Engranajes y carbón

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- ¡Chico! ¡Eh, chico! ¡Despierta, vamos! 

Abrí los ojos lentamente, pensando que vería el rostro de mis padres enfrente de mí. Cuando mis ojos empezaron a enfocar poco a poco me llevé una amarga sorpresa. Delante había un señor completamente desconocido para mí. Me eché para atrás del susto y le dije temeroso: 

- ¿¡Qui-quién eres tú!? ¿¡Dónde están mis padres!? - le dije mirándole fijamente.

- Chico, eso te lo debería decir yo a ti, no está bien que un chaval de tu edad duerma en el suelo en plena calle. Es por eso que te he despertado. - me dijo riéndose. 

Inmediatamente le dije: 

- ¿En plena calle? ¿Cómo que en plena calle?

-¡JAJAJAJA! Chico, ¿es que estás ciego? Mira a tu alrededor y observa.

Alcé la cabeza y contemplé el paisaje más impactante y precioso que nunca había visto. Grandes edificios me abrigaban, dirigibles surcando los cielos, raíles de trenes a vapor que recorrían las calles, modelos de coches antiguos circulaban por la ciudad, pero sobretodo la cosa más llamativa de todas, aquellos dos planetas que reinaban el cielo. Extremadamente grandes e intimidatorios. Estaban uno por encima del otro. El planeta de arriba era más pequeño que el planeta de abajo. Me quedé totalmente embriagado por la belleza del paisaje. Pensé que estaba en un sueño, en un bonito sueño donde la mente y la imaginación construye cosas maravillosas. Me pellizqué el brazo, rezando no sentir dolor. Pero lo sentí y me dí cuenta de que todo lo de mi alrededor era real. Me quedé impactado por unos segundos que fueron eternos. Quería reaccionar pero no podía creérmelo, no quería hacerlo. Volví a mirar al caballero que me seguía mirando curioso. Y le pregunté ansioso por una respuesta: 

- ¿Dónde estamos?

Al instante, me dijo: 

- Chaval, ¿¡Cómo no puedes saber dónde...?! Bah, da igual. Te encuentras en Eclopsis, la capital del planeta Rezma, el lugar donde residen los líderes de este mundo. Debes de sentirte orgulloso por tan solo pisar este suelo. - me dijo orgulloso.

A continuación, abrí la boca para lanzarle más preguntas, pero, de repente, me puso su mano enfrente de mí cara y me dijo:

- Chaval, no tengo tiempo de escuchar tus estupideces, tengo muchas cosas que hacer. Ten, coge esta moneda y ve a comer algo. 

Me lanzó una moneda que cogí al vuelo. Acto seguido me dijo:

- Hasta siempre chico, suerte en la vida.

Y se marchó, desvaneciendose entre el bullicio de personas que había en la calle. Me quedé sentado, casi paralizado, durante unos minutos porque no sabía adónde ir. Muchísimas preguntas me rondaban y atormentaban por la cabeza; "¿Cómo he llegado aquí?,¿Dónde están mis padres?,¿Cómo vuelvo a mi hogar?, todas ellas sin respuesta alguna. Tenía que pensar en mi siguiente objetivo. De pronto me vino a la mente las palabras de aquel caballero. Él dijo que nos encontrabamos en el lugar donde residían los líderes del mundo. No sabía quiénes eran esas personas, pero pensé que ellos podían ser una buena fuente de respuestas. Me armé de valor y decidí ponerme en marcha y encontrar a esos supuestos líderes. Mientras caminaba observaba la tecnología que utilizaba la capital. Los dirigibles que sobrevolaban Eclopsis, dejaban un humo negro espeso que tapaba el cielo azul. Deducí que estaban movidos por carbón. Además pude vislumbrar algunos engranajes que hacían fuerza mecánica en algunos puntos del dirigible. Los trenes que viajaban por las calles utilizaban los mismos recursos que los dirigibles. En base a esto, deducí que su tecnología era bastante arcaica en comparación a la de la Tierra y sospeché que utilizaban el carbón y la fuerza mecánica como principales recursos. Los grandes edificios parecían estar hechos de un mármol grisáceo. Los suelos de las calles estaban hechos de piedra refinada. Tenían unos grabados, de lo que parecía ser un escudo de armas. Pensé que el escudo de armas era la representación emblemática de la capital. Además, las calles estaban abarrotadas de farolas y dentro parecía contener una especie de bombilla pero con una forma bastante extraña. Esto me dio a entender que conocían la electricidad, pero sólo como uso para la iluminación, ya que en la ciudad no había visto que se utilizase la electricidad en otro ámbito. Seguí caminando, hasta que un fuerte temblor retumbó por toda la ciudad. Perdí el equilibrio y caí al suelo. Agaché la cabeza y esperé a que finalizase el temblor. Duró sólo unos segundos. Cuando alzé la cabeza me llevé una espeluznante sorpresa. La calle, que estaba abarrotada de personas, se había quedado vacía. Me levanté y empecé a mirar por todos lados, con la esperanza de encontrar a alguien. Decidí mirar al cielo para ver si los dirigibles también habían desaparecido. En ese momento, los latidos de mi corazón, comenzaron a revolucionarse rápidamente. Totalmente paralizado ante aquel monstruo imponente. Una torre. Una torre apareció tocando los cielos de un momento a otro. Lo entendí al instante. Aquel temblor fue causado por aquella gigantísima torre. No logré entender cómo, de un momento a otro, esa monstruosa torre surgió del suelo. Mientras la observaba, atónito, alguien me cogió de la boca y del costado y comenzó a llevarme a rastras. Traté de zafarme como pude, pero aquel individuo tenía mucha más fuerza que yo. El secuestrador entró a un edificio lleno de gente. Dentro, me soltó. Acto seguido me cogió de los hombros y me empezó a zarandear mientras me decía:

- ¡Estás jodidamente loco o qué! ¿¡No ves que ha salido la torre al cielo!? ¡Te podrían haber matado!

Me quedé bastante aturdido por todo lo que había dicho en un momento, así que le pregunté:

- ¿Qué significa que la torre salga al cielo? ¿Por qué me van a matar?

- ¿¡Cómo es que no lo sabes!? ¡Es el mensaje de los líderes!

Le fui a lanzar más preguntas, pero otra persona nos interrumpió bruscamente, para decirnos que el mensaje iba a comenzar. Hubo un silencio inmenso en toda la sala. Observé a todas las personas que habían en el recinto. Todas y cada una de ellas tenían los ojos cerrados y esbozaban una sonrisa de oreja a oreja. De pronto, empezó a escucharse unos pitidos que se fueron intensificando con el tiempo, hasta que un estallido de luz brotó en la sala. Me caí al suelo del susto. Aquella luz era tan intensa, que incluso me recordó a la luz del sol de la tierra. Esa luz se fue apagando y mis ojos comenzaron a ver una imagen. Aprecié dos personas que empezaban a cobrar forma. Cuando pude ver, con claridad, mis ojos se abrieron completamente de la sorpresa. No podía creérmelo. Mi cerebro no lo admitía, no podía. Me dolía la cabeza de lo complicada que era la situación. ¿¡Cómo era posible!? Aquellas dos personas... Aquellos supuestos líderes... Eran mis padres.

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