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"Hola amor.
Sé que debería tomar el que no contestes como una señal de que ya no debo escribirte. Dios, sé que debo dejar de escribirte.

No puedo.

Soy cruel.
Porque decidí ésto. Decidí ésto por los dos y, aún así, soy yo el que no ha podido cortar los lazos, como claramente tú ya lo has hecho.

Mas, siento la necesidad de hablarte sobre ésto. Siento la necesidad de recordarte que eres tú a quién mi alma sigue atada.
He tratado de evitarlo a toda costa, he tratado de alejar su cuerpo del mío. Pues, no es el cuerpo que deseo.

Pero... Soy su esposo y debo cumplir mi rol...

No quiero decir que sentí repulsion, porque su cuerpo es de envidiar por muchas mujeres, pero no es tu cuerpo.

Deslicé mis manos por sus curvas, toqué su piel, rocé cada extremo, de arriba a abajo, pero no lo sentí mío.

Porque no es mío, porque no encaja conmigo.

Porque no lo quiero...

<¿De qué estoy hablando?> Te preguntarás.
Estoy hablando de lo ahogado que me siento a su lado, y ella ya lo sabe.
Lo sabe, porque mi cuerpo no reaccionó al suyo.

Me alejó y lloró.
Me odió.

Me pregunté cómo era posible.
Hice ésto para que ella no te dañara.
Hice ésto para no dañarte, para que no suframos.
¿Por qué entonces nos sentimos infelices? ¿Por qué entonces los tres sufrimos? ¿Por qué entonces lloramos?

Porque lloras, ¿no es así?

Te extraño.
Extraño tu cuerpo, tus curvas, tu piel.
Extraño cómo mi cuerpo reaccionaba a cada acción tuya.
Extraño cómo tu cuerpo reaccionaba a cada acción mía.
Porque tu cuerpo y el mío sí encajaban. Te amoldabas a mí como yo me amoldaba ti.
Te extraño.

¿Contestarás algún día? "

X.
2/2/1931

Taehyung había llevado las cartas faltantes a la cama, luego de una ducha y un baño. Estaba dispuesto a leerlas todas y contestarlas todas.

Sí, por más tonto que sonara, sentía que debía.

¿A dónde las enviaría? Preguntarán.

Taehyung había revisado la dirección del remitente, todas daban a una locación vieja de ahí, Daegu.

Lo que él aún no había averiguado, era si las cartas que escribiría, llegarían a esa dirección o serían devueltas al no tener destino claro.

— Es tonto, lo sé. —habló para sí mismo, como siempre hacía. — Pero te prometo que contestaré todas tus cartas... ¿J-Jungkook? —pronunció dudativo. Mas ese nombre supo tan dulce en su boca, tan familiar, que pensó que en cualquier momento volvería a llorar.

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