EXTRA II

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CAPÍTULO EXTRA 2: LA PROMESA DE MAGNUS BANE

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CAPÍTULO EXTRA 2: LA PROMESA DE MAGNUS BANE

Sucede durante Ciudad de Hueso. Fue incluida en la primera edición de Ángel Mecánico. La traducción no es la traducción oficial de este extra.

Magnus Bane yacía sobre el suelo de su apartamento en Brooklyn, mirando al cielo desnudo

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Magnus Bane yacía sobre el suelo de su apartamento en Brooklyn, mirando al cielo desnudo. El piso estaba un poco pegajoso, como los estaba casi todo en el apartamento. Vino de hadas derramado mezclado con sangre en el suelo, corriendo en riachuelos a lo largo de las desagradables alfombras. El bar, que había sido una puerta colocada a través de dos latas de basura metálicas abolladas, había sido demolido en algún punto de la noche durante una vívida lucha entre un vampiro y Bat, uno de los hombres lobos de la manada del centro. Magnus se sentía satisfecho. No era una buena fiesta a menos que algo resultase roto.

Pasos suaves y acolchados pasaron por el piso hacia él y luego algo se aferró a su pecho; algo pequeño, suave y pesado. Él miró hacia arriba y se encontró a si mismo mirando a un par de ojos verdes dorados que encajaban con los suyos propios. Presidente Miau.

Acarició a su gato, quien pasó sus garras felizmente en la camiseta de Magnus. Unas pocas serpentinas cayeron del techo y aterrizaron sobre ambos, causando que Presidente Miau saltara a un lado.

Con un gruñido, Magnus se levantó. Usualmente se sentía así luego de una fiesta-cansado pero muy herido para dormir-. Su mente estaba zumbando por los eventos de la noche, pero como un CD rayado, seguía volviendo al mismo punto y se mantenía allí, enviando sus recuerdos en un remolino.

Esos niños cazadores de sombras. Él no había estado sorprendido de que Amberleigh lo hubiera rastreado finalmente, él sabía que el recurso provisional del hechizo de memoria de Henry no duraría para siempre. Él se lo había dicho, pero Henry había estado determinado a proteger a la niña tanto como pudiera. Ahora que la había conocido, consciente y alerta, él se preguntaba si ella realmente necesitaba toda esa protección. Ella era feroz, impulsiva y valiente, y suertuda como su padre.

Eso era si creías en la suerte. Pero algo debía haberla llevado hasta los cazadores de sombras del Instituto, posiblemente los únicos que podrían protegerla de Valentine. Era una pena que Robert y Maryse se hubieran ido. Él había lidiado con Maryse más de una vez, pero habían pasado años desde que viera a la generación más joven.

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