Leedo está bueno. Está muy bueno y es por ello que Ravn se ha visto más de una vez observando al menor mientras bailaba y tratando de que no se le formara una erección entre las piernas. Le pasa lo mismo cuando le acompaña al gimnasio. No puede resistirse a los ojitos de cachorrito que Geonhak pone cuando le pide, por favor, que vaya con él y le haga compañía mientras hace ejercicio; y mierda, desearía poder hacerlo. Más de una noche y más de dos a la semana se ha despertado con las sábanas quitadas, sudando y con una erección que le cuesta calmar por culpa de estar soñando que se follaba al menor.
Y estaba seguro de que Leedo no ignoraba los pensamientos y sentimientos de Ravn hacia él. El otro rapero había empezado a salir de la ducha con únicamente una toalla enrollada a la cintura mientras por su cuerpo, bastante musculado, caían aún gotas de agua procedentes de su pelo revuelto. Además, en el gimnasio se quitaba la camiseta cuando el mayor estaba delante; y mientras comían o cenaban, se mordía el labio o se pasaba la lengua por el mismo únicamente cuando Youngjo le estaba mirando. La tensión sexual entre ellos se podía palpar y cortar con unas tijeras; y hasta los demás miembros empezaban a ser conscientes de ello.
Pero aquel día, Ravn juraría que le acabaría dado un ataque al corazón si Leedo seguía comportándose de aquella forma. Estaban en una entrevista y el vestuario que sus estilistas habían elegido para aquel día favorecía mucho al menor. Le quedaba jodidamente bien, marcaba sus pectorales y si se fijaba en la zona entre sus piernas —cosa que no podía evitar— notaba cómo se le marcaba todo. Además, Geonhak no dejó de mirarle en toda la entrevista. Le dedicaba sonrisas pícaras y descansaba una de sus manos en la pierna de Youngjo, cada vez más cerca de su ingle. Y todo iba yendo bien hasta que una pregunta de la presentadora provocó un movimiento en Geonhak demasiado provocador. El menor había juntado su lengua contra su mejilla izquierda y movía la mano derecha cerrada en un puño contra la mejilla derecha al compás de un ritmo de lo más sugerente. Parecía que estaba imitando una mamada. Ravn trató de evitar mirar a su compañero de grupo mientras hacía aquello pero le fue imposible parar el calor que crecía en su estómago y la erección que luchaba por crecer dentro de sus pantalones apretados.
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— Ven aquí, Geonhak.
Nada más llegar al apartamento que compartían todos juntos, ya con ropa casual después de haberse cambiado en el edificio de su compañía, Youngjo tomó la mano del otro rapero y tiró de él hacia su habitación. Cuando ambos estuvieron dentro cerró la puerta y le miró directamente a los ojos. Tenía el ceño fruncido y se mordía el labio inferior sin apartar la mirada de su compañero. El menor, que entendía lo que el mayor quería, se apoyó en una pared cruzado de brazos y observándole, con una sonrisa pícara.
— ¿Me encierras aquí y lo único que vas a hacer es mirarme? Pensaba que eras más listo, Youngjo —no mencionó honoríficos, no le habló con respeto y su voz sonó aún más grave de lo normal, lo que provocó escalofríos en el mayor.
— Cállate. ¿Te parece normal ir provocando de esa manera? ¿Y en público?
— Así que captas las indirectas. Te ha costado, ¿hm?
Ravn se cansó de escucharle. Y no en el mal sentido, sino que aquella conversación únicamente aumentaba la tensión sexual entre ambos chicos. Leedo era conocido entre sus fans por apariencia de tipo duro pero siendo un chico adorable; y en el dormitorio era todo lo contrario, cumpliendo el estereotipo de tío bueno que todo el mundo quiere llevarse a la cama. Y en este caso, ese "todo el mundo" equivalía a Kim Youngjo. El mayor se acercó a él, le separó de la pared y le llevó hacia la cama hasta que las piernas de Geonhak chocaron con ésta, para luego empujarle hacia el colchón y ponerse encima de él con una pierna a cada lado de su cintura. El menor no borraba la sonrisa de su rostro, y puso sus brazos por detrás de su cabeza para tenerla algo más alzada.