Era la segunda vez que me encontraba en el departamento de Crowley y claro, cómo no, debí verlo venir. Lo conocía perfectamente para esperar que quisiera sacarle lustre a su habitación, en especial a su cama, muy pero muy especialmente a su cama. Pero todo esto dio vueltas en mi cabeza a la mañana siguiente, cuando por alguna razón estaba abrazado a él y en algún momento de la noche me había cubierto la piel desnuda con sus alas negras. Así que vayamos varias horas más atrás.
-Te digo que no vengas formal y es lo primero que haces -dijo Crowley
Bajé la mirada y me quedé plantado en la puerta. Aún y estando tantos milenios juntos, siempre me era difícil darle un beso, aunque fuese en la mejilla.
-Solo bromeo -dijo en voz baja- te ves muy bien, angel -tomó uno de mis rizos rubios y me plantó un beso detrás de la oreja. Eso bastó para estremecerme y empujarlo mientras entraba a su departamento.
Oí su risa burlona mientras cerraba la puerta.
-¿Trajiste algo de comer?, ¿beber?
-Claro que traje algo, yo mejor que nadie sé escoger un buen vino tinto.
Saqué una botella y la dejé sobre la mesa del comedor. Crowley me la arrebató y soltó un silbido.
-Vaya, un Ribera del Duero...
-Del 2005, procesado en Castilla y León.
-¿Vega Sicilia? -sonrió ampliamente.
-Ese mismo, una de las mejores cosechas si me preguntas.
-Me siento tan mal de que vayamos a desperdiciar esta hermosura esta noche.
-¿Desperdiciar? -dije ofendido- pero si es lo mejor que pude...
-Oh, no me refiero a eso.
Caminó hasta la cocina y lo seguí pisándole los talones. Guardó el vino en un gabinete y se dirigió al refrigerador.
-Empecemos con algo ligero, ¿te parece? -sacó dos botellas de distinto color.
-¿Vino rosado y blanco? -hice una mueca- no son...¿algo alejados de tus gustos?
Puso los ojos en blanco e hizo aparecer dos copas sobre la mesa.
-Da igual, beber es beber.
***
Estábamos sentados en la sala, donde la televisión y el enorme equipo de sonido se encontraban mezclados con un montón de vinilos y una tornamesa.
No recordaba de que nos estábamos riendo, pero me dejé caer en el brazo del sofá.
-¡No!, eso no fue en Pompeya -me reí.
-¡Que si, que si!, ¿o ya no recuerdas que casi te calcinas la mano?
Me reí y escupí un poco de vino tinto barato que ya llevábamos rato bebiendo.
-¿Que mierda fue eso? -soltó Crowley una carcajada.
-¡Oh, Dios! soy tan cruel... -no podía parar de reír- dime que recuerdas a esos pobres que se quedaron pausados en pleno acto cuando explotó el volcán.
Nuestras carcajadas retumbaron por todo el lugar.
-¡Mierda y se supone que eres el bueno de los dos!
-¡Pero es que los tienen expuestos en el museo!
Luego de unos minutos tratando de calmar las risas nos quedamos en silencio.
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Todo o nada
FanfictionAziraphale y Crowley hacen una apuesta estando borrachos. El primero que caiga ante los encantos del otro pierde y el castigo está lejos de ser aburrido