¡Tierra tragame!

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no es como si no tuvieran un punto pero…— cerró los ojos mientras analizaba lo antes dicho por sus compañeros de clase —¿¡Cómo voy a acercarme a él!?

El día de hoy estaba en la cafetería, había pasado solo toda la mañana por decisión propia (aunque le costó bastante pedir un rato a solas, y con esto me refiero a Valt).

Pensaba en cómo se acercaría a Rantaro; eso debería ser algo bueno, lo malo era que simplemente no llegaba a nada y dudaba de lograr hablar con él sin tener que llamarlo de todo menos santo.

Era difícil, no lograría nada, era la cruel realidad. Además de que si intentaba acercarse a él sería, claro, muy sospechoso ¿No?

Debido a su relación actual.

Dos niños de más o menos cinco años de edad discutían por la última paleta de chocolate que sostenía un heladero en la mano, este estaba mirando con una sonrisa divertida a ambos chicos.

Era demasiado gracioso, como si estuviera en un show o viendo alguna película de humor.

¡Yo la ví pimedo, Kiyama!—habló el ojí azul reclamando el dulce como suyo.

¡Ni lo sueñes wakiya!—contestó el mayor de ambos enseñando la lengua.

¡Te voy a demandad si no me la das!— amenazó el pequeño Wakiya, más que al vendedor; al chico que tenía la frente.

En ese momento el hombre no aguanto más las risas, dejando salir una estruendosa carcajada, al igual que al helado caer, logrando sólo asustar a los dos niños y los haciéndolos correr, olvidando el motivo principal del problema; la paleta.

Suspiro pesado al recordar aquello, era increíble y quizá exagerado pero cierto.

¡¡Llevamos una relación de odio correspondido por tanto tiempo que sería increíblemente sospechoso que uno de los dos quisiera arreglar las cosas de la noche a la mañana!!— se quejó mentalmente, pensar en eso le hacia ponerse increíblemente frustrado —aunque, si no lo hago…— miró de tras de él, al culpable que casi le explote el cerebro en esos momentos.

Rantaro estaba sentado junto a Valt y ambos hablaban de quien sabe que, pero reían como si se divirtieran de verdad y disfrutarán de estar juntos. Si no mal recordaba ambos se habían conocido apenas el año pasado por una de las tantas caídas de las que Valt era participe y protagonista, aún muy apresar de eso ¡Míralos ahora! Hablando cómodamente que parecía que se conocían desde hace siglos.

Wakiya sintió un poco de envidia en ese momento, ¡No qué va!, mucha; deseaba estar en lugar de aquel niño. De pensar eso no paró de mirarlos fijamente tanto así que no pasó mucho para que ambos sintieran la pesada aura que los vigilaba a la distancia.

Wakiya y los otros dos cruzaron miradas, aunque realmente la que más le importo fue la de Rantaro. La que sostuvo unos segundos que para cuándo Wakiya se dió cuenta ya era tarde, no tuvo de otra más que voltear al frente nuevamente y continuar comiendo su almuerzo de manera nerviosa.

"¡Por Dios! ¡No! ¡Tenía que ser tan idiota!" Terminó lo más rápido que pudo su desayuno y salió de ahí, de paso regresando los utensilios sucios. No quería lidiar por más tiempo con las interrogantes miradas de sus compañeros o la burlona que Valt le regalaba.

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Fecha de publicación: 18/10/19
Primera edición: 6/07/20

𝐔𝐧𝐥𝐞𝐬𝐬 [Rankiya/AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora