Después de ese beso que no tenía fin, Patrick se separó de ella muy agitado pero sabía cómo disimular, a pesar de ser joven era ya un hombre experimentado y la desesperación por algo como lo que se insinuaba no era resistible más tiempo. Porque ella respondía en la misma intensidad y eso jamás le había pasado, el deseo que tenía hacia él era real.La deseaba, con todas sus fuerzas, quería completar cada pieza que ella le sacara sobre la mesa, pero debía ir con cuidado.
-¿Vamos a mi habitación? -su voz era grave, traía ese eco desesperante e irresistible para la joven que no supo qué responder, fue un tono deseoso y perfecto. Se alejó sólo un instante para decir eso y luego volver a su boca.
-Sí... ¿Dónde está? -suspiró casi sin aire, respondió viendo directo a sus ojos olivo, agitada, apretaba sus párpados con levedad como en sentimientos de fiebre alta.
Si dudaba era porque no sabía qué más hacer porque besar ya no era suficiente y él se veía seguro, le hacía sentir segura también guiándola de su mano y besándola como si no hubiera pasado por eso antes así de imprevisto.
-Ven es aquí -soltó con voz ronca baja y una mirada intensa, la hizo caminar después de tomar su cintura, al abrir la puerta mientras la abrazaba por completo y le comía los labios.
El mayor la hizo entrar aferrado de ella por la cintura en un abrazo completo hasta llevarla al borde de la cama donde la hizo caer con él. Los besos del mayor ahora eran fieros y movían la cabeza de la chica sobre la almohada blanca. Ella parecía vivir un sueño, un Déjà vu exacto y no sabía por qué. No se detenía en averiguar por qué le parecía tan conocido todo lo que pasada, pero algo dentro de su alma se sintió desesperada en completar lo que seguía.
Patrick se quitó la playera para ir a ella con huellas húmedas de sus labios delgados en su cuello. Él veía, veía cómo disfrutaba su joven compañía, veía sus gestos y su rostro sonrojado pero lo que le hacía sentir seguro era la manera tan sutil en que lo tocaba, sólo caricias recibía de esa joven mujer y sus dedos incrustados en su cabellera los cuales bajaban hasta su nuca.
-Me gustas tanto -susurró él en su oído-, no sabes lo que te deseo -casi gruñó irreconocible incluso así mismo con preguntas del por qué ella le hacía sentir tan distinto e intenso.
Sí, anhelaba unirse a ella por completo no sólo con abrazos de protección o al tocar su mano, no sólo con besos que suben el color escarlata en el interior de todo el cuerpo.
Continuó en caricias hasta que ambos al fin estaban completamente desnudos, piel con piel, él sobre ella pero sin aplastarla. Patrick le daba atenciones en los labios, podía estar ahí toda una semana y aún sentir que no era suficiente. Sus besos eran como beber de una copa de vino rosa, como un vaso de agua infinita al estar sediento.
Angie le besaba como él, aprendía veloz y una vez entendido el movimiento, lo usaba en sus labios contra él, a su anterior novio no le había permitido nada de eso. Sus cuerpos cada vez más juntos, buscaban en la naturalidad, la conexión sutil e intensa de un abrazo con fuerza donde no se usaba manos.
Patrick bajó su mano para acariciar su cintura, su cadera y sus muslos pero cuando subió con la punta de sus dedos realizó una caricia al final de su pelvis y en el borde de esa rosa feminidad hasta llegar al centro y notar lo húmeda que estaba para él.
Sólo se escuchaba una respiración profunda de ambos ahora que se cubría él con una sábana.
Con cuidado y nublado aún por los besos y la excitación, intercaló de besarla a mirar su extremo para intentar cruzar el límite del cielo con ella y no lo logró, falló en los nervios al resbalar hacia abajo.
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RÍO ASCENDENTE - (Alan Rickman)
RomancePersonas de distintas partes del mundo encuentran las mejores vacaciones con tema deportivo llamado "Rafting" en el río Magpie, Ontario, Canadá. Osos, lobos, otros animales silvestres eran la atracción importante en la magnífica naturaleza pero no t...