Yoongi.
Es cierto que debes querer a tus padres demasiado pues ellos te dieron la vida y te enseñan muchas cosas pero mi caso no es así, mis padres ya no están conmigo o mejor dicho yo no estoy con ellos, me mude apenas pude ya que no soportaba todos esos insultos de mi padre y burlas de mi madre, gracias a su carácter y aspecto se han hecho rumores falsos en la escuela sobre ellos y sobre mi pero igualmente me viene importando un carajo.
Estudió en último año de secundaria y lo que me ah echó salir adelante es ese hermoso niño, piel color canela y hermosa sonrisa cuadrada, no hablamos mucho pero lo poco que hablamos hace que mi corazón se acelere, e estado enamorado de él por dos años y el miedo de que él crea esos rumores acerca de mi hace que no tenga el valor de hablarle.
Esta mañana como siempre me levante temprano para ducharme e ir a la escuela caminando ya que el dinero que gano me alcanza solamente para comer por eso no me alimento en la escuela y no uso el transporte público; me gusta ser el primero en llegar pues así nadie gana mi lugar en la última banca y mientras espero me gusta ver a través de la ventana escuchando cualquier cosa pero algo me hizo girar hacia la puerta, un reflejo que paso por la ventana y ahí estaba él…mirándome a mi? Al parecer estaba muy sumergido en sus pensamientos ya que no se había percatado de que miraba a una basura como yo hasta que se sonrojo y entro al salón, verlo así hace que mi corazón se derrita, paso el tiempo y las clases empezaron.
…
Las clases transcurrieron normalmente, en la última clase la maestra de geografía les pidió un trabajo de investigación en parejas, aquel chico de piel canela tomo el suficiente valor para ir con aquel chico solitario.
Al terminar las clases Taehyung guardo rápido sus cosas para ir detrás de Min, junto toda su valentía y se atrevió a hablarle
–¡Min hyung, espere! – El menor corrió hacia el pálido tomando bien su mochila y se paro frente a él, al verlo toda aquella valentía se había esfumado en un abrir y cerrar de ojos
–Yo…q-quería saber si usted….usted quiere trabajar conmigo, ¡Claro si quiere si no yo e-entendere–
El pálido solamente pudo soltar una leve risa por ver aquel chico tan nervioso y con sus mejillas completamente rojas
–Claro que si Tae, si no tienes inconvenientes podemos ir ahora mismo a mi casa–
El menor embobado solamente pudo asentir como respuesta, no podía creer que aquel chico supiera su nombre.
Caminaron en silencio ambos nerviosos pero a diferencia del pálido a Tae se le notaban los nervios a kilómetros, el menor se puso en alerta al ver por donde iban caminando, chicos fumando e inhalando cosas, algunas chicas en paños menores, tipos peleando salvajemente, sin pensarlo se aferró al brazo del mayor evitando mirar todas aquellas cosas.
El mayor apenado por el lugar en donde vivía solamente atrajo más al adverso para que se sintiera protegido.
Al llegar a aquel pequeño departamento el pálido dejo que entrara su invitado, Tae sin decir nada se quedo observando cada parte de aquel departamento, si bien las casas ya se veían mal, con la pintura desgastada, el departamento de Min era demasiado limpio aunque muy pequeño, el comedor y cocina estaban juntos, en la sala solo tenía un sofá y hacia la habitación no había pared, solo había un colchón y un pequeño ropero y en la esquina había un viejo piano marrón.–Estoy tan apenado pero es para lo único que me alcanza, nunca había traído a alguien aquí– el pálido tenia un ligero sonrojó que al parecer del menor lo hacia ver adorable
–No tiene de que preocuparse Hyung, es muy lindo y huele bien– sonrió ligeramente nervioso para después ambos tomar asiento y comenzar con el proyecto.Pasadas las horas el menor acomodó sus cosas en su mochila y salió con él adverso que lo acompañó cerca de su casa, al despedirse el mayor rápidamente le robo un beso al menor y se fue corriendo a casa, por su lado el menor sonrió emocionado comenzando a dar brincos por todos lados mientras entraba a casa.
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Sinister madness
Short StoryNo todo es lo que parece. La locura puede hacer que comentamos muchas estupideces, al igual que el amor, haríamos cualquier cosa por tener siempre a quien queremos a nuestro lado.