Yaoyorozu se sorprende cuando a lo lejos ve la figura de Bakugou sentado solo. En serio, solo; no había nadie a los alrededores, y eso era porque el clima estaba horrible, pero ahí estaba el rubio. El corazón de Momo no tiene más opción que ir hacia él y decirle que será mejor entrar.
– ¿Bakugou-san? – El chico está abrazando sus rodillas y ella puede oler las feromonas de tristeza al estar cerca – ¿Bakugou-san, se encuentra bien?
– ¿Qué mierda te importa? – Katsuki ni siquiera levanta la cabeza, y la voz se escucha rota. Los leves movimientos y sonidos indican solo una cosa. Está llorando.
– El clima está feo, Bakugou-san; será mejor que entre al edificio – Logra que el chico se levante, y cuando le mira a los ojos, encuentra una mirada fiera, llena de desconfianza; pero al mismo tiempo, llena de lágrimas.
No tiene tiempo para verlo más detenidamente. De inmediato, el rubio comienza a caminar con dirección al edificio de los dormitorios. El aroma que el omega suelta le tiene inquieta, no le gusta saber que aquel chico tan feroz está triste.
Inconscientemente, suelta feromonas de protección. Como alfa y heroína, ver a un omega triste es como si estuviera en peligro. Bakugou las siente, pero no dice nada; de hecho, hasta le agrada sentirlas, le hacen sentir bien. La situación que pasa ahora es, dolorosa.
Pero no tiene ánimos de hablar. Mucho menos con esa chica con la que casi no habla. Además es alfa, y ahora su anterior odio por esa raza se ha multiplicado por su reciente rechazo.
Llorando, molesto, y confundido, Katsuki se retira a su habitación lo más rápido que puede. Lo único que quiere es encerrarse y no salir. Al menos es fin de semana; le dirá a sus padres que no irá a verlos, ya inventará una excusa.
Momo queda en el living del edificio, viéndolo alejarse con ese aroma tan agridulce, un recuerdo doloroso viene a su mente. Ahora quiere ayudar, pero para eso tendrá que ganar la confianza del rubio, y saber qué ocurrió.
...
El lunes por la mañana, Yaoyorozu ya sabía qué pasó. Todoroki se lo había comentado. Ella sin querer dijo que quería subirle los ánimos al omega cuando estaba junto al bicolor, y este le contó lo que sabía. Al parecer era el causante del mal estado de Bakugou.
El chico se le había confesado, pero Todoroki lo rechazó diciéndole que era un omega muy tosco y distinto; que no lograría llamar su atención y que su aroma era fuerte y extraño. Esas de por sí eran palabras sin tacto, pero la gota que rebosó el vaso fue decirle al rubio que jamás le gustaría porque estaba enamorado de Midoriya.
Momo tuvo que morderse la lengua y apretar su pupitre con las manos para no atacar a Todoroki. Su instinto protector de alfa estaba peleando con ella por saltar a ahorcar al otro alfa estúpido y sin pelos en la lengua. No, el odio que sintió en ese momento no fue solo contra Shouto, sino también contra ella misma. Realmente no había necesidad de romper el corazón de Bakugou así.
Bien, lo primero que había que hacer era ayudar con los sentimientos que Katsuki pudiese tener por aquel alfa que Yaoyorozu tenía por compañero. Era lo mejor para un omega destrozado, ella ya pasó una situación similar. Todoroki se estaba perdiendo un omega perfecto que quería estar con él, debía hacerle entrar en razón.
– Yaoyorozu – Shouto llamó su atención y ella tuvo que actuar lo más amable que pudo – He estado pensando... y quiero intentar cortejar a Midoriya – Basta, fue suficiente.
– Oh pues, buena suerte – Mentira. Ojalá le rechazara del mismo modo que él lo había hecho con Bakugou. Es más, que fuera aun peor.
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The Perfect Omega
FanfictionMomo no puede creer que Todoroki haya rechazado a un omega tan perfecto como lo es Bakugou Katsuki. Pero ella le va a hacer arrepentirse, hacerle creer que ya es demasiado tarde, para que luche por él. Y evitar así que cometa un terrible error. Como...