Ruta 1

1 0 0
                                    

La pereza me puede, sobretodo por las mañanas, nada me saca fuerzas con lo bien que se está en la cama, o al menos, nada lo hacía. Me incorporo a trompicones para ver cómo Tun duerme a mi lado, acurrucado y metido dentro de su sombrero. Sus orejas se mueven al acercarme, creo que lo he despertado.

—Bunnies días~— me río yo misma por la tontería que acabo de soltar. Termino de despertar del todo.

Desayunamos por quinta vez juntos, luego salimos al jardín para ver las nubes pasar. Me sorprendo de lo rápido han pasado los días, también de lo animada que estoy.

Fui a darle una baya, pero por lo visto mamá se olvidó de comprarlas de nuevo. Le envié un mensaje para que no se olvidara otra vez, fue rápida en responder.

"Podrías venir a comprarlas, así sales un poco" recibí. No sé cómo pretendía que lo hiciera sin su Batcat nivel dieciséis.

"Seguro que con Tun te las apañarás ;)" dijo.

Le envié un sí claro, no ha luchado nunca y vencerá a todos los Chills de la ruta solito.

"Hay pociones en casa, y no está sólo ;) ;) Te dejo que tengo trabajo" suspiré.

No me hacía especial ilusión ponerlo en peligro y tener que volver a casa corriendo, iba a ser la segunda vez que cruzaba esa ruta por lo que no sabía del todo bien lo que nos podríamos encontrar. Vi a Tun rebosante de energía, rodando en círculos con su sombrero.

Consulté el reloj, mis zapatos y el microondas también, dubitativa a más no poder.

—¿Podrías aguantar un combate contra un Gusqui nivel cuatro?— siguió con lo suyo —Tienes buena velocidad, supongo que podríamos huir... ¿Qué dices? ¿Probamos?— ni caso, empecé a pensar que no era buena idea.

Y debatí conmigo misma, mucho, muchísimo. Una hora entera y seguía dando vueltas por casa.

—Al diablo, que sea lo que Kashira quiera— preparé la mochila y me hice con Tun. Lo llevé como si tuviera un huevo gigante en mis brazos, mirando alrededor como si estuviera rodeada de cuervos.

Había un par de niños con sus Chills por ahí, menos probabilidad de combate pensé, pero si me molestaría que se rieran de mí, y si quisieran combatir conmigo ya sería una derrota segura.

—Bueno...— me aparté de ellos para esquivarlos, pero apareció un Freedie salvaje nivel dos que me hizo soltar a Tun. Mi grito no pasó desapercibido —A-ah~ Vale, ataca, quiero decir usa ataque normal...

Le pegó tal golpe con el sombrero que lo lanzó a un par de metros de distancia, me quedé congelada. ¿Ya está?

—¿Eso ha sido un crítico?— seguimos con nuestro camino, él pegado a mi lado, con los ojos metidos en todos los rincones, evitando los hierbajos como verdaderos ninjas.

Estábamos a medio camino, crucé los dedos para que no nos topáramos con ningún otro Chill, pero un Cascatto nivel cuatro se nos puso enfrente.

Pensé que podríamos huir, pero como aún tenía plena energía decidí probar a atacar otra vez.

—Venga Tun, ataque normal— fue rápido y atacó primero, pero no lo debilitó.

Cascatto se lanzó sobre él, poniéndome de lo más nerviosa. Tenía la poción a mano así que no tardé en usarla, pero Cascatto volvió a atacar.

—Maldita sea, ¡ataque normal de nuevo!— pensé que acabaría con él, pero no lo hizo. Sentí una tremenda angustia hasta que el bicho tonto ese se subió la velocidad —ahora sí, ¡acaba con él!

Lo derrotó, y ganó tanta experiencia como para subir al nivel seis. Ahora tenía más ataque, más defensa y más velocidad. Usé mi segunda poción y nos pusimos en marcha.

—Ya casi estamos...— faltaba tan poco para llegar a la ciudad, que cuando apareció otro Freedie decidí escapar, mi corazón no daba para más.

Llegamos a la tienda al fin, mamá se alegró de verme. Hice como si fuera una cliente más, pero a pesar de la cola que tenía detrás mamá se puso a charlar conmigo.

Sabía que podrías, ¿qué tal ha ido? ¿cuántos Chills? ¿algún nivel? ¿entrenadores? Ni siquiera le estaba respondiendo.

—Mamá vale ya, hay gente esperando ¿sabes?— se rieron detrás de mí, menuda vergüenza.

—En casa me lo cuentas.

Salí de allí tan pronto como pude.

Fui a la plaza que había cerca para sentarme un poco y darle por fin las bayas a Tun. No pude dejar de pensar en los combates, en cada movimiento usado, en la emoción de ellos.

—¿Ya te los has terminado?— se me subió por el brazo, saltando hasta mi cabeza —O-oye...— y se acurrucó en mi pelo, escondiéndose en su sombrero —mi cabeza no es un buen sitio para echarse una siesta...

Ahora parecía que llevaba un extraño sombrero. Planeé una estratégia para volver a casa cuanto antes, pero no me dejaron terminar.

—Eh~ ¿de dónde has sacado ese Toonie?

—¿Ah?— era una mujer, ¿o una chica? un entre medio, debía de tener algunos años más que yo pero su extraña ropa me confundía —Sí...— acababa de responder que sí a esa pregunta, bravo.

Chillmon OneWhere stories live. Discover now