Guillermo.
Era un día como cualquier otro, Vegetta y yo grabábamos Apcalipsis Minecraft. Cuando acabamos decidí editar los vídeos y una vez terminado fui a su habitación.
Ya hace varios meses que vivíamos juntos y era increíble. Risas por aquí, por allá, una que otra pequeña e insignificante pelea, esas que siempre se dan entre amigos. En fin, todo era tan perfecto.
—Hola Vegetta —le saludé mientras entraba a su habitación y le sonreía.
—Ah ho-hola —respondió dejando su celular a un lado de su cama mientras sonreía de una manera un tanto nerviosa—. ¿Ya terminaste de editar los videos?
—Si, estoy tan cansando y hambriento. ¿Cocinarías algo, compañero? —pedí intentando sonar tierno.
Fallé.
Vegetta sólo río y se levantó de la cama para ir a la cocina. Definitivamente era el mejor amigo que podía existir.
—Samuel de Luque —susurré viendo como se iba—, gran amigo mejor persona.
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[Flash back]
—Vegetta tío, ¿te gustaría ir a vivir conmigo a L.A?
—¡Hombre Guille! —Dios, mi nombre sonaba tan perfecto en sus labios—, ¡claro que quiero! —respondió sin siquiera pensarlo.
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Meses después.
—Al fin en L.A. —murmuré observando el apartamento en el que viviríamos—. ¡Es un sueño! Aún no me lo creo.
—Pues créelo y que mejor que con Vegetitta —sonrió.
Esa sonrisa tan perfecta.
—Pues a partir de hoy vivirás con tu peor pesadilla porque ¡eh! Soy tu peor pesadilla y lo sabes.
—¡Lo sé!, pero debes admitir que yo soy tu mejor sueño —comentó.
Luego de eso fuimos a comprar algunas cosas, acomodamos todo e hicimos un video contándole a las personas sobre esta nueva vida en Los Ángeles.
[Fin del flash back]
Me quedé en la habitación de Vegetta esperando a que éste me llamara para ir a comer.
Si que tardaba mucho.
"A lo mejor está acomodando la comida para que quede simétrica", pensé mientras soltaba una pequeña risa.
Los minutos transcurrieron, yo seguía en su habitación mirando algunas de sus cosas cuando su celular sonó. Caminé hasta su cama y lo tomé.
Era un mensaje de 'WhatsApp'. Bajé la barra de notificaciones y observé que tenía tres mensajes de Luzu. Quise ver sobre que hablaban, pero en el momento en que lo iba a averiguar, escuché la voz de Vegetta.
—Willy, ya está... ¡¿qué leches haces?! —sonó un poco alterado.
—Pues te llegó un mensaje de Luzu, quería ver sobre que hablaban y molestarle un rato —respondí divertido.
—¡¿Acaso no conoces la palabra privacidad?! —se acercó y me arranchó el celular de las manos.
Me quedé atónito.