Prólogo.

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Despierta, despierta, despierta, ¡despierta!

Abro mis ojos de inmediato, mi cabeza duele y mis manos siguen ardiendo, miro hacia todas partes con miedo. Rápidamente me levanto sacudiendo las hojas de mi ropa. Retrocedo unos pasos al escuchar una rama romperce. Están cerca, puedo sentirlo.

Mi pecho sube y baja mientras el frío viento choca en mi piel mojada. En realidad no sé cómo había llegado a un río y no sé que había pasado hasta ahora. Estaba sola, asustada, y en el medio de un río en el bosque.

Los ruidos que se escuchan me hacen voltear hacia todos los lados, intentado que mi vista se acostumbre a la obscuridad.

¿Mamá?— pregunto al ver una silueta. Al acercarme me encuentro con que no es mi madre, es una  mujer, ella se acerca a mi, con calma y un porte firme.

Me llamo Jassy, Millicent— me mira con esos intensos y grandes ojos azules, —tienes que irte de aquí, sal de aquí, ellos vienen por ti como lo hicieron con nosotros.

La miro un poco confundida, ¿se refería a los protectores, los ángeles?, ¿a qué se referia? ¿era un fantasma?.

—Soy un alma de protector. Mi deber es ayudar a tu ángel a cuidarte, debes tener cuidado chica— me mira y se acerca un poco a mi —no te equivoques como yo, debes de mantener la calma y siempre pensar en lo que puede pasarle  a las razas si haces algo mal o te vas con ellos...— me mira fijamente y eso me asusta, me mira con esos ojos azules y realmente siento un peso en mis hombros cada vez que escucho eso.

Siento el aire irse de nuevo de mi cuerpo al escuchar lo que me dice, no quería hacer nada mal y que por mi culpa todos terminaran en una guerra, debía de hacer mi mejor esfuerzo.

Concéntrate en lo que te digome mira y después juega con un amuleto en su mano, —tienes mucho poder niña, mas que todas nosotras y ellos quieren cortar tu cabeza para que todo acabe... tienes que seguir las ordenes de Deacon, de Ezio, de Egan y en especial— hace una pausa,— en especial de Keelan...

Claro, lo haré— digo temerosa y la miro.

Toma— me extiende aquel amuleto que hace unos segundos tenía en sus manos  y me mira, —dile a Keelan que te cuide por mi— se gira hacia atrás de ella y luego vuelve hacia mí, —vete niña, vete, ¡corre! ¡salvate tú que puedes!.

Y es ahí, cuando comienzo a correr alejandome de la mujer. Los ruidos hacen que mi corazón se acelere, mis sentidos se ponen alerta y mis dedos comienzan a hormiguear.

Protegeré a todos, cueste lo que me cueste, no dejaré que haya una guerra entre especies, no dejaré que ellos vengan por mi.

nightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora