Ojos de mar

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No podía admitirlo.
Aunque no era la primera vez que me gustaba una chica, jamás le había gustado yo a una. Y ella parecía gustar de mi.
Tenía la fortuna de que se sentará justo al frente de mi, ahí podía disfrutar del olor de su cabello que siempre iba perfectamente acomodado. Y de los saludos que siempre me regalaba al llegar.
¿Qué como estaba segura de que le gustó? Porqué ella era la chica más social y conocida de la escuela, siendo, al igual que yo extrovertida a más no poder. Pero al cruzarnos, todo desaparecía. La lengua se me trababa y sólo conseguíamos decir un hola coordinado.

Ojos de marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora