Aviso: Esta es una versión sin revisar. Estoy en el proceso de redacción inicial así que no todas las ideas están claras, pero es justo compartirla con aquellos que llevan mucho tiempo esperando por esta historia. Hasta ahora tiene más de siete capítulos iniciados. Crucen los dedos para que en estas vacaciones logre terminar con ella. Lo que sí puedo dejar bien claro es que hay dos libros más naciendo de este, así que me terminaré volviendo loca.
Besos a todos...
<<<<^^^>>>>
La noche era una de lluvia, pero no de tormenta, por lo cual no se explicaba el viento que golpeaba las puertas y ventanas de la vieja casona con tanta ferocidad. La casa al ser hecha en roble resistía los peores temporales, aunque ese viento parecía querer destruir las paredes. Con paso inseguro abrió la puerta principal lo que provocó que el viento lo rodeará y lo empujara fuera de la casa. Ayúdame... la voz era una infantil, pero el poder que la movía era tan antiguo como el mundo. No le quedó otra opción que dejarse arrastrar por el viento a través de todo el bosque. Cerca del pueblo el viento dejó de empujar y se movió envolviendo con cuidado una pequeña figura humana que se acurrucaba bajo un árbol caído.
– No puede ser... ¿Jack? – el niño levantó la vista y lo miró con asombro.
– Ángel...– después de esa palabra el pequeño cerró los ojos que aún tenían lagrimas contenidas. Uno de ellos estaba hinchado y comenzaba a cambiar de color según se podía observar en la tenue luz.
– No un ángel Jack... solo Carlín... y no hay forma de cambiar lo que ha venido a suceder, aun cuando tu despertar se ha adelantado por poco menos de veinte ciclos. ¿Por Lúgh, qué vamos a hacer si despiertas? – Con paso lento se acercó al cuerpo del niño, al tratar de moverlo lo escucho quejarse de dolor y supo que los golpes no solo estaban en el rostro. La pequeña mano hinchada podría ser un problema, pero el latido era uno estable. Carlín colocó la mano en el árbol y este le contó tantas historias, la vida larga que había tenido y el cómo en esos últimos meses de existencia después de haber caído, ese pequeño había buscado refugio en su lecho. Una mujer pequeña y menuda, lo había acompañado la primera vez. Le había hablado de la vida del bosque, de lo hermoso que era todo de día y de noche, más aún que allí siempre estaría a salvo. Que cada árbol, flor, animal del bosque estaban para ser su amigo. En ese lugar podría estar seguro de que nadie le podría dañar. Era por ello que cuando ella le pidiera que saliera de la casa, él tendría que esperar allí. Después de eso fueron un grupo de imágenes, una después de la otra donde todas finalizaban con la mujer a veces mucho más golpeada que la vez anterior, iba a buscar al niño a ese lugar. Lo cual significaba que no lo podía mover de allí. – Gracias por protegerlo mi buen amigo. De verdad que has hecho el mejor obsequio a este viejo ser.
Con imágenes de sus primeros días en ese lugar, el cómo se había alegrado el árbol de tenerlo allí entre ellos, Carlín regreso a la casa, allí buscó las plantas que necesitaba para sanar el pequeño cuerpo y para ayudarlo a descansar. Mientras Jack no tocara la puerta de la muerte no despertaría, pero por los golpeas podría pensarse que estaba muy cerca de ello. Al regresar al lado del niño la imagen del niño junto a su madre, detuvo su corazón. Ella lloraba sin tocarlo, lo hacía en silencio, sin dejar que el dolor que podía notarse en su mirada llegara realmente a expresarse en gemidos o ruido alguno, que pudiera despertar el descanso de su bebe.
– ¿Hola? ¿Cree que puedo ayudarles? – Carlín levantó las manos esperando a que ella lo mirara bien, notará en el gesto, el deseo de no lastimar a ninguno de los dos. Ella levantó la quijada con orgullo y lo miró con sospecha. Ambas cosas las podía comprender bien, era una mujer que había sobrevivido a cosas que ni siquiera podía comenzar a imaginar. La vio asentir, lo que le permitió moverse con paso lento cerca del niño. Sabía que ella no le dejaría tocarla, así que era mejor comenzar con Jack. Con movimientos gentiles, él coloco las compresas de plantas en la pequeña mano y la cubrió con vendas de algodón. La cera con yerbas tendrían que ser suficiente para ayudar a sanar el ojo. Con cuidado coloco ambas medicinas en el tronco cerca de la mujer que aún lo miraba con recelo. Pero aun así tomo la medicina y comenzó a colocarla en los lugares que podía alcanzar. Una tenue brisa movió los risos de la mujer, la naturaleza no la entendía, pero la aceptaba como parte de Jack.
YOU ARE READING
Santuario de Amor 3: Jackie
FantasyLa historia de un joven que es mucho más que un adolescente con problemas familiares. Un regalo de la naturaleza para el mundo, un joven con un gran corazón que tuvo que ver como la mujer que le dio la vida era maltrata, por quedarse a criarlo. Una...