Cuerpo y alma

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Siempre suelo levantarme pronto, esta vez demasiado, eran las 4 a.m., me desvelé. Estaban cada uno en su habitación durmiendo y no se si fue la inquietud o el miedo, pero no me dejaban volver a dormir.

Fui a la habitación de Alma, allí me dejé mi bolsa ayer, recorrí sigilosamente el largo y oscuro pasillo hasta llegar a su cuarto.
Abrí la puerta intentando no hacer mucho ruido y la ví.

Me faltaba la respiración, pero aún así pegué un grito que bastó para despertar a todos. Mi rostro, eran todo lágrimas.
Rápidamente vinieron todos y se quedaron igual de impactados que yo.

Alma, estaba en el suelo. Muerta. Con un cuchillo en el cuello al igual que José. Alguna persona de esta casa le había quitado la vida, su esencia, su nombre, pero su alma siguió y seguirá siempre presente.

Cerramos la puerta y dejamos ahí el cuerpo. No sabíamos qué hacer ya.
- A mi esto me da muy mal royo, yo me voy.- Dijo Carlos.
Bajó rápidamente las escaleras, no hicimos nada, no éramos nadie para impedírselo; se dirigió a la puerta y cuando giró la manecilla, no podía abrir. Estábamos encerrados en la casa y atrapados en unos días interminablemente interminables.

Ahora en estos momentos creo que a nadie le importaba ser o no el jefe. Lo único presente en nuestras cabezas era como poder salir de ese puto infierno.  Yo ya no podía más y lo peor aún no había llegado.

Todo lo que sucedió con el n.13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora