Parte Única

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La noche había caído e Izuku y su mejor amiga, Uraraka, con la intención de festejar el cumpleaños de la peliverde se encontraban bebiendo y bailando en un bar.

El prendido ambiente de este les hizo quedarse, más el momento en que escucharon su canción especial iniciando a todo volumen las hizo gritar de diversión y se dirigieron a la pista de baile, sus cuerpos se movían por si solos haciendo bombear sus corazones al ritmo de la música disfrutando del alocado momento y cantando a todo pulmón, total todos hacían lo mismo.

La pista de baile estaba a oscuras excepto por los destellos de las luces que parpadeaban y cambiaban de color causando agitación a las acaloradas personas que bailaban. La canción de Panteón Rococó: Arreglame el alma, hacia vibrar la pista y la castaña no podía parar de cantar el coro a todo pulmón.

-¡Oh, oh, oh, oh, uh, necesito tu calor yo me muero por tu amor, bebe!- se la sabía toda y no pararía hasta que terminara.

La canción era perfecta para desatar todo el resentimiento que le tenía a su ex pareja, Iida. Después de 3 meses de terminar ella aún no paraba de amarlo muy en el fondo.

Por otro lado Izuku no paraba de agitar su corto y ondulado cabello mientras se entregaba al ritmo de la música. Sintió que unas manos se posicionaron en sus caderas, pegandola por completo al cuerpo del contrario. Si no fuera por la alta cantidad de alcol corriendo por sus venas se hubiera volteado y cacheteado a aque sujeto, pero como más de 3 sentidos le hacían falta siguió moviéndose junto a su ahora compañero de baile.

-¿Quieres ir por un trago?- sintió los labios del sujeto rozar en su oído alterandola por completo por el tono grave de su voz.

Se volteó y admiro bajo las pocas luces parpadeantes su perfecto cuerpo atlético haciéndola fantasear por lo pegada que le quedaba la camisa resaltando sus bien trabajados musculos, todo un cuerpo pulido por los dioses. Era obvio que esa noche lo metería a su cama sin importar que.

Se mordió el labio y lo miro al rostro conectándose con sus hermosos ojos bicolor asombrandose aún más por lo sexy que se veía con el cabello despeinado, sin duda dios se había esmerado en hacer a tal adonis y ella había sido bendecida por ponerlo en su camino.

-Claro- se sonrojo y lo tomo de la mano para llevarlo a la barra contoneando las caderas en el camino. Estaba más que decidida en llevar a semejante modelo de revistas a su departamento.

-¿Qué quieres tomar? Yo pago.

-Un cosmopolitan- also la mano y ordenó al bartender.

-No sabía que te gustaba lo dulce.

-Yo no sabía que te gustaba invitarle tragos a las chicas en tu tiempo libre.

Tomaron asiento en la barra y aunque el bicolor no pudiera creerlo le era imposible quitar la vista de los labios de la chica, cada vez que los relamia lo volvía loco. Todo era un caos en su cabeza, se sentía hipnotizado por semejante belleza exótica color verde y el como resaltaban sus pechos sobre su escote junto con sus desnudos hombros no ayudaban en nada.

-No lo hago, solo no me podía ir sin siquiera pedir tu número.

La pecosa rio al escuchar su absurda pero tierna excusa. Y con ese sólo gesto el bicolor cayó a sus pies.

-Midorya Izuku.

-Todoroki Shoto.

-Entonces señor Todoroki ¿Qué haces en tu tiempo libre realmente?

-Me encargo de meter a chicas peliverdes a mi cama- se encogió de hombros. Izuku estuvo a punto de escupir su bebida y reírse ahí mismo pero se comporto como la "dama" que era.

El efecto Todoroki (Tododeku/fem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora