Al despertar, lo primero que vi fue al lobo blanco halando un gran árbol mientras la Srta. Hermosa dirigía al lobo de Gunther.
Pregunte donde estábamos pero no me respondieron porque no lo dije en su complicado idioma.
De inmediato el lobo se convirtió en Gunther y me dijo:
-Pequeña, ella es la princesa de Ireferb. Ella te va a enseñar algunas de las costumbres y la entonación- me dijo Gunther mientras señalaba a la chica hermosa.
Con razón era tan hermosa y delicada, ¡era una princesa! me quede mirándola detalladamente mirando cual sería la tela de su verde vestido.
Luego se dirigió a mí la princesa intentando darme una información en mi idioma:
-estamos en Piritserb- dijo con mucha dificultad pero se resolvió diciéndole a Gunther que le tradujera.
-ella dice que hay que pasar este gran laberinto,-me tradujo Gunther -este cuida de Piritserb, pero hay un problema; nos perderemos, los únicos que pueden pasar son los monjes y los nacidos ahí -dijo después y se rascó la cabeza.
Nos perdíamos en los pasadizos del gigantesco laberinto, pero después de analizar un poco pude darme cuenta por donde pasar y por donde no pasar.
-tal vez...-susurró Gunther- sea suerte de humana- luego se rio un poco.
Al estar bien acomodados la princesa de Ireferb, me empezó a enseñar el idioma y a la vez la geografía del lugar, me sorprendí mucho, casi parecía un dejavú como si ya lo hubiera conocido, tal vez lo dibujé abstractamente durante clases. Pero cuando me mostro el Gran Árbol sentí algo en el pecho. Gunther se acercó y dijo que el árbol tiene frutos y al caer uno de sus frutos se encuentran bestias y futuros Anexerb.