Era la primera noche y todo en el hospital, dormía a pierna suelta.
Todo, menos yo. No conseguía entender que había pasado en aquel lugar y, sorprendente, parecía tener insomnio la mayoría del tiempo.La estrella de mi espalda me extrañaba. Era igual que la que había visto hace tiempo en un corredor del instituto.
Tenía cinco puntas, y una lágrima roja caía de ella. Al lado, se encontraban dos especies de runas, que eran inevitablemente imposibles de entender.Después de un rato pensando en ese hombre, varias sensaciones macabras comenzaron a apoderarse de mi alma.
Mi mente se llenó de pensamientos oscuros y en un abrir y cerrar de ojos, me encontré tendido sobre mi cama durmiendo profundamente.Pasaron las horas y a las 2:56AM se abrió la puerta de la habitación, dejando paso a un hombre de traje negro.
Se sentó sobre mis pies.Comencé a gritar, pero mis cuerdas vocales no querían reaccionar a mis esfuerzos.
–¿Te sabes el cuento de la Caperucita Roja? –me preguntó, nuevamente con su voz ronca.
Ante mis repetidos gemidos, el hombre ni se inmutó. Solo empezó a contar la historia.–Érase una vez una pequeña niña de ojos azules y pelo castaño que vivía en el bosque. Ella, tenía una caperuza blanca que tapaba casi toda su cara, dejando al descubierto, únicamente la mitad de sus ojos y nariz.
Esta individua, tenía seis años cuando su abuela enfermó.
Ella, se veía obligada a llevarla medicinas. El camino era bastante largo y muchas veces no podía conseguir aquellos medicamentos, debido a que había cámaras en el local que los vendía. No era fácil robar con cámaras.
Un día de tormenta, los asistentes de la farmacia la pillaron cogiendo una parte de los medicamentos de un estante bastante grande.
Dos empleados, corrieron detrás de ella por todo el bosque, hasta que, con su astucia les distrajo.
Desgraciadamente, estaba perdida. No sabía dónde se encontraba (aún al conocer muy bien aquel bosque).
De la nada, una cabaña apareció entre la neblina.
A primera vista, era igual que la de su abuela, por lo que lógicamente, aun al no reconocer aquel lugar, se metió buscando un cálido resguardo.
Abrió la puerta (era típico dejar la puerta abierta en aquellos bosques alejados de la sociedad) y pasó hacia dentro.
En la entrada, había dos pequeños candelabros, colocados específicamente para conseguir la mayor luz posible y sobre el armario de los zapatos, se podía distinguir un cuadro que contenía montones de fauna.
La ingenua niña continuó su camino hasta la habitación de su abuela.
Abrió la puerta. No había luz encendida. Rara vez la abuela no se dejaba la luz encendida.
La chica, comenzó a apretar el interruptor repetidamente, pero la bombilla no se encendía.
Miró por todos lados, pero no había ni una mínima pizca de luz.
Se dirigió a ver a su abuela tumbada en la cama.–Abuela, ¿estás despierta?
–... –sonó un resoplido.
–Abuelita, ¡pero que respiración tan profunda tienes! –seguidamente, un bostezo movió toda la habitación.
–¿Abuelita? –preguntó la niña confundida. Acto seguido, la niña se encontraba desmayada en el suelo, muriendo poco a poco gracias al disparo del dueño de la casa donde se había colado.
Este señor, huyó de lo que sabía que conllevaba haber matado a una menor.
El tiro impacto directamente en su cabeza. La sangre comenzó a correr por todo su cuello, manchando así toda su caperuza y vestido blanco cuarzo.
Debido a esto, desde ese día, se la llama Caperucita Roja. –concluyó por fin el hombre de apariencia fantasmal.–¿Te ha gustado? –me preguntó de manera diferente que lo haría cualquier otra persona. Es como si mi respuesta fuese a tener consecuencias.
Sin embargo, contesté la verdad.
–¡Monstruo! –le exclamé furioso –¡déjame en paz!
–Perdona. ¿Podrías responder? –me volvió a preguntar.
–N... No. No quiero creer. No estas aquí... ¡Es imposible!
¡Mamá! ¡Ayuda! ¡Alguien por favor!
–Sabes que nadie va a venir. Nadie te escucha. Nadie te siente. Nadie sabe que estoy ni que he estado aquí.
–¡Mentira! ¡Auxilio! –continúe, afirmando que no era posible ver a quién era invisible.
–Responde... –siguió.
–¡Nunca! –repliqué.
–¡Contesta!
–¡¿A que quieres que conteste?! –finalmente me obligó a preguntar, ya angustiado.
–¿Te ha gustado?
–¡No! –respondí guiado por el momento.
El hombre no respondió, solo salió de la habitación sin más, dejando una nota sobre la mesa.
A los dos minutos, mi madre entró en la habitación bastante preocupada.
Afirmaba que había estado gritando durante una hora, pero tenía el pestillo echado y no podía entrar.
Lógicamente, la conté lo sucedido, y no fue creíble para ella. Al menos, me pude desfogar.Cogí la nota, en la cual había varios números. La serie era la siguiente:
4/3/18 16:29:31 TV
No conseguí descifrarlo ya que estaba en estado de shock.
Que casualidad que el día 4 de marzo de 2018, me encontraba viendo las noticias.
Eran las cuatro y media de la tarde y una noticia impactó sobre todo el hospital y gran parte de España.
Así decía su titular:CAZADOR ASESINA A NIÑA EN POZOS DE LA SAGRA
La menor de apenas 8 años de edad se encontraba yendo a casa de su abuela, cuando un cazador que huyó entre la arboleda, la provocó una grave lesión en la cabeza, que acabó con la muerte instantánea de la misma.
(Continuará)
“La vida es un cuento. Tiene sus protagonistas. Y sus antagonistas.
Tiene sus altos. Y sus bajos.
Pero la única verdad es que cada uno tiene su final”
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El Cuentacuentos
TerrorHistoria de terror, basada en un niño de 10 años el cual tiene una gran mente, la cual deja libre el paso a diferentes almas. Algo o alguien, aparece en su cama para contarle diferentes anécdotas y textos macabros. Contiene sucesos extraños y ha s...