Capítulo Uno: No me importa

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Sonó el despertador, 7:20. Me levanté rápidamente y pensé “debo de apresurarme para lograr llegar a mi clase favorita, con mi maestro favorito y con el mejor grupo que me pudo haber tocado”. Aventé el despertador, tomé las cobijas y me volví a recostar, pero en eso llega mi mamá gritando como una loca desquiciada

-Mamá: ¿No piensas presentarte en la escuela? Tu hermano desayunó y se fue, desde hace 40 minutos.
-Lara: Realmente no, todos son raros, no me enseñan nada nuevo y ni siquiera me sé el nombre de todos mis profesores. Excepto el del director porque es él quien me da los justificantes. 
-Mamá: A la escuela no vas a socializar, necesitas levantarte e irte. Ya fue suficiente de tonterías. No llevas ni la mitad del semestre, lo único que te ganarás al faltar será más exámenes sin derecho a presentar.

Me levanté tirando mis cobijas, agarré un suéter que estaba en la silla, el pantalón que dejé en el piso la noche anterior y mis tenis. Bajé a la sala, tomé mi mochila y al salir azoté la puerta para que mi mamá se diera cuenta de que ya me había ido. Caminé y casi en la entrada del fraccionamiento vi que una nueva familia estaba descargando su mudanza. Justo cuando estaba mirando, una mujer me saludó, ¿por qué cree que me puede hablar? Así que solamente giré para continuar mi camino. Al llegar a la reja me despedí de Luke, el vigilante del fraccionamiento, él es el único que me agrada de todos los que son mis “vecinos". Después de 30 minutos, llegué a la escuela. Lo primero que hago es pasar a la oficina del director para pedirle un justificante y así poder entrar a mi siguiente clase sin problemas.

-Director: ¿A qué se debe su retraso?
-Lara: Tuve fiebre cuando me levanté, así que esperé a que se bajara un poco para poder venir.
-Director: Ya es la quinta vez que te da fiebre, pero no importa justificante por enfermedad, listo. Ten y ya vete a clase.
-Lara: Gracias señor director

Al salir, lo único que se formaba en mi rostro era una enorme sonrisa, sin embargo, mi burbuja de felicidad se rompió gracias a Christina, una chica algo torpe y que se hace llamar mi “amiga” , pero ¿en qué momento le di permiso de acercarse tanto a mí?

-Christina: (viene corriendo y gritando) Lara, Lara, Lara, Lara, espérame. ¿Por qué no llegaste a la primera hora? Aparté tu lugar.
En eso cuando Christina logra alcanzarme me da un abrazo, pero con la velocidad y fuerza que venía provocó que nos cayéramos a mitad del pasillo. Una humillación total, solamente podía escuchar las risas de los que pasaban rodeándonos. Quité a Christina y me puse de pie lo más rápido posible.

-Lara: (enojada) ¿Se les perdió algo por aquí o qué tanto ven?

En eso llega Caleb, mi tonto hermano que solamente viene a mí porque tiene problemas o necesita que lo cubra en algo. Pero esta vez traía a uno de sus amigos, jamás lo había visto. ¿Ahora con qué ocurrencia vendrá?

-Caleb: Hola hermana, te presento a mi nuevo amigo, Tobias Lara, Lara Tobias.
Tobias solamente asciende la cabeza como signo de saludo
-Lara: ¿Eres mudo o algo así? ¿Te da pena hablar? ¿Te mordió la lengua el ratón?
-Tobias: Mi nombre es Tobias Eaton, con permiso.

Tobías continuó su camino y Caleb al no entender lo que acababa de suceder optó por seguir a su amigo, sin antes decir

-Caleb: Por cierto, hola, Christina, deberías de quitarte de ahí, porque estorbas un poco. Nos vemos después, te espero en la salida Lara.

Al finalizar, salió corriendo para ver si aún podía alcanzar a Tobias, mientras tanto Christina se levantó molesta porque al parecer no existía ninguna persona amable que le ayudara.

-Christina: (extrañada) ¿Y a ti qué mosco te picó Lara? Nos resbalaremos con el charco de baba que estás dejando.
-Lara: (confundida) Creo que ya lo había visto antes, pero probablemente es mi imaginación. Con la caída que provocaste de seguro se alteraron mis ideas. Eso ya no importa, es hora de tomar clase.

Cuando entramos al salón ya todas las personas se encontraban en su lugar, así que caminé hasta la última fila para tomar mi asiento, pero ¿qué hace Tobias Eaton aquí?

No a míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora