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Mirando sobre su hombro cada pocos segundos, JiMin camino hacia la casa abandonada a unos metros de él, aunque todo el sigilo del mundo no serviría para cubrir el olor ligeramente dulzón que dejaba a su paso. Hace tres días que su celo había terminado y todavía olía un poco, por lo que debía tener más cuidado que nunca.

La casa parecía a punto de caer en pedazos, así que con un preciso empujón a la puerta, esta cedió.

Él de inmediato entro, trabando la puerta una vez más y comenzó a ver a su alrededor, buscando algún peligro inmediato, pero sólo se encontró con tierra, escombros y humedad por todas partes, aunque bien se podría acomodar para pasar uno o dos días ahí, después de todo había estado en lugar peores en un intento por esconder su aroma.

Exploró el lugar encontrando una habitación al fondo por la cual podría escapar si llegaban los problemas, sus paredes estaban casi en su totalidad derribadas y daba justo al bosque. Había un colchón viejo, también, en otra habitación, lleno de manchas de tierra, humedad y un par de resortes a la vista, pero realmente no podía pedir más, él había llegado a dormir en el piso.

Después de recorrer una vez más el lugar y mover el colchón para no quedar tan expuesto, suspiro con cansancio y se dejó caer en el mugriento colchón sin importarle ensuciarse aún más, de todos modos su ropa ya era un caso perdido, la tenía desde que empezó a huir, había partes duras por el sudor y manchas por todas partes, sus botas ya le habían sacado ampollas (en repetidas ocasiones había preferido ir descalzo, pero le preocupaba conseguir alguna infección, por lo que se las volvía a poner, a pesar de lo doloroso e incómodo que se volvía) y con el paso de los días había terminado deshaciéndose de su estorboso abrigo favorito. Gimoteo al pensar en que más que un abrigo había terminado deshaciéndose de su vida.

Desconsolado se acurrucó en la cama.

En parte, todo esto era su culpa, no había sido cuidadoso, se había confiado demasiado, pero había pasado casi veintitrés años pasando desapercibido, no creyó que nada pasaría.

Sus padres, betas, le habían advertido desde pequeño a lo que se tendría que atener al ser omega. Así que desde chico tuvo cuidados especiales, por decirlo de alguna manera, trataba de cubrir y esconder sus rasgos, su olor, parecer feo, porque él era hermoso, por supuesto, pero él deseaba ser feo, así nadie lo querría, pero ningún omega era feo (joder con los omegas).

Siempre vistió cosas holgadas, que cubrían sus curvas, se maquillaba para mostrar una cara llena de imperfecciones, tomaba supresores para ocultar su olor, él hacia todo por verse mal, a pesar de que en su trabajo hablaran a sus espaldas, criticándolo, no le importaba, hasta que se cansó de no vestir la ropa que realmente le gustaba y realmente ¿Qué tanto importaba la ropa? Si, ahora mostraría sus curvas, pero realmente no importaba, si nadie le prestó atención antes, no lo harían entonces sólo por unas ropas bonitas. Cambio todos sus pantalones flojos por ajustados y descubrió que esos pantalones no combinaban con sus horribles playeras, así que las cambio por unas que le gustarán. Ahora los alfas sí que lo notaban por su cuerpo, pero...

— ¿Ya viste su cara?

— ¿Por qué es tan feo? Creí que no había omegas feos.

—Bueno, al parecer es cierto eso que dicen de que cada regla tiene su excepción.

Y con eso los alfas se retiraban. No morderían a un omega feo (¡Dios los libre!).

Entonces también arreglo su cabello, y realmente era increíble lo que el acondicionador podía hacer. Sus suaves rizos ahora estaban bien formados y su cabello más brillante. Le gusto y pensó que si su rostro seguía viéndose feo con el maquillaje a nadie le importaría ni su cuerpo ni su cabello.

Y dicho y hecho, era hermoso, pero solo con ver su rostro ahuyentaba a los alfas.

Pero él estaba cansado de perder tiempo y dinero por el maquillaje, así que, al carajo, de todos modos nadie me va a mirar si no tengo olor gracias a los supresores.

Dos semanas le duro el gusto, porque entonces paso a un lado de JungKook camino al trabajo, JiMin ni siquiera le había dirigido una mirada, más ocupado mirando el mensaje que Eunha le había mandado, pero JungKook lo había detenido tomándolo del brazo y JiMin se paniqueo, pero...

— ¿Se le ofrece algo?— dijo con el ceño fruncido y soltando su brazo con un jalón.

JungKook lo miro con una ceja alzada, de arriba a abajo sonriendo.

—Tú eres m- —y antes de que pudiera terminar JiMin ya estaba corriendo (¡Vamonos a la verga wey!).

No regreso a su departamento, ni fue a su trabajo, y aunque se moría de ganar, tampoco fue con su familia, sino que alejó, corrió hasta donde sus pies aguantaran y a donde cincuenta y tres wons lo llevaran.

Llamo a sus padres cuando se permitió detenerse y les contó su situación, su madre lloro, a su inquebrantable padre se le quebró la voz y "—Nos olvidarás." dijo Eunha con la voz entrecortada.

Esa fue la última vez que hablo con ellos, hace tres meses y desde entonces está huyendo.

Porque no quiere perderse.

Porque para él, que lo mordieran era lo peor que le podría pasar.

Su hermana era beta ¿Por qué él no pudo serlo también?

Alfa Innecesario 알파 "Kookmin" ⌈Omegaverse⌋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora