundos.

Comenzaron a golpear la puerta con tanta fuerza que la iban a romper en cualquier momento.

Tomé rápidamente un poco de polvo y lo puse por la puerta, si lo rompían ibamos a saber cuantos son y cuan cerca de nosotros estaban.

También tomé el salero por si tenía que usarlo.

Al poco tiempo de terminar de poner el polvo la puerta se había roto.

-voces-

Jajaja morirán

Uno, dos, no... más de tres estaban allí, se estaban acercando lentamente.

Tomé el salero e hice un circulo alrededor de Tom y yo.

Los demonios al acercarse no podían tocarnos y se quejaban

-voces-

¡Malditos hijos de puta!

Nos hicieron enojar, nadie de aquí saldrá con vida.

¡Morirán!

Ya me estaba cansando de escucharlos decir que moriremos.

Parece que los demonios al principio estaban jugando... pero ahora están enojados y eso es malo.

Pasaron varios minutos antes de que todo se calmara.

Tom y yo estábamos completamente paralizados.

¿Crees que se fueron?

No lo sé.

¿Qué hacemos?

No te muevas Tom, comprobaré si podemos seguir.

Ten cuidado amigo.

Lo tendré.

Caminé hacia la puerta rota muy lentamente, saqué mi cabeza y mire a ambos lados.

Todo parecía normal...

Vamos Tom, podemos seguir.

Ayudé a Tom a levantarse y seguimos hacia la salida.

Al salir del baño...

-Voces-

Jajaja estúpidos.

Los tenemos.

Aceleramos el paso para intentar escapar.

Tom se que no te sientes bien pero tenemos que apresurarnos.

Tom con todas sus fuerzas comenzó a correr.

Las voces se iban acercando cada vez más, las cosas de la casa... todo lo iban tirando.

No puedo más amigo.

Tom no te rindas.

Vete, sal de esta casa.

No amigo, no te dejaré.

Tomé a Tom de uno de sus brazos para que no dejara de correr.

-Voces-

¿Qué pasa chico?

¿Estás cansado?

Tom cayó al piso desmayado.

¡Tom!

Algo me había empujado con fuerza hacia una pared.

Las voces, las cosas, todo había parado de algún modo.

Tom se había puesto de pie...

Tom ¿amigo...?

El Diario De MaríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora