I.

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Mi dedillo hacia un lado
solo escribe lo que queda
de una imaginación quebrada,
no se detiene, solo fluye.
Confluye lo que no busco exaltar.
Escapa de la aberración que cometí justo esta mañana.
De camino a reforzar mi formación.
De camino a agrietarme un poco menos la salvedad.
¿Hacia dónde voy?

Mis pasos, siguen y se detienen...
detrás de escaleras transversales,
pupilas impalpables.
Mi rostro es impermisible, no me sobrevenga los fines de semana cuando pienso en qué diré, qué estaré siguiendo a través de estos argumentos sin sentido, que no estoy.

En abundancia, yací.
Un sempiterno sin ondulaciones, alucinaciones divagantes.
En días como este, echaba de menos aquella imagen, su presencia era vitalidad, bondad.

Mi despertar solo fue un amanecer
vacío
fotografías a color del pasado
con un agridulce sabor en los labios
que suelo dejar en las bocas que no amaré jamás.
voy en medios de caminatas,
leo letreros que dicen nada,
observo caras y gestos pomposos,
nada de significancia.

Nada de nada,
mis libros, mi café
el teatro y mis cuadernillos.
Han aprendido a escribirse
resumiendo vidas condecorosas
llenas de amor, llenas de mí.

Giro a la derecha, veamos qué de nuevo hay en este enclaustre de letras,
sopesenme la vida que no viví,
porque es mía
y la quiero.

paranoia de invierno. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora