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Lily peinaba su cabello, con suavidad y ternura, era cómo si de una delicada flor se tratase, Noah amaba eso, su hermana mayor, era su mayor ejemplo, su guía se podría decir.
Hablaban y se reían como de costumbre, mientras Noah le contaba sus cosas, LiLy escuchaba atenta, intervenía y aconsejaba cuando era necesario, de una manera dulce y maternal, asi era ella.
Esto no quería decir que su relación fuera perfecta, peleaban y discutían por cosas tontas, como ropa u objetos, pero al final de día seguían siendo hermanas y eso lo amaban.

Nick entro en la habitación como un torbellino, tiro su mochila al suelo, se quitó de un tiro sus zapatos, y luego la sudadera, quedando en franelilla, tirándose al lado de Noah quien lo miraba divertida.
El contó sobre su día, y pregunto por el de ellas, y así transcurrió parte de la tarde, riendo y hablando.

Entre ellos tres era la mejor manera de obtener atención, pues entre sí se escuchaban. El hecho de vivir en un casa con tanta gente, la atención era medida.
Siendo ellos seis hermanos, y uno en camino, no era para ellos nada fácil, podrían llegar a pensar que si un día desaparecieran nadie lo notaría, sin embrago no era así, y eso si que lo sabían. Con algo que contaba y si que en gran cantidad era con el amor que sus padres les brindaban a pesar de todo, pues los amaban e intentaban poner su atención en cada uno aunque aveces era casi imposible, pero de alguna manera lo lograban.

Los gemelos tocaron la puerta y sin esperar respuesta entraron saltando por todo el cuarto, donde los tres chicos conversaban.

-Dylan, Arantxa, bajen de hay.- dijo Lily reprendiendo a los chiquillos, los cuales la miraron y rieron continuando con su acción desordenada.- Oh perfecto a mamá le encantará saber dónde está su hermoso jarrón, que ustedes enanos destruyeron.- Ambos abrieron los ojos asombrados y se bajaron tranquilos.

-Dice mamá que bajen a comer- los tres asintieron y se levantaron saliendo del cuarto.

Al bajar las escaleras Tristán el menor de la familia, intentaba bajar las escaleras, cuando Lily lo vio, lo tomo en sus brazos y bajo con el, para luego dejarlo en el piso de la planta baja. Todos se sentaron en la mesa ya preparada como siempre.

Diane una mujer hermosa de unos cuarenta años, esposa de John de cuarenta y dos, uno de los senadores del país, eran a pesar de todo una pareja feliz, padres de seis niños y uno en camino, aunque para nadie es un secreto John Lancaster amaba a su gran familia, desde joven fue su sueño, y ahora hecho realidad con la mujer que amaba era de maravilla. Amaban su vida, muchos lo pensaban como una locura, el tener una familia tan grande, pero ellos lo amaban.

Se sentaron todos en la mesa y como de costumbre, oraron y comieron, compartieron y rieron, Diane compartía las novedades de su embarazo que apesar de su edad iba de maravilla, pues una hermosa niña se creaba en su vientre.

-Mama y que nombe le pondas a la bebé.- preguntaba el pequeño Tristán, aún se le dificultaba el hablar, viendo la gran panza de su mamá.

-Elizabeth amor, se llamará Elizabeth Sofía- el niño la miro con cara de ilusión y acaricio la barriga de su mamá alegre.

Todos se fueron a sus respectivas habitaciones, a excepción de Lily y Noah. Se sentaron en el patio, en los columpios que allí se hallaban y algo oxidados de su niñez.

-Ahora seremos siete, siete niños. Que locura!- dijo Lily mirando a Noah con impacto a lo que acababa de decir.

-Si, nuestra familia es increíble, creo que es hermoso la verdad, y eso es maravilloso supongo, nuestros padres no han pensado en parar.- lily la miraba, mientras su hermana reía, y denotaba su gran sentimiento hacia su familia.

-Sabes Noah creo que si un dia, desapareciera, no...- inmediatamente cerro su boca, pensado en lo que diría, Noah volteo extrañada.

-No que Lily,.- la chica la miraba, mientras su hermana negaba.- Vamos Lily dilo.

-Es solo que aveces creo que... Si desapareciera, no lo notarían, es solo, no... Es, una estupidez, verdad?.- hizo la chica con un ademán restándole importancia.

-Lily por Dios, aveces eres muy ahs,.- dijo Noah riendo.- Eso no pasará, cada uno es importante a su manera, verdad?, a su forma, la ausencia de alguno sería igual de dolorosa, y claro que lo notaríamos, recuerdas cuándo fuiste con Sofía al lago, pero se habían escapado, y papá casi te mata.-su hermana reía y la contagiaba a ella también.-si no quien me ayudaría con las tareas.- dijo la chica riendo.

-Oh niña cuando creciste tanto, aveces olvidó que ya tienes diecisiete.- dijo golpeando a Noah levemente con su hombro.

- También olvidas que tienes diecinueve, y dices estupideces como esas.

Y así estuvieron como una hora más conversando acompañadas con las estrellas, que escuchaban su charla.
Amaban sus vidas, en gran manera, y estaban seguras que si alguna faltaba, o alguno de la familia sería completamente doloroso, e insoportable. Se amaban, amaban a su familia, esa noche, hablando, lo descubrieron, y nada lo haría cambiar, nada podría arruinarlo. O almenos éso pensaban.

Lily (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora