⓿❺

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Al salir de aquel teatro, una pequeña gota de lluvia cayó sobre la nariz de JiMin haciéndolo levantar la cabeza

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Al salir de aquel teatro, una pequeña gota de lluvia cayó sobre la nariz de JiMin haciéndolo levantar la cabeza.

—Deberiamos entrar... Creo que llovera muy fuerte.— dijo sin alejar la mirada el cielo.

—¿A caso no te gusta la lluvia?— preguntó el otro JungKook sujetando la mano del peli azul, quien al sentir aquel contacto, inmediatamente lo miró apenado.

—C-Claro que me gusta...

—Entonces quedemonos aquí.— sugirió con una agradable sonrisa y en cuanto aquellas palabras abandonaron sus labios, las gotas comenzaron a caer una tras otra sobre ellos.

JiMin no pudo evitar reír y recordar aquellas veces en las que jugaba con su novio cuando apenas habían comenzado su relación. Lástima que aquellos días habían quedado en el pasado.

—Mira eso.— habló JungKook sacándolo de sus pensamientos y haciéndolo dirigir la mirada hacia el jardín.

Los ojos del peli azul se abrieron de par en par y un «wow» abandonó sus labios al ver que las hermosas y coloridas flores que allí crecían, encendían como si tuvieran una luz interna, cada vez que las gotas de lluvia las tocaban.

—¡Es increíble!— exclamó ante aquel maravilloso espectáculo de colores.— Jamás había visto algo igual.

—Es porque no existe nada igual a nuestro mundo.— comentó tomando las mejillas de JiMin para hacer que lo mirara.— Éste mundo está vacío sin ti, mi bello ángel... Ojalá pudieras quedarte para siempre.

Ante aquellas palabras, las mejillas del menor se sonrojaron y no pudo evitar pensar que ese JungKook se veía realmente atractivo con el cabello escurriendo de agua y su cuerpo empapado. Sabía que él debía estar igual, pero creyó que no se veía tan bien como el hombre frente suyo.

Un silencio se formó entre ambos y lo único que se escuchaba era las gotas de lluvia chocando contra el piso. El olor de la tierra mojada inundó sus fosas nasales y aquello le brindó una sensación de tranquilidad mientras sus ojos estaban contestados a aquellos botones que parecían brillar intensamente.

Con lentitud, JungKook se acercó hasta que pudo tomar los labios de JiMin entre los suyos y sonrió cuando el peli azul no intentó alejarse, si no que correspondió el beso. Sus labios se movían tiernamente, totalmente acompasados, como si fueran engranes que encajan a la perfección.

Pero todo acabó cuando JiMin se sintió culpable, como si aquello fuera una infidelidad a pesar de que era JungKook a quien besaba, no era su novio, su verdadero novio, su JungKook. Así que lo alejó delicadamente y bajó la cabeza.

—Lo siento.— se disculpó el de ojos de botón y le hizo mirarlo.— Te amo.

JiMin abrió la boca varias veces sin saber qué decir, pero cuando finalmente iba a hablar, otra voz lo obligó a callarse y a dirigir su atención a quien le había interrumpido; sin embargo no vió a nadie.

LA PUERTA SECRETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora