TONTO.

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"Un sentimiento inexplicable nacido de la desesperación"




Brazos familiares me abrazaban con fuerza. Había extrañado demasiado esa sensación. Despertar y sentir su cuerpo a lado del mío era un éxtasis magnífico. Me aferre más a él, sentí sus músculos tensarse un poco. Disfrute por completo del tacto de su cuerpo y el mío unidos en un abrazo, gozando el rose de nuestras pieles.

Hoy sería un gran día.

Abrí un poco mis ojos, preparándome para la imagen mental, el fracaso fue contundente. Jungkook, era devastadoramente guapo... sus facciones eran un combo seductor con un toque aristocrático sorprendente. Jeon Jungkook tenía lo mejor de los dos mundos, lucía también en traje como en un atuendo casual. Sin embargó, nada de eso se podía comparar con apreciar su torso desnudo,aquellas piernas largas enredadas en las sábanas lo hacían parecer una obra de arte griega esculpida en mármol.

Me causaba regocijo el pensar que yo era dueño de aquel arte, era una mentira. No obstante, yo me aferraba con desesperación a ella. Después de todo mi vida misma dependía de aquellos engaños para subsistir.

Ese espectacular hombre no era mío, no importaba que lo hiciera para complacerlo.

-¿Dormiste bien? -Pregunto Jungkook.

Su voz, una canción que activaba por completo todo mi cuerpo, por eso al escucharla Me estremecí. Constantemente me preguntaba: ¿Cómo es que este hombre me había moldeado a su gusto? ¿Cuándo sucedió?. Incluso si no sabía la respuesta la incertidumbre continuaba ahí, simplemente porque todas las acciones de Jungkook causaban un desastre en mí. Claro, él estaba consiente.. después de todo ese era su objetivo.

Él se separó un poco, enseguida sentí como sus grandes manos se paseaban por mis piernas. Su boca tocó mi cuello y pequeños besos fueron repartidos. Incluso si yo reaccionaba, no era algo que quisiera en este momento. Anhelaba estar abrazados un poco más de tiempo. Sin embargo, las acciones de Jungkook me decían otra cosa.

Por supuesto que no me negaría, un terror a qué se fuera me impedía hablar con sinceridad. No era algo sin fundamento, ya había sucedido años atrás. Un simple "no" había salido de mi boca arruinándolo todo y dejándome solo por dos meses. Dos tortuosos meses en los que no supe de él. Taehyung era el único que me visitaba regularmente, diciéndome que volvería, que tenía que comer y mantenerme saludable para su regreso. Yo obedecí, no quería que cuando Jungkook regresara me viera hecho un desastre, que mi apariencia le causará repugnancia, porque yo necesitaba de ella para tenerlo cerca.

Sentí como las caricias secaron, y un terror me inundó por completo. Quizá, había estado demasiado distraído y lo había notado.

-¿Jungkook? .-su nombre se desprendió de mi boca con temor.

-seguramente tienes hambre, -dijo con cariño mientras se levantaba- Preparare el desayuno.

-¿Puedo quedarme un poco más de tiempo acostado? -Pregunte.

-claro, te despertaré nuevamente cuando esté todo listo.

Lo ví salir, y tome su almohada, sentí el calor que había dejado. un hábito que la soledad me había inculcado. Aquella almohada había sido mi compañera en las noches en las que las pesadillas y la incertidumbre me atormentaban, yo lloraba sobre ella.


**








Mi vida había cambiado de forma abrupta desde que mi madre había desaparecido. Un hombre apareció afirmando que era mi padre. Con una apariencia completamente diferente a mi mamá... su cara con un porte estoico y arrogante, era atemorizante. Yo estaba completamente seguro que no teníamos parecido alguno.

Pensé que con la llegada de ese hombre, todo estaría bien. Claro, Fue un error, porque mientras que mi madre se encargaba de ocultarme lo malo del mundo mi padre gozaba mostrándomelo en todo su esplendor.

Lo odiaba.

Lo detestaba, pero repudiaba más a mi madre por haberme dejado con él.

Cuando el alcohol era demasiado aquel hombre se encargaba de hacerme saber mi lugar en esa casa. Los golpes caían sobre mí constantemente, los cigarrillos se apagaban en mis palmas, y creo que el no llorar se había convertido en un hábito peligroso, porque mi padre se desesperaba por ello y trataba con ahínco que mis lágrimas brotarán.

-¿Sabes? -.me dijo mientras acunaba una de mis mejillas en su mano -Dicen que la belleza es el regalo de Díos, pero eso solo pasa cuando naces en el paraíso... y tú esa mujer tuvieron la desdicha de nacer en el infierno. Esa cara no es más que un buen negocio.

"Un buen negocio"


Sí, claro que lo había sido.

Días después, un hombre mucho más joven que mi papá vino por mi. Ofreciendomé su mano, él era un desconocido pero no me importaba... me aferre a esa mano como si mi vida dependiera de ello. Sosteniendo con delicadeza, un acto que ni siquiera mi madre había hecho, me sacó de esa casa.

"Todo estará bien"

Y por alguna extraña razón le creí.

Recuerdo, el primero baño de agua caliente y como aquel hombre inexperto, pasaba con sumo cuidado aquella esponja, como si mi cuerpo fuera de porcelana. No mencionó nada sobre los golpes o quemaduras que tenía en la espalda, Supongo que sabía todo lo que me hacían.

-¿cuál es tu nombre?-pregunto.

Mi nombre... mi mamá me había puesto uno, pero casi nunca lo usaba y mi padre nunca me había preguntado.

-Seok...Jin -mi respuesta fue un susurro apenas audible.

-Es lindo, como tú.

Quizá, esas fueron las palabras que iniciaron todo.

Confíe en la primera persona que se mostraba interesado en mí sin saber que en algunos años yo me convertiría en;

Su pequeño secreto

Un perro devoto.

Su muñeco.

Aún siendo consciente de todo eso yo había caído enamorado de él y lo amaba con locura. ¿Pero él? ¿Me amaba? Quizá, me tenía cariño pero más que eso yo sabía que él me necesitaba y me repetía a mí mismo que estaba bien... mi amor no tenía porque ser recíproco. No gozaba del derecho de exigir nada, él me había salvado y yo haría todo lo que me pidiera. Sin embargo, cuando me enteré de la noticia de su compromiso todas mis emociones acumuladas explotaron. Llore hasta que mis ojos se secaron, me lamente como nunca antes. Las fotos y noticias estaban llenas de imágenes de Jungkook con una mujer hermosa. Yo sabía que él apreciaba mi apariencia, no tenía nada que temer... pero lo hacía, porque nunca podría compararme con una chica nacida del oro... ella era una estrella y yo una simple mota de polvo cósmico aferrándose al más grande astro...

Jeon Jungkook.

El temor de que un día Jungkook no regresará me carcomía, era como una espina clavándose cada vez más en mi corazón. Mi miedo era racional, porque sabía que solo alguien tonto dejaría a esa divina estrella para estar con alguien como yo.




Quería que jungkook fuese ese tonto.

El amante.  [KOOKJIN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora