→Parte única.

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    En el momento que Dazai abrió ese viejo álbum, los recuerdos comenzaron a llegar uno tras otro. Hacía tres años que no tocaba ese objeto, y de hecho, planeaba olvidar su existencia. Sin embargo, ese día la idea de volver a abrirlo llegó de repente, aun sabiendo las consecuencias que eso traería.

   En la primera página del álbum se hallaba él mismo, y a su lado estaba su pareja, sosteniendo una pequeña flor. Ambos la miraban sonriendo. Recordaba bien ese día; había sido Atsushi quien tomó la fotografía.

   “– No se molesten. Se veían tan bien y tenían que tener el recuerdo–”, había dicho el chico cuando ambos le reclamaron por haberlos tomado desprevenidos. Aun así, decidieron conservar la foto.

   Cambió de página. La segunda era simplemente él, al parecer revisando algo en su teléfono celular. Fotografía que había sido tomada por su pareja. A ese chico le encantaba sacarle fotos cuando estaba distraído, las cuales Dazai conservaba sólo para hacerlo feliz.

   “– Chūya, no puedes sacarle fotografías a las personas sin su permiso; es ilegal–”, le había dicho él a modo de broma, pero usando su tono serio a la vez.

   “– Pero no le saco fotografías a las personas, sólo saco fotografías de ti–”, respondía riendo el chico cada vez.

   En eso Dazai fingía estar indignado, preguntándole al más bajo qué era lo que trataba de decir. En respuesta, el contrario sólo reía y seguía su camino. Lo cierto era que a Dazai para nada le molestaba que su pareja le sacara fotografías. Para él era ¿una muestra de afecto? No sabía si Chūya lo hacía sólo para molestarle, pero quería creer que era porque realmente le gustaba tener fotografías suyas, porque realmente le gustaba tanto a Chūya.

   En la tercera y cuarta fotografía había nuevamente fotos suyas, distraído en ambas. En la quinta estaba de nuevo él, pero esta vez se encontraba Oda a su lado. Algunas veces el mayor salía a beber con ellos, y esa fotografía había sido tomada una de esas veces.

   “– Las fotografías no son lo mío, Chūya. Salgo realmente mal en ellas–”, se quejaba Oda cada vez que intentaba sacarle una foto con Dazai.

   “– Pero necesitan una ¡juntos! De verdad se ven muy bien... Algunas veces pienso que encajas mejor con Dazai que yo...–”. Y ahí se hallaba una de tantas inseguridades del chico. Dazai no lo sabía, pero él pensaba mucho en eso cada noche al intentar dormir.

   Ante esas palabras, Oda se quedaba sin saber que decir. Bebía de su copa y miraba para otra dirección. No hacía falta que dijera algo, Dazai se encargaría.

   “– Pff, ¿qué cosas dices de repente? Oda y yo encajamos bien por ser amigos desde niños, pero no es lo que estás pensando. No digas más eso, ¿de acuerdo?”

   Chūya sólo asentía para luego reírse y decir que Dazai tenía razón, sin embargo, por dentro seguía pensando lo mismo.

   Cambió a la siguiente fotografía. Se trataba de una foto grupal; Atsushi, Oda, Yosano, Ango, Chūya y Dazai, en dónde, según recordaba, se habían reunido por el cumpleaños de Ango, tomándolo por sorpresa, ya que de tanto trabajo que tenía, el pobre había olvidado su propio cumpleaños. Aun así recordaba que todos la habían pasado muy bien.

   Séptima fotografía. Al igual que en la primera, estaba sólo él con Chūya. En esta se podía apreciar como estaban tomados de la mano frente a una hermosa fuente. Chūya sonreía y sus ojos brillaban mirando el agua cristalina frente a él. Por el contrario, Dazai no miraba la fuente, miraba a Chūya, y con sólo ver la fotografía podía recordar todo lo que estaba sintiendo en ese momento, y todo lo que sintió cada vez que estaba con él.

   Una pequeña gota de agua cayó sobre la fotografía mientras la observaba, miró al techo buscando de dónde pudo haber caído, pero no había nada. En cambio, sintió húmedas sus mejillas y comenzó a ver borroso, entonces se dio cuenta; no era agua que había caído del techo, era él, estaba llorando.

   Pero no se detuvo, cambió de página hacía la octava fotografía. Otra de ellos dos solos; se besaban. Por supuesto que recordaba aquel día; celebraban sus cinco años juntos como pareja. También que por fin iban a casarse.

   Dazai le había montado todo un espectáculo a Chūya para pedirle que fuera su esposo. Luego de una gran cena, un poco de pirotecnia y un par de botellas de vino bastante caro, era oficial que sus vidas serían una sola. Llegó Yosano para ayudarlos a obtener algunas fotografías; una de esas era la que tenía Dazai en el álbum.

   Recordó lo vergonzoso que fue planear todo eso y las burlas de Atsushi y Yosano por las que tuvo que pasar. Aceptaba que el método que usó para proponerle matrimonio fue bastante cliché, pero aunque Chūya lo negara, sabía que ese tipo de cosas le gustaban, entonces supo que valdría la pena. Y definitivamente lo valió.

   Un par de lágrimas más cayeron a la fotografía en lo que recordaba, pero quiso seguir. Sólo faltaba una y quería saber cual era.

   Dio vuelta a la novena y última fotografía. Su corazón se aceleró un poco más, logrando que su cuerpo comenzara a temblar levemente y que las lágrimas salieran un poco más veloces.

   Era la fotografía que le habían tomado con Chūya, cuando este último estaba en el hospital. Ese día habían ido todos a visitarlo, y Oda aprovechó para sacarles la fotografía. Chūya sonreía, pero no como lo hacía en las fotos anteriores, parecía más bien un poco forzada. El brillo en sus ojos era exiguo, y su piel se notaba pálida. Dazai estaba a un lado de su cama mientras tomaba su mano, y aunque sonreía al igual que Chūya, también se le notaba forzado a hacerlo.

   Se quedó unos instantes mirando un punto fijo en el suelo, dejando que las lágrimas fluyeran. ¿Por qué había creído que ya no dolería abrir ese álbum a pesar de que pasaron sólo tres años? Tal vez era su lado masoquista quien se lo había hecho creer. “Eres un tonto, Dazai–”, pensó.

   Cerró el álbum en el momento que escuchó la puerta principal abrirse y lo puso bajo el cojín del sofá. Escuchó pasos por el pasillo de la casa hasta llegar a la sala de estar. Trató inútilmente de limpiar sus ojos y mejillas, pero decidió que ya no importaba, de todas formas él se daría cuenta.

   – He llegado, Dazai.

   – Hola, Oda. ¿Qué tal el trabajo?– trató de que su voz sonara normal, y respondió sin girarse a mirarlo.

   – Hay bastante cosas que hacer. Falta...– se detuvo al mirarlo de frente y notar que sus ojos estaban hinchados. Miró de reojo el cojín a un lado suyo, y notó que una esquina del álbum estaba a la vista.– Si no querías que me diera cuenta, debiste esconderlo mejor.

   – No era tanta mi intención ocultarlo...

   Oda decidió no seguir con el tema, pues sabía que a pesar de los años a su amigo aún le dolía. Procedió a aconsejarle que fuera a descansar, mientras él se encargaba de la cena.
Sin decir nada, Dazai tomó el álbum y subió a su habitación. Intentaba tener su mente en blanco, pero los recuerdos atacaban con más fuerza a cada segundo, sin embargo, había logrado controlar las lágrimas y ya no salían más.

   Entró a su habitación y cerró la puerta con seguro. Caminó hacía su cama para poder acostarse, pero antes de hacerlo notó que algo había caído del álbum junto a la puerta. Regresó para recogerlo y se dio cuenta que se trataba de otra fotografía, la cual cayó con la imagen hacía abajo, y en la parte trasera tenía algo escrito en una esquina. Antes de girarla leyó lo que decía:

   «Te amo.♡
- Chūya N.»

   Tenía miedo de girarla, pero lo hizo. La fotografía de su boda. Saliendo del registro civil tomados de la mano, vistiendo trajes blancos y un aura de la más pura felicidad. Felicidad que ya no existía, porque esa felicidad era Chūya Nakahara, y ya no estaba.

   Nuevamente Dazai comenzó a llorar. Sentado en el suelo lloró, lloró tanto como ese día en el que perdió todo lo que amaba. Cuando Chūya Nakahara cerró sus ojos y no los volvió a abrir.

   Y Dazai se preguntó el porqué. Pero no había respuesta, o por lo menos, él no la tenía, ya no tenía nada. Tan sólo esas memorias que lo acompañarían hasta que se reuniera con quien ha amado tanto.

   – Esperame otro poco, Chūya. Te prometo no tardar para volver a encontrarte...

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2019 ⏰

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M e m o r i a s (One-shot: Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora