III. Girasol.

4.4K 559 133
                                    

Llegó a la conclusión de que la situación se había salido de sus manos y no pudo mantener el control de sus poderes en el enfrentamiento contra Bakugou Katsuki, jamás imaginó que ese explosivo rubio la llevaría al límite pero cuando menos lo pensó se encontraba tumbada en el suelo, con los ojos cerrados y viendo pequeños puntos de colores, sentía el frío calar sus huesos por lo que decidió no moverse en ese estado. Mientras tanto escuchaba las voces lejanas de sus compañeros que pedían la ayuda de Recovery Girl y le dolía la cabeza así que su ceño permanecía fruncido por el esfuerzo que hacía para estar consciente.

Blair fue trasladada hacia la enfermería con ayuda de Iida, quien ofreció cargarla ya que —según él— era su deber como el presidente de la clase. Después del beso de la heroína con habilidades curativas consiguió que despertara de ese letargo en el que se encontraba sumergida pero aún así el brillo que la caracterizaba seguía sin aparecer en sus rasgos y sabía la razón de eso, así que no le daba mucha importancia, luego comería unas semillas de girasol y su figura resplandecería como era de costumbre.

—Recuerda que debes cuidarte muy bien, no abuses de tu particularidad y almacena una reserva de energía térmica en tu sistema para que no estés en riesgo de perder la conciencia en plena batalla.

—Necesitas descansar y recuperar esas energías, Blair-chan —le aconsejó Midoriya, quien le hizo el favor de comentarle el desarrollo de las batallas que siguieron en su ausencia.

—Eso lo sé, estaré bien. Dile a los demás que no se preocupen por mí —pidió la castaña sonriendo.

El silencio reinó en la habitación y eso era lo que la adolescente quería en ese momento, porque apesar de ser bastante excéntrica y ruidosa necesitaba de vez en cuando dejarse arrullar por los sonidos más etéreos que podía distinguir en ese ambiente. Eso le brindaba calma y serenidad que le hacía falta en medio de esa rutina ajetreada de aspirante a héroe profesional, se le hizo normal seguir ese ritmo veloz y tenaz por las exigencias de su parte.

Sus divagues iban y venían, el tiempo transcurría y los moretones en su cuerpo comenzaban a desaparecer por obra de su habilidad empleada en su propio sistema, mientras tuviese los cuidados de una flor silvestre se recuperaría en cuestión de minutos. La letra de una canción brotó de sus labios, moviendo sus dedos, imaginando lo bonito que estaría el sol en esa tarde y supo que esos rayos le regresarían su calidez, intentó ponerse de pie y espabilar pero antes de que pudiese dar otro paso más una persona entró escurriendo sangre que manchaba el inmaculado suelo.

Abrió los ojos alarmada viendo los cortes que ascendían desde sus piernas hasta sus brazos y su semblante se llenó de angustia al darse cuenta que aquel chico era Shinsou, quien realmente estaba muy malherido y era atendido por la anciana que sanaba las zonas afectadas con rapidez.

—Shinsou-kun, ¿qué te sucedió? Parece que te hubiesen agarrado a navajazos —preguntó la de orbes marrones, sentándose a un lado de su camilla.

—Solo tuve un mal día —contestó el de orbes morados, suspirando e intentando drenar el enojo que recorría su cuerpo.

—Yo también tengo días malos pero eso no quiere decir que acabaré fileteada como un pedazo de carne —soltó sin pizca de delicadeza la fémina acariciando los vendajes que tenía en el brazo derecho.

—Así que eres muy graciosita, ¿no? —se burló de manera amarga el muchacho, arqueando sus cejas con ironía.

—Tiendo a hacer chistes malos y usar bastante metáforas... así que podría decirse que sí.

Hubo una pausa que se alargó, en la que se observaban de reojo mutuamente pero ninguno encontraba la manera de comenzar un tema de conversación distinto y coherente. No fue hasta que Blair recordó la nota que había pegado al girasol de Shinsou hacía dos días atrás, así que volteó a mirarlo de manera minuciosa mientras que jugaba con sus dedos en gesto nervioso cosa que le pareció tierno al adolescente. Masticó un caramelos de miel con semillas de girasol, aclarando su voz y sintiendo como el brillo se restablecía en su figura; sus pecas volvieron a ser de escarcha cosa que despertó la curiosidad del chico de orbes morados pero seguía analizando a la joven sin soltar ninguna palabra.

Inmarcesible ❀ Shinsou HitoshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora