Sinister madness

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Taehyung

Todos tenemos personas muy importantes que amamos, recuerdos de nuestra infancia, esas pequeñas cosas que nos hacen recordad momentos en donde fuimos felices.

Mis personas favoritas sin duda alguna son mi madre y mi hermano.

Se preguntarán que hay de mi padre… Desde que nací nunca supe de él y en mi pequeña familia no se habla de eso, por suerte no necesitamos de nadie más y somos felices los tres viviendo juntos.

Vivimos en un pequeño barrio un poco apartado de la ciudad, mi hermano va en una de las mejores universidades mientras yo voy en la secundaria en último grado; mi madre trabaja en una pequeña panadería que la abuela le dejó y con nuestro trabajo de medio tiempo no nos hace falta nada.
…
En la escuela nunca fui el chico popular pero tampoco soy al que ignoran, tengo a mis amigos, soy algo torpe y distraído pero a su parecer soy alguien tierno e inocente.

No suelo prestar mucha atención a los demás compañeros de clase pero ay un chico que se roba toda mi atención, su nombre es Min Yoongi; no habla con nadie y en el receso se queda en el salón, nunca lo han visto comer, ay muchos rumores sobre él en donde dicen que su padre es un asesino, que él trafica drogas, que su madre se prostituye pero yo no creo nada de eso. Hablamos muy poco, bueno solamente hablamos cosas como “¿Qué día es hoy? ¿Me prestas sacapuntas? ¿Qué página era?” pero eso me es suficiente; no se sabe en donde vive ya que es de los primeros en irse a casa, es pálido como la nieve, tiene una mirada felina que a mi parecer lo hace ver lindo pero también sexy con esa apariencia de pocos amigos que tiene.

Un día al llegar a la escuela ahí estaba él, con sus audífonos puestos y mirando por la ventana, como si nada importara, verlo me hace olvidar todo, ser mucho más feliz de lo que ya soy, me hace sonreír como una colegiala locamente enamorada…pero aguarden un momento, ¿Acaso él esta viéndome? ¡Maldita sea esta viéndome! Rápido miro hacia otro lado para después entrar con torpeza al salón y tomar asiento en las primeras bancas, que vergüenza ahora pensara que lo acoso.