Capítulo II: Maletas

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-Adelante.

Giró el pomo de la puerta y el muchacho entró en la habitación. Su belleza me tomó desprevenida. Su cabello es ligeramente ondulado, con el flequillo peinado hacia arriba y luego hacia la derecha, de un castaño muy claro, podría llegar  ser un amarillo tostado. Sus ojos, son realmente hermosos, verdes por el borde y marrones al rededor de la pupila, éstos acompañados de unas largas y rizadas pestañas. Su piel blanca hacía lucir una que otra vena. Su manera de pararse lo muestra tan seguro de si mismo que llega a intimidarme y hace que me ponga nerviosa.

-Hola Elizabeth ¿còmo te sientes?

OH DIOS MÍO, ¡¡SEÑOR GUAPO SABE MI NOMBRE!! Aunque tal vez se lo dijo Arianna... tierra llamando a Elizabeth ¡contéstale al muchacho que lo tienes ahí parado esperando!  Dijo la voz de mi cabeza.

-Bien, a decir verdad. Veo que sabes mi nombre.

Sr. Guapo sonrió de medio lado y dió unos cuantos pasos hacia la camilla en la que estoy acostada. ¡Camina estupendo! En el sentido de que no muestra rasgos de ser un megalómano, ¡¡Sr. Guapo usted es el hombre para mí!!

-¡Por supuesto! ¿cómo no saber el nombre de la chica que quiso atravesar una puerta? -soltó una leve risa (a mí no me dió risa)- mucho gusto, Christofher.

-Mucho gusto, Elizabeth, aunque ya sabes mi nombre -tragué saliva. A pesar de la seguridad que quería demostrar me pone nerviosa hasta la médula- Me contaron que te reíste de mí mientras que estaba desmayada -me acomodé en la camilla, lo cual no fue muy favorable ya que ésta soltó unos chirridos espantosos que hicieron que me pusiera más nerviosa.

-Lo hice, te veías muy adorable -respondió para acto seguido mirarme directamente a los ojos, comprobé que sus ojos si eran como los había descrito. En este momento, si yo fuera blanca en vez de morena estaría roja hasta el punto de parecer un tomate. Me limité a bajar la mirada y sonreir de medio lado.

-Gracias -le dije- por traerme hasta aquí. -Lo miré directamente a los ojos y el me correspondió la mirada, sentí que mi cuerpo ardía. Titubié un poco antes de decir- Espero que no te haya costado traerme hasta aquí -hice una mueca y aparté la mirada para ver por la ventana que daba hacia el exterior del edificio, noté la verde grama que cubría los alrededores del colegio.

-No hay problema, tomarte entre mis brazos ha sido todo un privilegio -dijo eso para acto seguido sonreir. Dios, que hermosa sonrisa.. ESPERA ¿¡acaba de decir que le gustó cargarme para traerme hasta acá?! Yo como que me voy a morir. ¿Está coqueteando conmigo? No, no puede ser, un chico tan hermoso no se fijaría en mí y no debo ilusionarme, tal vez en Arianna si se fijaría, ella es más de su tipo. Aunque claro, Arianna es el tipo de todos los muchachos.

-Gracias -y le dediqué una sonrisa- puedes llamarme Eli, todos lo hacen.

Él sonrió.

-Elizabeth es un nombre muy hermoso como para sustituirlo con un apodo -Mis piernas temblaron y todo ¿cómo sabe exactamente qué decir? Y que magnífica voz tiene, grave y calmada ¡este chico me encanta definitivamente! ¿qué pasó con lo de no ilusionarse? Dijo una voz en mi cabeza. Maldición, siempre me ilusiono así de rápido-. Ha sido un placer conocerte Elizabeth pero ya me tengo que ir, estaría muy mal que deje que mi novia pase más tiempo sola mientras que me espera en la cafetería.

¡¿NOVIA?! ¿EN SERIO ACABA DE DECIR NOVIA? Te dije que no te ilusionaras...

-Oh... está bien. Gracias por todo Christofher, te debo una.

Sonrió y me guiñó el ojo (justo cuando pensé que no podía ser más sexy) dió media vuelta y se fue. Solté un suspiro ¡tremendo héroe el que me tocó! Muy atractivo, con sentido del humor, cortés, alto, perfecta voz, seguro de si mismo, no es egocéntrico, hace comentarios que me hacen temblar y con novia incluída ¡¡hurra!!

Abrieron la puerta de la enfermería y pensé que sería Christofher que vendría a decirme "Oye Elizabeth era una broma no tengo novia ¿quieres ir a la cafetería?"

Pero no.

Entró la enfermera cargando una bolsa marrón con lo que supongo es su desayuno, la colocó en su escritorio y se acercó a mí.

-Veo que la bella durmiente despertó -dijo- Te voy a dar una pastilla para el dolor de cabeza, no necesitas más nada.

Fue hacia el estante y sacó la pastilla, luego sirvió un vaso con agua y me entregó ambas cosas. Me tomé la pastilla junto con el agua y le devolví el vaso.

-Gracias -le dije. Me paré de la camilla justo cuando Arianna irrumpía en la habitación y decía a toda voz.

-¡Vamos a la cafetería! ¿O es que piensas quedarte todo el condenado día aquí mujer?

El resto del día transcurrió (para mi desgracia) muy lentamente. Asistí a todas mis clases restantes y no presté la mínima atención en ninguna ¿quién presta atención el último día de clases? Luego de las clases mi madre pasó por mí y por Arianna, para luego dirigirnos a mi casa. Almorzamos con mi primo que está de visita (Arianna tuvo un ataque de risas nerviosas y mi primo Nathan no dejaba de verla), al terminar entró mi madre en el comedor y se sentó en la mesa junto con nosotros, después de colgar una llamada en su teléfono y mirarnos a los 3 dijo.

-Eli, como ya sabes, tu primo Nathan se regresa mañana a su casa y acabo de colgar con mi jefe y me dice que tengo que ir a Nueva York a supervisar la empresa -sonó su teléfono e hizo una pausa para revisar el mensaje-.

-Entiendo madre, ¿cuánto tiempo? y ¿qué día te irías?

-Mañana, 2 semanas.

-Woao ¿puedo quedarme en casa de Arianna? -dije con una sonrisa en mi rostro.

-De hecho... -comenzó Arianna- Te iba a preguntar si me podía quedar aquí hasta la próxima semana. Mis padres van a viajar a España a visitar a un tío que yo no conozco que está enfermo, el hecho es que no voy porque mi pasaporte está vencido..

-Y para suerte de ambas -interrumpió mi madre- ya tu padre Eli me había dicho que quería que fueras a visitarlo, por lo que mañana te vas con tu primo y te quedas en la finca de tu padre, ahora mismo voy a llamarlo para que pase por ustedes 3 mañana. Arianna, si quieres y tus padres te dan permiso, puedes ir con Eli y Nathan.

Oh genial, la casa de mi padre, todo lo que me espera es una muerte a causa de lo aburrida que voy a estar allá. Aunque, tal vez con Arianna no sea tan aburrido.  Mi madre se levantó de su asiento murmurando un permiso mientras que se colocaba el teléfono en su oreja. Arianna y yo nos miramos las caras, le pasé su teléfono y ella instantáneamente comenzó a marcar el número de su madre, murmuró un permiso al igual que mi madre y se levantó de su silla.

Suspiré, ¿me depararía algo interesante en este pequeño viaje de vacaciones?

No lo creo.

¿Vienes conmigo o no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora