U N O

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Su garganta ardía, estaba completamente seca, sus labios eran como un árido desierto, y todo su cuerpo se estremeció.

Sostenía la cámara con tanto profesionalismo, pero realmente en esos momentos no sabía que hacer.

Quería dejarla de lado, tirarla al suelo  y tomar para sí lo que sus ojos tenían enfrente, deseaba hacerlo.

-¿Realmente estás tomando fotos cariño?

Su delgada voz hizo que se sobresaltara ligeramente.

-No me provoques.

De nuevo su voz hizo eco, pero con una ligera risa.

-¿Trabajo es trabajo no es así amor?

TERZA - EMILIACO (OS)/EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora