El joven viejo.

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Todo comenzó 26 horas antes de encontrar a mi novia con otro tipo en la habitación, siendo más claros, dentro del hospital. Era martes y empezaba mi turno como enfermero circulante instrumentista, revisando los historiales de los pacientes que iban a entrar a sala quirúrgica. Nada nuevo: Lapa, quistes, cesarías, HAT, lo usual. Había visto todas las operaciones que me parecían ya una rutina aburrida que incluso yo, un circulante enfermero podía realizar. Y mientras leía, pensaba en que debía de estudiar para el examen de admisión de la facultad de medicina del próximo mes. Me sentía estresado.

Llego medio día y después de una cirugía y varias rondas yo ya deseaba salir de aquel lugar. En mi mente recorrían ideas extrañas, ideas incluso, depresivas: "mira lo que estás haciendo", "solo desperdicias tu tiempo", "si tan solo hubieras aprobado el último examen estuvieras en la universidad", "eres un inútil".

3pm, la tarde iba avanzando. Mientras almorzaba en la cafetería leía "Así hablo Zaratustra" de Friedrich Nietzsche, el primer libro de filosofía que leí en mi vida. Aunque en realidad no tenía más que discursos y narraciones fantásticas, cumplía con el comentado que le había impuesto: Entretenerme. Varias veces en los discursos del mismo Zaratustra pude encontrar a un predicador, el cual, con cierta gracia, me cautivaba por la forma en que lograba racionalizar las cosas cotidianas de la vida.

Concentrado en mi lectura, sin aviso o consideración por mis sagrados alimentos, escuche a alguien pronunciar mi nombre con cierta euforia que me resultaba molesta. Bien pude reconocer aquella voz floja y desagradable para mi oído. El supervisor Erwin.

— ¿Qué está haciendo?—Pregunto estúpidamente. ¿Qué no era obvio que estaba comiendo?

— ¿Desea algo?—Pregunte intentando moderar mi tono de voz. Y después de un largo intercambio de palabras y malas miradas, todo acabo en una discusión en donde el me reclamaba el porque me permitía tan extenso periodo de almuerzo cuando había tanto que hacer dentro del hospital. ¿Cómo era que tan solo se nos permitía tener cinco minutos para poder comer? Y claro que no era negligencia médica. ¿Alguna vez se han dado cuenta cuanto tiempo toma un doctor en comer mientras habla con sus colegas? Eso sí es negligencia médica.

—Está bien—Recuerdo haber dicho. Me levanté y fui directo al lugar en donde estaba el equipo para la próxima cirugía. Faltaba tal vez una hora para ella, y aun así me gustaba tomarme mi tiempo para que todo estuviera en orden.

Dos horas después, me hallaba dentro de la cirugía más interesante del día.

— ¿No crees que te tomas muchas consideraciones con ella?—Dijo uno de los doctores hacia el otro.

—Siento que esto si es especial—

—¿En qué sentido? Hermano has dicho eso mínimo tres veces en el mes y has estado con dos chicas.

—Ella me comprende a un nivel que no podrías entender.

—A caso me estás hablando de tu mama. Porque ella es la única que te ha de entender. Entiende que no puedes enamorarte tan rápido de alguien. Dios, nadie se enamora a las dos semanas.

— ¿Qué me dices de los postmilenials?

—Hermano tienes 29 años, estas a punto de cerrar la carrera y piensas que te has enamorado y quieres formar una familia con una enfermera que descubriste tenía sífilis?

— ¿Cuál es el problema?

— ¿Qué tenía sífilis? No inventes.

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⏰ Last updated: Jul 01, 2019 ⏰

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Un chico con suerte.Where stories live. Discover now