Gabriel tiene la manía de caminar en paredes y techos desde pequeño, y al día de hoy le encanta hacerlo porque puede entrar a habitaciones y lugares privados por los ventanales, algo que usa para espiar a otros solo por aburrimiento; muchas veces nisiquiera notan que él está ahí porque nadie suele mirar al techo sin razón.
Hacer esto le ha hecho enterarse de algunas cosas.