• Drinking •

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Apenas habían llegado a la fiesta y Morty ya era el centro de atención, todos lo miraban con algo parecido al asombro, y a la vez coquetería, se sentía extraño, fragmento de su traumático asunto sobre el baile donde accidentalmente propagó un vírus que hizo que todos lo amaran, después de eso jamás se llegó a sentir tan seguro como antes sobre si las personas le veían bien o mal, no quería que le vieran, prefería que lo ignorasen. -Ven Morty, vamos a sentarnos.- Expresó Jessica tomando del brazo al castaño, como haya querido sentir eso a los 13 ahora sólo lo único que sentía era empatía, cariño por aquella chica, que probablemente haya cambiado de parecer viéndolo nuevamente. Y es que sí, había pasado bastante tiempo, pues el Smith al tener 15 tuvo que decidir entre preparatorias, seguía con la idea de estudiar, después de todo los asuntos de meterse con Rick en cada aventura daban frutos, no aprendía tanto de aquellos viajes, pero el mayor hacía lo posible por subirle las notas para que así sus padres no se molestaran, y ahí iba otra vez pensando en Rick, ya era una mala y jodida costumbre desde que aquel viejo ya no aparecía, no tenía ni la más mínima idea de que hacer para sacarlo de su cabeza, pues era malditamente inevitable no pensar en él por cada cosa, por cada respirar, era un Rick más que recordaba.

Al estar sentado en la barra a un lado de su ex crush, pidió una margarita, algo ligero de mientras, tenía ganas de hundir todas sus mierdas en alcohol por hoy, pero no quería ser tan exagerado, y ahí iba Rick nuevamente, recordando su repugnante adicción al alcohol.

Pasaron las horas y el chico conversaba con Jessica, cosas tan vanas y típicas, como la música, los pasa tiempos y lo que pasó en esos dos años que dejaron de verse, todo tan bueno, que le hubiese gustado conversar de esa manera con su preciado abuelo, las copas se les fueron subiendo tan abruptamente, que Morty ya no tenía idea que estaba haciendo en una habitación desconocida y a un lado la chica que algún tiempo le gustó, a la mañana siguiente fué que se masajeo la cabeza para recordar todo lo que había sucedido y qué riesgos traía aquel hecho, realmente ninguno, no podría contarlo como un logro perder la virginidad, pues aquello le era tan vago y poco importante para el Smith. Aunque fuera algo que quería antes y ya no ahora se tomó el tiempo de hechar un vistazo a sus borrosos recuerdos por el alcohol, la pelinaranja se veía hermosa gimiendo para él, se veía hermosa diciendo su nombre, más sintió su pecho achicarse al darse cuenta de que no era un sentimiento romántico lo que afloraba al recordarla de esa manera. Se levantó de la cama colocándose sus ropas que yacían en el suelo, buscó un lápiz y papel entre tantas cosas y escribió en el:

Espero y te hayas levantado bien, gracias por quedarte con un pedante ebrio como yo, en verdad que lo agradezco, luego te invito algo para compensarlo. Te dejo esto para cuando quieras esa salida.

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Pasa lindo día, yo tuve que adelantarme.

Dejó aquella nota en la almohada, y con nada más que cariño, le sonrió a la chica, dejando un beso en su frente y retirándose de la casa en la cual fué la loca noche, tuvo que esquivar personas tiradas en el piso y una que otra botella, pero al final consiguió salir de la casona. Encendió un cigarro para el camino, mirando las calles en silencio, aún era temprano para iniciar el día, además de que era sábado, esos días era más probable el descanso en las familias, pronto llegó a su casa, muy sigilosamente entró a la casa, tomó un vaso de agua y subió las escaleras con cuidado, no tenía la intención de despertar a nadie, hasta que llegó a la puerta de su cuarto fué cuando sólo dejó su mano posada en la perilla, pues una voz muy conocida sonó para él.

-¿Sabes que hora es Morty?
-Las 7 de la mañana.
-¿Donde estabas?
-No te importa.
-Soy tu madre, siempre me va a importar.

El Smith frunció las cejas al escuchar a su progenitora decirle aquello, llevó su vista muy cínicamente a su madre como si estuviese diciendo: "Ya pasaron 6 años, es muy tarde ahora" y con eso dejó a Beth pasmada mientras él entraba a su habitación para descansar nuevamente, ya hablaría más tarde o en ningún momento, siempre sabe que nunca será escuchado. Horas después salió de su habitación para entrar a bañarse, le hacía falta, aún la boca le sabía a licor y cigarro, hasta a mariguana le daba el sabor, salió de ahí colocándose unos pantalones de mezclilla y una camisa negra, sus converse de siempre, cuando terminó de colocarse el teni izquierdo escuchó muy vagamente un "¡Wuba luba dub dub!" esa voz que hacía su corazón desenfrenar, esa voz que le devolvía lo colorido y que lo gris se esfumara completamente, ese, era Rick, o eso quería creer.

La pubertad de un Smith; RickortyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora