DURMIENTE

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-¿Quieres más galletas y té? -preguntó la madre. La mujer sentada en la mesa era una amiga íntima, que no veía hace un tiempo..

-Por supuesto-contestó la vecina, aunque ya llena de ese té y galletas de almendra- ¿Y tu niña?

-Mi bella durmiente.- corrigió con orgullo a su vecina mientras salía para la cocina. Ésta, sentada en la mesa, marcó rápidamente a la policía.... 

O al menos lo intentó. Su vista tambaleó, cayendo su cabeza sobre la mesa. La madre volvió con más galletas de almendra, que camuflaban el té de cianuro.

-No me robarán a mi bebé -declaró muy segura. Su bebé, una niña de seis años muy bonita, cuyo cadáver reposaba en la habitación de arriba. Muerta hace doce días. Asfixiada por su madre, con el pretexto de que si crecía se volvería fea. Pero siendo niña, no cambiaría. Estaba segura, no podía. Ese era su destino. Ser bella para la eternidad, y para su madre, obviamente. Sólo ella era digna de ver la perfección hecha carne.

Dormiría su bella duermiente para siempre, hermosa.

La madre agarró a la vecina de las piernas para enterrarla en el patio.

Como las demás que habían intentado robarle a su bebé.

Cataleya: Cuentos para dormir #1Where stories live. Discover now