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"Hoy llegó el nuevo profesor de anatomía, ahora mismo está en dirección. Mi padre me encargó presentarlo, pero creo que él mismo lo hará cuando venga." Una última mirada a todos los alumnos acompañada con una sonrisa socarrona fue lo que indicó a todas y todos que no se acercaran demasiado al nuevo.

Fue hasta el momento en que HoSeok notó que el joven de cabellos azabaches se acercaba al aula que se dirigió a un asiento con el único motivo de que, cuando entrara, la primera impresión que se llevara de él fuera la imagen de un chico tímido y bien portado, tal y como él quería.

El que le sacaba al menos 5 centímetros al castaño entró, visualizando a todos los que serían sus primeros y nuevos alumnos. Aún así, ser nuevo en el área no le fue un impedimento para actuar seguro frente a la multitud que era, en promedio, al menos dos o tres años menor a él.

"Mi nombre es Kim NamJoon, y como ustedes sabrán soy el reemplazo del profesor que se lesionó hace unos días. Tengo veinte años, estudio medicina y espero que no se sientan incómodos de que alguien les enseñe teniendo casi la misma edad". Sonriente y confiado escuchó los murmullos y las risillas de uno que otro alumno a excepción de un par que permaneció completamente externo a la situación. "Empezaría con lo básico, presentaciones, no obstante y a pesar de mi buena memoria, no me interesan las cosas que puedo aprender más tarde. Entonces, comenzaremos la clase de una vez. Saquen su libro en la página setenta y nueve, justo en el tema de la función de la vena aorta."  Miró cómo todos ojeaban el libro, a excepción de uno que parecía incluso no tener útiles escolares.

Se acercó a él y, con una voz entre lo amable y lo ronco, preguntó acerca de ello. HoSeok simplemente respondió.

"No soy un alumno" Su expresión melosa sólo causó que NamJoon se confundiera aún más; en su rostro se percibía una apenas marcada mueca. Con una seña discreta le indicó que saliera del aula junto él. 

Una vez fuera, el de cabellos acaramelados bajó la cabeza con una perfecta y fingida timidez e inocencia.

"No quiero regañarte el primer día y no tengo el derecho de hacerlo si es que realmente no eres un alumno, pero tengo una única duda, ¿qué hacías dentro de mi clase?" Su ceño se frunció y su vista recorrió el adorable rostro del aún desconocido para él .

"Me llamo Jung HoSeok... Soy el hijo del director y dueño de esta escuela. So-solo quería ver co-como explicaba el nuevo profesor" La actuación de HoSeok era tan buena que casi le parecía creíble, pero a NamJoon con un simple tartamudeo, sonrojo y temblor de manos no se le convencía.

"Ya puedes parar" Burlonamente pero no de forma ofensiva le indicó. "Jung HoSeok, te dejaría entrar a mi clase, pero creo que te vendría mejor una actuación. Sacarías sobresaliente, ya que eres algo bueno en eso, casi me lo creo " El moreno entró a la clase, cerrando la puerta detrás suyo, y el otro permaneció fuera totalmente en silencio, fascinado ante su forma de ser y minutos después emprendiendo rumbo hacia los baños para fumar un poco.

Casi al momento, una mano le rodeó la muñeca y otra cubrió sus labios de forma posesiva pero sutil. "Sabes quién soy, pero no conoces todo de mí, ¿qué tal si lo exploras?" Le susurró el rubio al oído de manera atrevida.

"¿Y qué ganaría yo a cambio?" Respondió en cuanto su boca fue descubierta, y eso provocó el ensanchamiento de la sonrisa de LuHan, su ya bien conocido acosador. Las manos que lo habían inmovilizado hasta ahora bajaron a su cadera.

"Será tu primera paga por esto" HoSeok negó con su índice, pero no porque no estuviera de acuerdo, si no porque quería hacerlo a su manera y no ser controlado.

"Hagamos un trato, ya que será mi primera experiencia. Yo decidiré la manera en que será." LuHan asintió y  el más bajo se deshizo de su agarre, arrodillándose. Sus delgadas manos, temblando ahora verdaderamente, tomaron los muslos de LuHan, acariciándolos de forma gentil e inexperta y así, seguidamente,  procediendo a mirarlo, esperando alguna señal de continuar o no hacerlo, y la cara del chico sólo lo aprobó, así que fue el momento de suspirar.

Sus cabellos fueron revueltos y eso le dió seguridad. Solo pensó en ese momento que con algo de experiencia le agradaría a NamJoon. Quitó el cinturón y bajó el pantalón del acompañante tan apresuradamente que el chico tuvo que corregirlo y decirle que no debían tener prisa. 

La vergüenza de HoSeok fue casi como un reflejo: instantánea.
 Asintió y al ver frente suyo pasó saliva. Por el momento no hizo mas que acariciar lo que se le presentaba, retomando su papel de siempre, aquel de ser un sinvergüenza provocativo. Sólo supo que lo hacía bien sin necesidad de que el otro se lo dijera porque su erección hasta el momento pequeña creció considerablemente.

Acercó su boca hasta la ropa interior adversa y lamió por sobre la prenda, también besando húmedamente y subiendo aquellos besos a la piel descubierta de su abdomen bajo que era lo único además de sus piernas que podía ver. Sus manos afianzaron el agarre, no sin antes retirar la prenda inferior, siempre atento a que todo fuese como LuHan quería. 

Indeciso, sus labios casi rozaron la punta y su lengua se asomó entre ellos para dar una buena vista, pero sin hacerlo sufrir de necesidad. Dió una leve lamida al glande. Sus suaves manos le parecieron el paraíso al menor que disfrutó el tacto de ellas momentos después. Si bien, no sabía exactamente cómo hacer una felación, sí que sabía utilizar las manos, y eso fue un punto a favor.

El castaño se detuvo en seco y se levantó del suelo, dejando un casto beso en la barbilla adversa antes de indicarle que para un buen trabajo, debían entrar a un cubículo. El chico le hizo caso y pronto su idea fue tomada. Ahora que ambos estaban cómodos y la seguridad era buena, HoSeok pudo continuar su labor. 

Tenía más confianza en sí mismo conforme pasaba habían pasado esos segundos o hasta minutos. Sus labios atraparon la punta y parte del falo y les dió paso al interior de su mojada y caliente cavidad bucal, provocándole espasmos que no eran ni más ni menos que de placer. Tan solo apretó un poco para conseguir sus jadeos. Satisfactoriamente, decidió masturbar lo que, a pesar de que sí cabía en su boca, no había metido por pura inexperiencia.

Iniciaron los movimientos de su cabeza y mano, coordinados y azarosos, y hasta tan solo más de un minuto lo sacó totalmente empapado de saliva. Masajeó, acarició y mordió su falo repetidas veces, pero no dañándolo, al contrario, acercándolo al orgasmo poco a poco.

Besó tres veces el glande antes de lamer de forma circular y a continuación succionar, llevando una de sus propias manos a su trasero para una vista excelente y mejorar el estímulo, claramente sin sentirse excitado, sino más bien simplemente para que eso terminara lo más pronto posible. 
Arqueó su espalda, se removió en su lugar y la mano que permaneció en su falo bajó los dedos anular y medio a los testículos para masajear satisfactoriamente, soltando una cantidad casi exagerada de saliva sobre el no tan grueso miembro, humedeciéndolo con cada movimiento. 

Disfrutó ver cuando las piernas del alto temblaban y sus extremidades parecían derretirse de placer mientras comenzaba a transpirar y el agotamiento por resistir provocaba una respiración errática. Su lengua viajó por todo el tronco cuando sus manos retomaron agarre en sus muslos y la diestra ajena le tomó las hebras castañas entre los huesudos dedos. Los labios un poco resbaladizos hicieron a la perfección su trabajo cuando atraparon y presionaron parte de la base, y como cáliz de la última fase regresó a la punta para meter tan sólo poca parte de su hombría. Siguió bajando, reacomodándose por cada par de centímetros que metía en su boca, y al llegar a la base ahora de distinta manera a la anterior un líquido espeso que comenzaba a salir a chorros le provocó arcadas. Sólo para no arruinar su trabajo, fue sacando el pene lentamente, con sus mejillas llenándose cada vez más. 

Cuando su miembro estuvo por completo fuera, se atrevió a expulsar parte de su semilla por su boca para que se deslizara por su barbilla y su camino terminara hasta que llegara a mojar su camisa floja blanca. LuHan, agotado y lujurioso, le pasó un trozo de papel que estaba dentro del cubículo para que limpiara los rastros en su piel. Antes de ello, HoSeok pasó lo restante de su esencia, sin realmente poner mucha atención en su salado y amargo sabor.

Fruto prohibido (NS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora