Perdí la cordura.

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Verte en todos lados es otra prueba de que haz ocupado todos mis pensamientos. Me toca imaginarte porque cuando me tocaba valorarte no supe apreciarte como la obra de arte que eres y siempre haz sido. Tú, tan buena y dulce. Yo, tan diablo jodido.

Lo peor es que vivo añorando el día en que pases por esa puerta y sin pronunciar palabra empieces a amarme como nunca antes lo habías hecho; que te cobres a besos y mordidas todas las acciones cometidas en tu contra.

Te devolveré el favor sin rechistar, sin pensarlo dos veces y sin dudarlo un segundo. Y así en un ambiente de amor, sexo y emoción llegaremos al clímax y al final del acto, donde el telón bajará y acabará el reencuentro más esperado por este pobre diablo.

Pesares de un ArrepentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora