Cap.30

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Llegó el lunes. Maldecí en mi interior por no haber ido a clases el viernes, me había saltado el trabajo de filosofía. Y claro, no quería suspenderlo. Tendría que hablar con el profesor y decirle que había estado enferma, al igual que Kendall, que sé que él tampoco asistió.

La campana de la hora de entrar a clases me sobresaltó y caminé hacia filosofía. No había visto a Logan en todo el día, y sinceramente, no quería verlo. Tal vez estaba aún molesto conmigo por haberle dicho un "Te odio", pero esa vez me salió del corazón. Por su culpa, Kendall estuvo a punto de matarse. 

-Señorita Green.-Dijo con sorna el profesor Hawkins.- Vaya, creí que en serio había dicho lo de que no más llegaría tarde.-Sonrió.- Debería echarla fuera de clase, ¿Sabes?

-Profesor...-Murmuré con un hilo de voz. Miré mi asiento y me sorprendió ver que Kendall no estaba; ¿Dónde se habría metido?- Yo... Yo estuve enferma el viernes. He llegado tarde porque tenía que ingerir las pastillas que el médico me dio.-Mentí.

-Oh. Pase, entonces.

Lo miré confundida. ¿En serio me iba a dejar pasar? Este profesor siempre me había tenido manía, y no sé por qué, pero ahora se volvía más suave. Asentí con la cabeza y me senté en mi sitio libre. 

-Bueno, Caroline.-Comentó de nuevo alzando la voz.- ¿Sabe usted que no me ha entregado el trabajo junto al señor Schmidt?

-Sí, lo sé, y de eso quería hablarle... Ehm...-Tragué saliva.- ¿Lo puedo entregar mañana?

-El plazo era hasta el viernes.-Negó con la cabeza.- Tal vez le hubiera dejado entregarlo hoy por sus problemas médicos, pero no voy a aceptar un trabajo mañana. Lo siento. Usted acaba de suspender filoso...

-¡Espere!-Gritó una voz desde la puerta. Mi corazón latió rápidamente de miedo pero a la vez de sorpresa. Kendall estaba recargado en el marco de la puerta, con su respiración agitada, su gorrito de lana que tapaba su rubio cabello y sus ojos mirando con horror al maestro.- Yo... Yo tengo el trabajo. Tome.-Se acercó al profesor y lo entregó.

-Bueno, bueno. Me parece a mí que el señor Schmidt le ha salvado el pellejo, Caroline.-Sonrió con amargura.- Está bien. Aprobados ambos, ahora siéntese y déjeme hacer clase.

Kendall asintió con felicidad y caminó hasta mi lado, sentándose donde siempre. Le sonreí con cariño y tomé su mano disimuladamente, por debajo de la mesa. Sentí cómo quería escurrirse, pero no lo dejé. Él ya se había acostumbrado a mí y no iba a dejar que me renegara.

-Gracias.-Susurré.- Ni siquiera lo habíamos terminado, ¿Cómo lo has hecho?

-A-Ayer... Ayer era mi día libre de trabajo y me dio tiempo para terminarlo.-Asentí.

(...)

El glorioso timbre volvió a sonar haciéndome salir de filosofía. Esperé a que todos estuvieran fuera, ya que Kendall estaba terminando de copiar lo que había puesto Hawkins en el pizarrón, y yo lo miraba. Cuando terminó, guardó todos sus utensilios en su estuche negro y luego los libros, dentro de la mochila. Se levantó y lo seguí hasta la puerta.

-Entonces, ¿A qué hora te recojo?

-¿R-Recogerme?-Preguntó dudoso. Asentí.

-Claro, para que me des otra de tus clases de guitarra.-Sonreí.- ¿Qué tal a las cinco y media de la tarde? Creo que tu turno termina a esa hora.

-Mmm... Vale, está bien.-Tragó saliva. Me acerqué a él y deposité un suave pero agradable beso en su mejilla, aunque él intencionó en apartarse. Su mejilla era tan cálida en contraste al frío que hacía...

-Nos vemos entonces en la tienda. -Volví a dedicarle una sonrisa coqueta.- Adiós, Ken.

-...Adiós.

Me di media vuelta con intención de marcharme. Mi siguiente clase era naturales, y no quería perderme la última explicación antes del examen. Iba mirando perdida el suelo cuando choqué contra un pecho duro y firme. Maldita sea, ¿Siempre me tenía que chocar contra alguien?

-Vaya.-Murmuré.- Lo siento.-Mis ojos corrieron su camisa negra y llegaron a su cara, la que reconocí al instante. Suspiré.

-Carol.-Dijo él con seriedad.

-Tengo que irme a clases.

Intenté escapar sin mirar sus ojos chocolate, los que esta vez, no me transmitían confianza y temía a que me acusara. Su mano atrapó mi brazo y no me dejó continuar, yo forcejé un poco pero me fue imposible, él estaba más fuerte que yo. Me di la vuelta y lo miré a los ojos.

-Tenemos que hablar.

-Oh, ¿En serio?-Pregunté sarcástica.- ¿Sobre qué, Logan? ¿Sobre lo que había estado a punto de perder por tu culpa? Odio cuando estás bebido.-Refunfuñé.- Ese beso lo fastidió todo... Dios. No puedo creer que por tu culpa estuve a nada de perder a Kendall. Por tu culpa.-Remarqué.

-Quería pedirte disculpas.-Susurró.- Soy un imbécil, sí, no me sé controlar en las fiestas. Esa noche había bebido más de la cuenta, y estaba borracho. Lo reconozco y retiro todo lo que dije allí.-Suspiró.- Pero... tú no estabas ebria cuando me dijiste que me odiabas.

-Te odié en ese momento, Logan. -Negué con la cabeza.- Kendall me importa mucho, y estuve a punto de perd...

-Deja de repetir eso.-Me interrumpió.- Diablos, ¿Sólo puedes pensar en ese chico? ¿Ese chico es tu vida? ¡Si sólo es un idiota que tiene ideas suicidas! No es una buena influencia para ti.

-Te callas.-Le dije con tono severo.- ¿Querías hablar? Ya hemos hablado. Pero no vuelvas a meterte con Kendall, si no, tendré que tomar medidas. Ahora, si me disculpas, he de volver a clases.

-¡Y doce años de amistad a la mierda! ¡Sólo por ese capullo! -Exclamó cuando ya me iba. Me volví hacia él y golpeé su pecho.

-¿Eres gilipollas o qué?-Le pregunté con amargura. Le empujé contra las taquillas pero no pareció importarle, ya que seguía con esa mirada de me importa un carajo lo que digas. -¡Estoy harta de ti! ¿Me oyes? ¡Harta de tus estúpidos juegos! ¡No eres mi padre! ¡No puedes influír tanto en mi vida! Házme un favor y desaparece.-Murmuré con lágrimas en los ojos. Tal vez estaba arriesgando demasiado.

-¿Eso es lo que quieres? ¿Quieres que desaparezca?-Preguntó con amargura.- Tal vez no sea tu padre...-Se le quebró la voz y sentí cómo mi corazón se partía. Lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas, y sentía más calor de lo habitual.- Pero hasta ahora, era tu amigo.-Susurró.

-No siempre puedes mandar de mí.-Sollocé.- Logan, yo amo a Kendall. Lo amo.

-Me da igual, ya, Carol.-Suspiró de nuevo.- Creo que cuando me dijiste que me odiabas, no sólo me odiabas en ese momento. Igual es mejor... distanciarnos un poco.

Lo miré con incredulidad. Él seguía con su mirada inexplicable y mis sollozos fueron en aumento. Asentí. Odiaba separarme de Logan, pero había superado una línea. Una línea muy fuerte para mí, y muy débil para él.

-Tienes razón.-Susurré. Él tomó su mochila del suelo y se acercó a mí lentamente para depositar un beso en mi frente. Me estremecí.- Te voy a echar de menos.

-Necesitamos un tiempo.-Murmuró.- Tranquila, dentro de unos días o unas semanas, todo se solucionará. Este tiempo nos hará ver las cosas de una forma distinta.-Sonrió.- No es un adiós, Caroline Green. Te quiero, amiga, y siempre estaré contigo.

-Woow, parece una telenovela romántica.-Bromeé.- Nos veremos por el instituto.

-Claro. Vuelve a clases. Te echarán si llegas tarde.-Asentí.

Pero en realidad no podía volver a clases. Iría al hueco del jardín a reflexionar un poco, como siempre. Igual las cosas con Logan se solucionaban al fin.

Warm Winter {Kendall Schmidt}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora