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Todos los días la veía entrar de la misma forma al salón de clases. Apurada, con una sonrisa de quien sabe que lo ha hecho otra vez pero que tienen tanta adorabilidad que sabe que esta falta va a pasar, y con el trasero bien apretado dentro de sus pantalones, faldas, lo que se colocara, después de ver su acto torpe de excusa por llegar tarde por milésima vez, la vista que me quedaba de ella era ese voluminoso trasero que tiene.

Ella es tan dulce. Nadie tiene tanta información de su vida privada, me atrevo a decir que hasta sus amigos tienen restrictivas, no comparte tanto en sus redes sociales tampoco. Eso no la hace menos agradable, tiene un aura alrededor de ella que impide que te caiga mal, que no te sientas halagado por lo que dice, que no te niega una sonrisa, que no te oculta esa actitud tonta que pretende tener. Y digo pretende, porque alguien tan dulce como ella no puede ser sólo miel y caramelos, la he observado, desde siempre, cuando ella piensa que nadie mira tiene otras expresiones, que no significan que sea una persona falsa e hipócrita, sino, significa que hay algo más detrás de esa buena chica que demuestra ser.

Íbamos en el tercer año de la universidad, yo la vi desde el primero, hacía grupos de trabajo donde estaba ella antes de definir mi grupo de amigos. Si ahora es una dulzura antes era mucho más empalagosa, éramos unos años más joven. Sus facciones han madurado, y ha cambiado su forma de vestir, se ha cambiado el fleco de lado a uno completo.

Una cosa que ya es normal y que casi nadie hizo comentarios sobre eso es de su sexualidad, en otros lugares puede causar repulsión o rechazo que una mujer le gusten las mujeres. Una vez la oí decir que es bisexual. Lo cierto es que eso no fue impedimento para que se desenvolviese entre nosotros, incluso el grupo de los pesados niños ricos son más amigables con ella que con el resto de grupo.

Sabía que había tenido un rollo con alguien del grupo. Meghan Trainor y ella no combinaban en lo absoluto, por lo menos en la parte física, en cuanto a la química era otro detalle, ella tiene conexión hasta con las virutas que salen de su lápiz cada que le afila la punta. Nunca dijeron nada de que estuvieran juntas, pero para todos era más que obvio. No creo que haya terminado muy bien, ella estuvo rara por varios días, y luego Meghan se fue. Para mi suerte.

Sé que puedo sonar como una stalker, pero es curioso lo que aprendes de una persona con sólo mirarla. Y en mi caso, con tocarla también. A Meghan no le gustaba que estuviera cerca de ella, incluso desde antes de ellas estar en una relación. Verás, la chica que describo es cariñosa, pero no con todos. Conmigo por ejemplo, cuando tiene tiempo sin verme, me abraza y me carga de manera que tenga las piernas amarradas a ella como un koala, y me llena de besos, suena muy inocente, si lo haces con alguien con quien tienes una buena amistad y buena conexión, pero ella y yo no somos amigas, casi ni hablamos, y los besos que me da son en el cuello porque sabe que es de mis puntos sensibles. Y es más cuestionable cuál es su juego cuando después de hacer eso me da una sonrisa tan tímida como si no hubiera hecho nada.

Lo pensé al principio que eran cosas mías, digo, la chica es un encanto y su personalidad grita que abrazaría un cactus si éste tuviera la capacidad de hablar y pedírselo, pero es una actitud que tiene conmigo y sólo para conmigo, como si fuera algo exclusivo. Digo, con todos, los que ella considera cercanos, tiene afectos especiales, a sus mejores amigos les reparte besos en la frente, con los chicos cerebritos siempre trata de contarles chistes y con los que casi nunca asisten en el momento en que lo hacen ella les realiza peinados mientras habla con ellos.

A mí me abraza, me carga, me da besos en el cuello e inspecciona mi olor de ese día tratando de adivinar el aroma de mi perfume, y en el mejor de los casos ha llegado a tener las manos muy cerca de mis pechos o mi trasero.

No me quejo de su actitud en absoluto, de hecho, en el momento en el que dejé de sorprenderme por ello empecé a jugar también con ella. En los pasillos, en las escaleras, incluso en los salones, una que otra vez lanzaba la mano hacia su pecho, o le daba una nalgada. No piensen que lo hago sin su consentimiento, en ocasiones que ha estado mi mano por ejemplo en su hombro ella misma la traslada hasta cerca de su pecho, e incluso cuando me atrevo a tocar algo íntimo sobre su ropa, ella ríe y me lo devuelve. En ese juego estamos, y en ese juego me he quedado estancada casi un par de años. No me importa lo que se diga de mí, mis amigas y yo somos las de ese grupo que siempre anda de fiesta en fiesta, y eso nos ha dado reputación negativa, hay muchas cosas que se dicen de nosotras que no son ciertas ni en lo remoto.

Y si no me importa si dicen que cada fin de semana me acuesto con un chico diferente menos me va a importar lanzarme por completo al juego de Camila Cabello.

Será corto, capítulos cortos también, que lo tengo guardado desde hace tiempo pero no me había animado a publicarlo. Espero les guste y le den mucho amor.

—xSuffer

Master Game | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora