02 capitulo 3

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Capitulo 3

  Cuándo pasó la primera semana y alguien llamó a su puerta, jamás se imagino que Himchan llamaría a su puerta de nuevo. Allí estaba él, más radiante que el primer día que pisó ese apartamento. Pero había cambiado, ahora llevaba el pelo negro y de punta, mostrando todo su perfecto rostro. Judith lo miró con los ojos encendidos en furia. ¿Cómo se atrevía a volver a aparecer en su casa? Pero cuando ella iba a reprocharle Himchan la detuvo.

-Ya sé lo que vas a decirme.- Y sin permiso alguno entró a la casa siendo perseguida por ella. Se sentó en el sofá y dejó su mochila a su lado.-Te dije que no me iría hasta que terminara mi contrato y he cumplido. He vuelto. Pero no vengo a presionarte- continuó sacando una carpeta de su mochila.- hoy vengo a estudiar.

-¿A estudiar?- dijo ella alzando una ceja.

-Sí, dentro de dos días tengo un examen importante y en mi casa hay mucho ruido.

-¿Y qué te hace pensar que aquí estarás en silencio?

  Himchan miró a todos lados.

-¿No vives sola?

  Ella torció el morro y se cruzó de brazos mientras de una de las habitaciones salía un niño de 14 años.

-Hermana ¿Quién ha venido?- dijo acercándose a Judith y mirando al desconocido.

-Una mosca cojonera- dijo dándose la vuelta y dirigiéndose a la cocina.

  El niño lo miró y Himchan le sonrió.

-Hola, ¿eres el hermanito de Judith?

-Sí, me llamo Jongup. Hyung ¿Quién eres tú?

-Soy Himchan, el novio de tu Noona.

  Judith que estaba en la cocina fregando los platos se quedó pasmada. Se dio la vuelta y lo fulminó con la mirada, pero al ver el rostro de felicidad en su hermano pequeño se negó a reprocharle algo. A fin de cuentas para un  niño de catorce años el vivir con su hermana mayor no era muy divertido. Y el pequeño siempre había querido tener a un chico al cual poder llamar hermano. El pequeño Jongup se sentó al lado de Himchan y en silencio observó lo que hacía pero como no entendía lo que estaba haciendo se encendió la tele y la puso flojita. Al rato se acercó Judith  con algo de beber y se sentó a su lado.

-Eres un fresco ¿sabes?-dijo ofreciéndole té helado.

-Solo cumplo con mi trabajo.- dijo dándole un sorbo y mirando la tele de reojo.- ¿te importa si me meto a tu cuarto? La tele me entretiene.

-Claro, -dijo ella- ya conoces el camino.

  Himchan le sonrió y se acercó a susurrarle:

-¿Te fías de dejarme solo?

  Ella lo miró de reojo.

-¿Porqué no debería? No hay nada que no hayas visto ya.

  Himchan sonrió ante la confianza que tenía Judith, no parecía la misma que conoció aquella noche. Se levantó y se metió al cuarto de la chica. Estaba igual de ordenado que aquella noche. Se sentó en la cama de color rosa y volvió a concentrarse en los apuntes. El examen no era demasiado complicado, pero aun le faltaban los temas más importantes por estudiar y en casa era imposible. Apagó el móvil para que ninguna clienta lo interrumpiera. Incluso lo había hablado con el jefe y le había dicho que no había problema. Además aun tenía que terminar su contrato con Judith.

  De verdad no sabía lo que tenía esa chica pero de verdad le daba morbo.

  Al rato entró el pequeño Jongup, cerrando la puerta tras él y se acercó corriendo.

-Hyung no hagas ruido- susurró- acaba de llegar mama.

  Himchan miró la puerta con curiosidad, ¿cómo sería la mujer que tanto parecía odiar Judith? Cogió sus cosas y las guardo bajo la cama, acto seguido entró Judith con sus zapatos y se los dio indicándole que él también se escondiera. Eso hizo. Judith se sentó sobre la cama con una revista de moda y Jongup se fue al comedor a ver la tele, disimulando.

  Entró la madre, alta, pelirroja igual que su hija y muy bien vestida:

-Estoy en casa- dijo sin mucho interés. Se descalzó y dejó las compras en su habitación. Miró a su hijo mostrándole una sonrisa la cual fue respondida por el pequeño con mucha ilusión. Pero acto seguido pasó la mirada por el resto de la casa, comprobando que estaba todo en orden. Judith se asomó por la puerta y la vio, tan ausente como siempre.

-Que sorpresa verte mamá.

-¿Porqué está tu hermano solo?-dijo su madre sin mirarla.

-Estoy estudiando.

  Su madre pareció interesarse más por eso y se metió en la habitación con ella. Himchan pudo ver sus pasos firmes y decididos.

-Me han dicho que hace una semana vieron a un chico rubio entrando al edificio.

-¿Y vienes solo por eso? Aquí no ha venido nadie y lo sabes, es que ni siquiera traigo a mis amigas.

 -¡Y no hace falta que vengan! Ya tienes suficiente con verlas en el instituto.

 -No sé de qué tienes miedo mamá. Ni que ocultaras algo.

 -Te oculto a ti querida mía. Primero serán tus amigas y luego querrán traer a sus novios. ¿Y luego qué?-Himchan notó como hacía una pausa tal vez esperando una respuesta que su hija no le dio- Eres demasiado valiosa para cualquier chico de ese instituto al que acudes. Sigo sin entender porqué tu padre no te metió a ese internado católico de chicas.

 -¡¿Otra jaula mamá?!- gritó, y Himchan pudo notar su voz ahogada- ¿No tienes suficiente con tenerme aquí?

 -No me alces la voz. Si fueres a ese internado las monjas ye habrían enseñado a ser una buena dama y esposa.

 -¿Y ser una esclava de un hombre? Escúchame mamá, jamás y repito ¡Jamás seré una sumisa! ¡Antes muerta que ser la puta de mí marido!

 Himchan oyó un ruido que hizo que hizo que se le helara la sangre. ¿Le había pegado? ¿A su hija? Ahora lo entendía todo.

   -Será mejor que me vaya.-dijo su madre con voz tajante- La próxima vez que venga a verte te traeré noticias de tu compromiso.

  Los pasos se fueron alejando y luego el sonido de la puerta de la entrada. Acto seguido, incluso antes de que a él le diera tiempo de salir de su escondite, el diminuto cuerpo de JongUp apareció para abrazar a su hermana, que estaba indefensa con la mirada perdida.

  -Noona no le hagas caso, tú ya tienes a Himchan-hyung.

  Himchan se hizo paso y le dio una señal al pequeño para que se fuera. Y eso hizo el pequeño. Himchan la observó, y vio como se secaba las lágrimas. Le acarició las mejillas con delicadeza hasta que le alzó el rostro y se miraron a los ojos, el rostro de Himchan palideció al ver esos ojos llorosos y esa mejilla roja por el golpe. La abrazó con ternura y la dejó que llorara contra su pecho. La verdad era que esa era la primera vez que se implicaba tanto en un trabajo. Lo del contrato era una mentira, en realidad si quería podía pedir una sustitución o denegarlo, pero desde que la había conocido se sentía ansioso por hacerla feliz.

-Judith… ¿estás mejor?

Ella asintió y se secó las lágrimas en la camisa del chico.

-Muchas gracias…

-No es nada, es mi  deber como tú “novio”.

Ella comenzó a reír. La verdad es que estar al lado de Himchan era como estar con un novio de verdad. Judith se puso de puntillas hasta que con delicadeza posó un dulce beso sobre los labios del “robot” que quedó petrificado, pero le devolvió el beso.

Robot HumanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora