La primera promesa.

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Con el tiempo el pequeño Iktan empezó a tratar con todos sus compañeros, entre ellos conoció una niña llamada Adalí. Le llamó la atención su forma de vestir la primera vez que la vio, llevaba un vestido color vino con franjas color vainilla de la cintura, el cuello y las mangas, con una cinta en la cadera que le formaba un moño en la espalda baja, en la muñeca izquierda llevaba una pulsera de oro con su nombre, traía puestos unos pequeños zapatos color negro, su cabello lacio de color negro apenas le tocaba los hombros. Al principio la ignoraba pero empezó a observarla cuando ella lo hablo por primera vez, fue muy atenta y amable.

Adalí era muy linda con todos pero Iktan se sentía intimidado cuando ella se le acercaba y lo abrazaba, normalmente los únicos que hacían eso eran su familia. Comenzó a acostumbrarse a la manera de ser de ella ya que dejo de molestarle en lo más mínimo su presencia y cada vez pasaban más tiempo juntos.

Entre las cosas que ella hacia además de hablarle y sonreírle mucho era tocarle el cabello, rayarle sus cosas y compartirle de la comida que no le gustaba.

Cuando debían hacer trabajos por parejas en la escuela ellos lo realizaban juntos; en realidad ella era la que lo escogía como compañero y él no se negaba.

De cierta manera para Iktan ella empezó a ser un motivo para asistir a la escuela porque se divertían jugando.

Un día en la clase la profesora les pidió que hicieran dibujos de lo que mas les gustaba para que se relajaran. Cada niño trabajaba entusiasmado entre relajo; Iktan por su parte estaba en silencio e hizo un dibujo de Adalí, tal y como la vio por primera vez con el vestido color vino. El dibujo quedo poco estilizado pero hizo su mejor esfuerzo y para su edad era muy bueno, mejor de lo que la mayoría lo haría, y se lo obsequio a Adalí.

Adalí sorprendida le agradeció pero se sintió apenada porque no había hecho nada para él.

Ella había dibujado un perro y comento que su papá decía que eran el mejor amigo del hombre. Quiso devolverle el gesto así que decidió escribirle una dedicatoria a su dibujo especialmente para regalárselo al finalizar las clases.

Iktan leyó la nota

― "para Iktan, este será tu compañero hasta que te conviertas en un buen hombre, besos".

―gracias― le dijo él, sin embargo ahora él se sentía mal porque al suyo no le escribió nada―.

Ella al ver su gesto dijo.

―me gusta mucho ese vestido con el que me dibujaste, mi mamá lo compro después de que salí del hospital, estuve muy enferma e hice mucho tiempo internada, este dibujo es perfecto.

―bueno Adalí déjame decirte que a mi me gustan mucho los perros y sueño con tener uno muy pero muy grande. ―abrió los brazos mientras lo decía―.

―espero verlo algún día.

―asi será.

Ella se acercó y le dio un corto beso en la boca dejándolo sorprendido.

― ¿qué haces? ―dijo él―.

―te bese.

―si pero ¿por qué?

―solo quise hacerlo. ―y sonrió―.

―nunca había besado a nadie. ―dijo Iktan con voz baja―.

―yo tampoco, mi mamá dice, que cuando una mujer besa a un hombre es porque son almas gemelas.

Iktan comenzó a reírse y después dijo.

―mi papá me contó que mi abuelo decía que un beso es la mejor manera de conocer el alma de otra persona.

―bueno creo que deberíamos ser novios.

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⏰ Última actualización: Jun 20, 2019 ⏰

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YUMA.  Nacimiento de una nueva especie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora