Capítulo 5

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—Enmanuel—

En las ultimas noticias: Se espera una noche tan fría como la del invierno pasado. Se advierte a la comunidad refugiarse temprano y tener calefacción —escuchaba las noticias, mientras tomaba café de mi taza nueva.

—Realmente hace frio... —susurre, bebiendo otro sorbo de mi café. Mire por el rabillo de mi ojo. Daniel estaba hecho una bola enrollado en dos mantas coloridas tejidas por mi abuela la navidad pasada—. ¿Quieres un poco de café?

El chico no respondió, en su lugar, tecleaba a gran velocidad en su móvil de gran tamaño.

Ignoré su actitud y simplemente me dispuse a seguir viendo las noticias. Aun no comenzaba el invierno, estábamos en pleno otoño, pero aun así los vientos y las frías noches, nos avisaban de que este invierno seria duro para todos.

—Laura dice que se viene una tormenta de lluvia —hablo finalmente el chico—. Posiblemente haya relámpagos...

—Lo dirán las noticias, si es verdad —trate de calmarlo.

Las pocas veces que Laura hablaba de su hermano, era para reírse de lo asustadizo que era con los ruidos fuertes. Entre ellos, fuegos artificiales, y relámpagos.

No lo culpaba, cuando pequeño también le tenía miedo.

—Esperemos que no sea verdad... —le escuche susurrarle al móvil.

Hubo un nuevo silencio, si bien Daniel ya levaba varias semanas viviendo conmigo, aun los temas de conversación eran difíciles de encontrar.

Lo esperaba ansioso por la navidad, para poder estar nuevamente solo e mi departamento de soltero.

—Iré a mi habitación —anuncie, incorporándome del sofá, deje caer el control remoto a su lado, deje la taza vacía en el lava platos y finalmente me encerré en mi habitación.

Prendí mi notebook e inmediatamente abrí el archivo que llevaba escribiendo desde el año pasado.

Acomode mis audífonos en mis orejas, colocando la música a todo volumen.

Omití el titulo y simplemente acude al capitulo 15 el cual debía dar los últimos retoques antes de pasar al siguiente.

Si bien escribía de hobby, deseaba poder llevarlo a ser mi profesión definitiva. Pero eso era imposible.

Mamá se negaba rotundamente a tener un hijo sin un trabajo estable, papá no se opuso, ya que el siguió su sueño de ser carpintero, y con eso saco adelante a mamá y a mí.

Pero de carpintero a escritor... era una gran diferencia.

¡Aunque quien lo diría! Mi supuesto trabajo estable finalizo a los 2 años después de haber sido aceptado a la primera.

—Maldito desempleo nacional... —me queje estúpidamente.

Continúe escribiendo sin pensar demasiado en mi ex trabajo. Quizás ser vendedor de bienes raíces para toda la vida, no era tan llamativo.

Capitulo 16, escribí en la nueva página.

Antes de continuar me estire un poco, soltando mis audífonos en el camino. Me levante de mi pequeño escritorio con intenciones de ir a prepararme otro café.

Debería dejar un poco la cafeína... pero este año eso no pasara.

En cuanto abrí la puerta de mi habitación, el ruido de la pronosticada lluvia me recibió, chocando con fuerza el ventanal de la terraza. Camine entre la poca luz que la televisión producía. Daniel había apagado las luces, posiblemente para dormir.

Curioso, me asome por la cabecera del enorme sofá, allí estaba el chico de rostro pecoso, acurrucado entre las mantas.

Lo mire por unos segundos, antes de clavar la mirada en el programa de televisión.

Solté una pequeña risa al ver lo infantil que era el programa, nunca pensé que Daniel, aun a la edad de 18 años, viera caricaturas.

Di la vuelta al sofá y me ubiqué al otro lado, sentándome en el suelo, en donde también estaba el control remoto, al parecer Daniel lo había dejado caer sin querer cuando cayo dormido.

Cambie al canal de noticias, donde me bombardearon de información sobre corte de luz, caídas de árboles, relámpagos e inundaciones por la lluvia.

—Esta la ca... —callé mi grosería al sorprenderme por el agarrón que recibí.

Gire un poco mi cuerpo hacia atrás, viendo con dificultad como Daniel se había aferrado a mi jersey de lana.

De cierta manera me dio un poco de ternura su infantil actitud. Pero a su vez, me sentí incómodo.

Era la primera vez que Daniel realizaba un gesto de este estilo. La mayoría de las veces cada uno estaba en su mundo, y cuando interactuábamos, siempre terminaba mostrándome su móvil con alguna nueva publicación suya, encabezando una oración con bastantes faltas de ortografía.

El primer relámpago se dejo escuchar con fuerza, iluminando un ooc mas la sala de estar, Daniel no dudo en aferrar su agarre en mi espalda.

—Mamá... —lo escuche hablar con una voz adormilada y temblorosa.

Entonces lo entendí.

Daniel extrañaba a sus padres.

[H]Ortografía (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora