5. Ese Idiota

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— ¡Y aquí lo tienes, Ta-da!

— ¿Qué se supone que es eso?

— ¿Acaso no lo vez, Akutagawa?—le dijo haciendo un puchero, a lo que el otro desvió la mirada— ¡Es nada más y nada menos que Kamo, Serizawa Kamo!

El pelinegro dejo de lado el libro que leía con tranquilidad, tan solo para prestarle atención al idiota que tiene por compañero. Estaba ahí, tan natural, tan estúpido, tan él. Recostado boca abajo en su cama, sosteniendo sonriente aquella figurilla de escasos ocho centímetros cuanto mucho.

— ¿Cómo lo hiciste?

— ¿Uh? Pues, con arcilla—respondió con normalidad, mirando la figurilla entre sus dedos, para después prestarle atención al azabache, sentado en la alfombra azulada de su habitación— ¿Acaso está mal?

— ¿Por lo menos sabes quien fue Kamo?

— ¡Por supuesto, lo investigue!—se levanto enseguida de la cama, alzando su mano como todo un niño. Acercándose después al pelinegro, sentándose a su lado, sonriente— Serizawa Kamo fue el líder principal del Shinsengumi

—Eso no es todo, tonto—al menos los insultos habían bajado un poco, poquito, de nivel. Ya no sonaban tan cruel y despiadados, eso lo sabía, incluso con el ligero golpecillo en su frente que le revolvió la mente y el corazón— Debes investigar bien su pasado, raíces familiares. Todo cuenta

Ne, Akutagawa, estaba pensando... ¿Podemos hacer la bandera con cartulina y plumines, no?—le pregunto sonriente, evadiendo por completo el tema antes de que le regañase o algo—.

—Pues, si así te gustaría

— ¡Si a ti te parece, a mi también!

¿Cuándo le tuvo compasión a alguien tan imbécil como lo era Nakajima? Es decir, solo llevaban dos días como compañeros de trabajo y, ahí estaba, sentado en el alfombrado suelo de su habitación, con el propietario de está trabajando alegre en su cama, sonriendo como el idiota que es.

Y aún así, pese a sus diferencias y lo mucho, muchísimo que le odiaba, su rostro inconscientemente formo una ligera sonrisilla como respuesta para el otro, quien regreso alegremente a sus actividades.

¿¡Quien era el idiota ahora, él o Nakajima!?

Se golpeo mentalmente y continúo con la lectura. Aquello lo hacía simplemente por y para Dazai, no más. El que de pronto le sonriera al enemigo, o se sintiera tan cómodo con su compañía no tenía importancia, después de todo era para lograr más rápido su objetivo.

— ¿Uh, a donde vas, Akutagawa?

—Al Konbini—le respondió a la par que se levantaba del suelo, dispuesto a salir, sin embargo el otro se lo impidió— Tan solo iré por un té helado

— ¿Pero de que hablas, tonto?—Y pese a que lo "insulto", no hizo nada al respecto, no con tan bella sonrisa— Mi casa es tú casa. Tengo té helado, pero es de fresa, espero no te moleste

—No hay problema...

—Aunque...—pareció pensárselo un poco, con el dedo índice en su barbilla. ¿Por qué era tan adorable? Y para colmo, le sonreía tan tiernamente después. Estúpido Nakajima— ¡Tengo una mejor idea! Vamos a tomarnos un descanso, ¿Está bien?

— ¿De qué hablas?—le pregunto algo curioso, viendo como el peligris tomaba unas cuantas monedas de su mochila, echándolas a los bolsillos de sus jeans oscuros después— Por si no te has dado cuenta, tenemos un montón de trabajo por hacer

—Lo sé, lo sé. Pero aún así tenemos dos semanas aún, ¿No?—le sonrió una vez que estuvo frente a él de nuevo. Y se sintió realmente idiota en el momento en que tomo su mano con delicadeza, guiándolo fuera de la habitación y bajando las escaleras aún con sus manos juntas— Un pequeño descanso no nos iría tan mal

—Bien, pero suéltame—Palabras duras para alguien quien estaba sonrojado hasta las orejas. Una vez más y para siempre: Estúpido Nakajima—.

—Claro, claro, lo siento

— ¿Y bien, a donde vamos?—pregunto una vez que el otro dejo su linda risilla, comenzando a caminar tranquilamente a su lado, parecían tan buenos amigos, inclusive se sentía tan cómodo a su lado. ¿Qué le pasaba? Ahora sentía tan necesario el estar junto a Nakajima—.

—Por un helado, hay unos muy buenos en...

— ¿Helado?—le interrumpió, alzando la ceja de manera curiosa, aquello solo lo hacían los mejores amigos o algo por el estilo, ni siquiera le gustaba el dulce, eso decía todo— No me gusta el helado.

— ¿Pero qué dices?—pregunto incrédulo, con aquella amplia sonrisa seguida de su melodiosa risilla divertida. Akutagawa era como un niño curioso—A todo el mundo le gusta el helado

—A mi no—así sin más, que le quedara claro de una vez por todas. No eran amigos y jamás lo serían, aunque en esos momentos fuesen tan cerca el uno del otro, y Nakajima sonriéndole cual colegiala enamorada—.

—Ya veremos si piensas lo mismo luego de probar un poco, seguro que ni siquiera has ido a una heladería alguna vez

—Pues, no realmente...

Y el contrario le miro impresionado. ¿Quién no iba nunca en su vida a una heladería? A pasar tiempo con amigos, charlar, tontear, e inclusive tan solo para probar sabores diferentes. Porque la vida era algo parecida, como el helado, por eso le encantaba. Conocías nuevos sabores, nuevas experiencias, en momentos podría derretirse pero, volvía a su forma original y deliciosa con tan solo refrigerarse. Una metáfora algo graciosa y sin sentido pero, a Atsushi le agradaba.

— ¡Pues esta vez iremos a una juntos, y probaras todo tipo de sabores!

Lo tomo por el antebrazo mientras continuaba con su sonrisa estúpida. ¿Por qué Nakajima se tomaba tantas molestias?


<"Quizá así aprendas a darles importancia a los demás y no solo a ti mismo, Atsushi-chan es el indicado para eso">

¿A eso se refería Dazai?

Es decir, Nakajima era tan, ¿Cómo decirlo? Idiota, sí, sí pero, había algo más. Esa aura de tranquilidad, calidez. No le importaba como fuesen las personas, no importaba quien fuese, su corazón era tan bondadoso y comprensivo con todos.

Por eso llego a la heladería aun aferrado a su brazo, con aquella sonrisa tan resplandeciente y alegre. Le había dicho un montón de insultos, y aún así le preguntaba en aquellos momentos que sabor le parecía el mejor. No pudo evitar el sonreír ligeramente tras aquello.

[Ese idiota...]

¡Mírame, Por favor! [AkuAtsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora