Capítulo 2: ''¡¿Qué rayos sucede aquí?!"

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Baek baja cada vez la mirada, quizás por el morbo, dando así con la imagen del pene de aquel hombre, inundado ahora en pensamientos con el tamaño de este. Cuando cae en cuenta que ChanYeol se acerca mucho más, da un salto poniéndose de pie, corriendo al exterior de la recamara para huir de él, pero, tan pronto sale choca contra un cuerpo, cayendo una vez más al frío suelo.

— Carajo, ¿Acaso mi casa fue invadida? — Pregunta, y, cuando abre sus ojos, va en un lento ascenso desde unos pies, unas preciosas piernas de tez bastante pálida, y en cuanto se topa con un nuevo pene, igualmente de un buen porte, se arrastra hacia atrás por el suelo, limpiando incluso la madera con su trasero, lleva la vista velozmente hasta la cabeza; un nuevo hombre de aspecto sacado de el más elaborado manhwa, una tez pálida, unas facciones igualmente delicadas, pero al mismo tiempo masculinas y atractivas como las del primer hombre, pero este porta unos cabellos blanco-plateados que cubren parte de su frente y uno de sus ojos.

BaekHyun está por dar una nueva serie de gritos, cuando este chico de cabellos plateados abre la boca y articula unas simples palabras mientras levanta un brazo y muestra el collar de cuero negro con la placa de su amado gato.

— BaekHyunne, se rompió mi collar.  


Baek es incapaz de unir los puntos con respecto a lo que sucede ante sus ojos, y se ve blanqueado mentalmente en ese instante. Se nota ido, ahora con la mirada clavada en la placa del collar sin siquiera pensar en el por qué la está viendo, por qué está en la mano de aquel hombre, por qué está desnudo, por qué está dentro de su hogar. Balbucea algo sin sentido, más por inercia que por voluntad y Sehun inclina la cabeza a un costado con una expresión de extrañeza puesta en su rostro. 


— ¿Qué?  —dice el alto.  — ¿Qué ocurre contigo?

—Q-q-q-....

— ¿Jah?

— ¡¿Quien carajos eres?! ¡TÚ! ¡TÚ Y EL OTRO LUNÁTICO! ¡¿Cómo entraron en mi casa?


— ¿De qué hablas? — el tono de su voz se torna un poco de reproche. — ¡Soy Sehun! —continúa, con cierta mueca de enojo en su rostro.


— ¡¿Mi gato Sehun?! Suficiente, creo que anoche me drogué con un par de hombres desconocidos, sí, eso debe ser. Tú y el otro, los dos seguro se drogaron conmigo e hicimos muchas cosas estúpidas. Posiblemente los dos aún están bajo efectos de esa fuerte droga, o yo estoy alucinando que ustedes existen. 


Sehun, un poco ofendido por la actitud incrédula de su amo, teniendo el enojo tatuado en su cara se acerca aún más previo a inclinarse lo suficiente hasta quedar de cuclillas delante de él. 


— ¿Quieres tocarme? Soy real. Vamos.


— ¡Aléjate, pervertido!


— ¡Te pedí tocaras y comprobaras! ¡No te pedí que tocases lugares indebidos! Tú, siempre tan tonto como cuando me dejaste fuera de casa pensando que me había ocultado bajo tu cama. ¡Podrías haberme buscado, ¿Eh?!


Los ojos de Baek se abren casi como dos platos. «¿Cómo es que este sujeto sabe aquello sobre su felino y él? » es la pregunta que invade su cabeza.


— El otro día besé tus labios mien... —Sehun detiene su relato cuando ve a Chanyeol salir de la recamara de Baek, sintiendo como los cabellos de sus orejas se encrespan al sentir necesidad de ponerse en guardia. 

Chan por otro lado, muestra una sonrisa enorme mientras las orejas entre sus cabellos se asoman 

— ¡Oh! Hola, guenos días. —dice aún con su poca estabilidad en el lenguaje. 


Sehun luego de un par de segundos de silencio suelta una carcajada no muy alta, señalando con uno de sus dedos al enorme perro-humano. 


— Eres tan tonto que no hablas bien, enorme perro. —comenta aún entre sus risas. 


Chan abulta un poco sus labios en un puchero, para luego encogerse de hombros y bajar sus orejas. Baekhyun, a pesar de no entender absolutamente nada de lo que ocurre, frunce el ceño y manotea aquel dedo acusador de Sehun, quien en respuesta abraza su propia mano contra su pecho con sus ojos bien abiertos. 


— P-pero..  ¿Por qué me golpeas?


— ¡¿Por qué eres tan cruel con él?! Míralo, lo haces sentir mal. Ten algo de compasión por el resto, santo Dios. Realmente si te pareces a mi gato, muy cruel y desconsiderado. —dice en tono alzado, pues se siente algo roto al notar la tristeza en los ojos de aquel alto sujeto parado en el umbral de su recamara. 

Cosas de perros. (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora