Amy Rose: Un Diario Abierto

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-Esto no me gusta Shadow -comento el erizo azulado entregando el diario al azabache para que pudiera leer- Amy es muy buena espía, te lo digo por experiencia 

-Cállate y déjame leer -hablo el azabache concentrándose en el contenido del diario-

-Demonios, esto no es bueno, Amy siempre me había seguido, ya me había acostumbrado, pero ahora que ya no lo hace más de 3 años, ya no se como reaccionar o que hacer, siento me vigilan ahora -comenzó a murmurar el azulado, al tiempo que caminaba de un lugar a otro en la habitación-

-Eres demasiado dramático -comento el azabache cerrando el diario y guardándolo en el armario- Tan solo debemos de ser mas precavidos para esto, y tienes que estar al pendiente de lo que ocurra a tu alrededor, de seguro que en el algún nos dejará de seguir y hay podremos escapar... -el azabache fue callado por una sacudida del contrario que lo miraba muy nervioso-

-Tu no entiendes Shadow, Amy es peligrosa cuando esta vigilando a alguien -

-Una eriza no puede ser tan mala

-Una vez me persiguió por casi una semana por todo Mobuis, y me dejo solo porque ese día era el cumpleaños de Cream-

-Tenemos serios problemas -pensó el azabache tocando su barbilla- ya se lo que haremos 

 ***

-Pero que buena tarde -comento la eriza mientras se estiraba y se acostaba en el suelo- no hay nada mejor que una tarde tranquila y dormir bajo el sol con una tibia brisa -mirando fijamente las nubes sonrió inconsciente- y pensar que hace tiempo no disfrutaba una tarde así -cerrando sus ojos, calló en los brazos de morfeo, disfrutando de una buena tarde-

Pasado ya una hora y media, el sol empezaba a esconderse dando un hermoso matiz de distintos colores, cuando el ambiente empezó a ponerse más helado la eriza se despertó y disfruto de la vista del cielo, hasta que se levanto, agarrando su mochila camino con calma hasta llegar a su hogar, donde podría disfrutar de una película con palomitas y algunos dulces más. Pero antes de poder hacer cualquier cosa, se dirigió a su habitación, agarrando su diario y ponerse a escribir una pagina más.

Querido Diario:

Hoy ha sido un día muy tranquilo, apenas me desperté decidí dejarme este día para mi, así que fui al Spa, luego a almorzar a un restaurante japonés, donde podías elegir si ser atendido por un chico o chica de cualquier especie, y yo como buena chica de 17 años, elegí a un conejo, el era blanco y de ojos azules, era muy lindo, según las reglas del restaurante, el debe de quedarse parado al lado mío, pero yo le invité a que se sentará frente a mi y conversar por un rato, después de todo, era parte del servicio, el conejo se llamaba Rabix, era muy dulce y divertido, me hizo reír mucho, incluso quedamos para salir otro día, y yo acepte sin problemas, después de todo estoy soltera y no tiene nada de malo salir con alguien.

Cuando terminé de almorzar me quede un rato más con Rabix, era tan encantador, no quería dejarlo, pero tampoco podía interrumpir su trabajo por mucho más tiempo, aun que yo estuviera pagando por sus servicios, de hay me fui al parque a disfrutar de la tarde, me compre un helado y mire el cielo, hasta que me quede dormida y al despertar volví a casa.

La verdad es que me ha gustado este día, ha sido tan tranquilo y he conocido a un nuevo amigo, y quien sabe, tal vez en el futuro lleguemos ha ser algo, pero lo dudo, Rabix, debe de tener una larga cola de chicas tras su esponjosa cola blanca. 

En fin, me agrado mucho, ha sido muy lindo, y conocer gente fuera del equipo es algo nuevo para mi, ya que siempre paso tiempo con el equipo  y conocer a más personas no me ara mal.

Bueno querido diario, hasta aquí llego mi día, estoy emocionada por ver una película que me recomendaron, tal vez invite a alguno de los chicos, pero lo dudo, disfrutar un día para mi sola es cosa que pasa muy pocas veces.

-¿Donde está ahora? -cuestionó el azulado-

-Esta viendo la película abajo -respondió para seguir leyendo-

-Apúrate,o nos va descubrir- 

-Rabix... -murmuro molesto el azabache-

-¿Quién es ese? -pregunto el azulado mirando al azabache-

-Descubrelo tu -le entrego el diario al azulado que lo miraba curioso- 

-¿A donde vas?

-Tengo algo que hacer- y con caos control desapareció de la habitación-

-Rabix...