1

10 0 0
                                    

Narra Tulipán.

Me levanté del sofá mullido que tiene mi abuela en su polvorienta casa, mi familia estaba reunida en la parte de afuera y no tenia ganas de estar con ellos. Siendo honesta, nunca quiero estar con ellos.

Cuando empiezan a atacar todo en lo que creo, es díficil querer estar ahí.

Subí las escaleras y fui al cuarto de huéspedes de mi abuela y me recosté en su pequeña cama mientras buscaba una canción en mi celular que relajara mis pocos sentidos. Estaba demasiado aburrida, demasiado desanimada. Demasiado sola.

Magic Shop~ Bangtan Sonyeondan.~

Susurraba la letra mientras mantenía el ritmo con las palmas de mis manos, imaginando que tocaba mi batería.

Si, tocaba la batería. Me encantaba.

La psicóloga Marey  dice que me ayuda a canalizar mi personalidad extremadamente violenta e impulsiva.

Sufro de ataques de irá, cuando me siento estrésada o atacada, no puedo controlarme. La batería me ayudaba a desahogar lo que no podía a través de mis puños. Podría decir que la música es parte de mi medicina. Después del Aderal.

Bendita sea la droga ¿Eh?.

Por eso vivía con audífonos puestos, era mejor que estar escuchando a las personas que siempre estaban a mi alrededor. Solo decían cosas hirientes y despectivas, solo odio mostraban. No necesitaba eso en mi vida. No más de lo que ya tenía.

"Tulipan  dice mamá que bajes a comer" volteo mi rostro y observo a mi hermana menor. Se llama Amelia, tiene once años y es la única persona que de verdad me agrada en toda mi familia, más allá de las peleas es la hermana más leal y amorosa del mundo. Le amo demasiado.

Aunque nunca se lo diga.

"¿No puedo fingir dolor de cabeza? " me queje. Odiaba comer con mi familia. Era muy incómodo pues entre todos sacaban a relucir mis defectos infinitos y como hacer para mejorarlos. Me hería.

"No está vez Tuli, solo ven" Me observa con sus ojos cafés y pestañas largas. Mi hermana es todo lo contrario a mi. Ella saco la belleza de mi madre, su figura y porte. Yo solo soy una masa deforme a su lado, no me parezco a mi madre, siendo honesta soy fea. No lo digo en el sentido de que me siento así, pero en realidad soy hermosa, de verdad soy fea. No me molesta en lo absoluto, me acostumbre.

Soy demaisado comun. Mi cabello es una maraña negra y corta. Mi estatura es muy baja y mi cara demasiado redonda. Mis ojos son casi negros, demasiado comunes. Mi voz es pastosa y mi nariz perfilada. Repito, soy fea. La belleza no es mi fuerte.

Pero me canse de lamentarme por no ser bonita, decidí ser inteligente. Mi cabeza siempre esta en un libro. Es interesante lo mucho que puedes herir diciendo las palabras correctas.

"No quiero Amelia" susurre. Ella se acercó a mi. Tomó mi mano y la acarició. Nunca entendí porque no es la típica creída niña mimada, tiene todo el derecho de hacerlo y aun así su corazón es tan grande. Ella es la mejor.

"Todo lo que digan es mentira, eres perfecta así como estas" mis ojos empezaron a picar. Sentía un nudo en mi garganta. Ella conocía todas mis debilidades y angustias, sabía y cónocia a cada uno de mis demonios, con todo y eso los amaba.

"Sólo quiero dejar de existir" la depresión era un efecto  colateral de mis medicamento y mi condición. Algunas veces me daban bajones demasiado fuertes y no salía de mi habitación  en días. La única que me llevaba comida y agua era Amelia. En mi familia creían que todo era fingido. Pero Amelia ha dormido conmigo y ella ha estado cuando los gritos me despiertan de una pesadilla. 

Tulipán 🌷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora