• Rick Days •

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[Rick Sánchez]

Desde aquella vez supe controlarme, cuando comencé mi vida “Normal” con la familia de mi hija, pues quería pasar más tiempo con ella, aunque sabía que no lo hacía, necesitaba un tiempo alejado de toda esa mierda espacial, necesitaba dejar en claro que no sería como ese Rick que conocí, yo viví un año en la ciudadela de los Ricks, todos y cada uno de ellos —Los que tenían Mortys claro — me hicieron recapacitar y me hicieron ver que Morty sería una perfecta compañía y un perfecto camuflaje para la ley intergaláctica, no fué hasta que conocí a Miami que me las ví negras con eso de los Mortys, él tenía uno, muchísimo más distinto a otros, era moreno y de gafas de sol, no usaba el amarillo que siempre se le conocen a los Mortys, era más de shorts y tops coloridos, sus cabellos eran rubios, siempre y con harta lascivia, chupaba una paleta. Todo eso se me hacía normal, nada sospechoso, hasta que un día entré por esa habitación y los encontré haciendo cosas que los parientes no harían, los colores se me subieron al cuerpo y huí de ahí, no obstante, Miami Rick me habló, quería que tuviéramos palabras serias y nada de divulgaciones con otros Ricks, yo le acate por la módica razón de ser diferente, y además de haberme excitado a cantidades irrelevantes, ya lo sabía, seguramente mi hija ya sería madre por segunda vez de ese chiquillo, y me resultaba algo malditamente sucio ir a verla, y darme cuenta de que probablemente yo también sería un enfermo con Miami.

Tardé un año, fuí y ví su versión más adorable, él me quería y lo reflejaba en esos ojitos tan tiernos, pronto el cariño fué floreciendo en mí, tanto que hasta me dió miedo, me volví a ir, sólo para hundir todo en alcohol y posteriormente, meterme con distintas versiones de mi nieto en una sucia orgía, pero a mí nada me importaba, mientras no fuera él, todo bien, volví nuevamente, él ya tenía 12 años, se veía idiota, como todos, nada había diferente, comenzamos a pasar tiempo, yo guardando mi distancia como ya era de esperarse, él queriendome por sobre todas las cosas, pero, yo ya no podría ocultar la mierda que se volvía mi corazón, no podría decirse que le quería con normalidad, porque así no lo era, así que constantemente desaparecí, sólo para darme cuenta que cada vez me hacía más falta. Mortimer Smith, vaya nombre de mierda, pero ese chico me hacía un idiota, no en cerebro, no en físico, si no en corazón, porque él hacía que latiera hasta sentirme asqueado de mi propia y miserable existencia.

Pasaron días en los que huía de eso, otros en los que necesitaba tiempo para encontrarme y saber que no era un sucio imbécil incestuoso. —Oye Morty.— Pero también sentía que lo necesitaba, que no podría vivir si no estaba con él.

Sus ojos, su sonrisa, todo en ese mocoso me cautivaba, pero lo alejé, no debía de involucrarme más con él, debía de aceptar que esto no sería posible, aunque ese es mi jodido lema, Nada es imposible para mí ahora creo que es verdad, pues mi hija se asquearia de estos pensamientos, me demandaría o hasta querría matarme, pues yo siento ese jodido afecto, incomprensible, indescriptible, algo que sólo llevaba a los animales a aparearse. Era jodidamente horrible pensar de esta manera, domingo, día en que salíamos de aventuras y llegábamos hasta las 11:30, era genial recordar esas mierdas en mi cabeza, aún era temprano, así que decidí crear algo, me puse manos a la obra, extrañando decir “Morty, pásame el destornillador” o algo más, me sentía ahogado en mi jodida soledad, hasta que escuché el sonido de la puerta abrirse, ya suponía de quién se trataba, tenía miedo de dañarlo, pues Morty era alguién que era muy fácil de lastimar.

—O-oye Rick... ¿Pu-puedo hablar contigo? Es... sobre mí.

En sobremanera me quedé perplejo con lo que había dicho ¿De qué quería hablar? Me daba terror pensarlo, ya que al llevar mi vista a él, pude notar que estaba rojo del rostro, que sus ojos no me miraban fijamente, que estaba nervioso de lo que preguntaría, no quería saber, no ahora cuando mi mente podría entrar en colapso total por alguna simple palabra de sus labios. —¿Que pasa Morty? No tengo mucho tiempo, habla.— El silencio me atravesaba, Morty cada vez más se ponía nervioso, cada segundo más estando así, hacía que mis pensamientos se fueran en una sola cosa, y eso era algo que no quería saber, algo que no debía, era algo sumamente peligroso, algo que haría que mi cerebro explotara ¡Por un demonio! Soy Rick Sánchez, no debería de ser tan jodidamente cobarde con unas simples palabras.

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⏰ Última actualización: Nov 12, 2019 ⏰

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La pubertad de un Smith; RickortyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora