IV final

8.3K 859 424
                                    

Mark tuvo que recurrir a la vieja mano confiable bajo la ducha. Pegó la frente al azulejo recriminándose por su falta de juicio. Si el par de tipos no los hubieran interrumpido, aquella mañana le habría hecho sexo oral a su jefe. ¡Vaya experiencia por añadir a su currículo!

Pero es que, ¿cómo contenerse ante esa visión? Un torneado cuerpo sudoroso ondulándose de esa manera. Había caído en su propio juego, lo sabía. Había querido llevar él las riendas y tentar a Johnny. Había perdido.

Todo el asunto estaba saliéndose de control y lo asustaba. Tras el lunes cuando lo vio con ese moretón en el cuello, murió de celos y buscó a uno de sus amigos para que le dejara también una marca. Jeno le había puesto cara de póquer, pero al final había accedido bajo la promesa de una salida al cine en fin de semana. Después de todo, quería comprobar su teoría: Johnny Sush lo deseaba. ¡Y de qué manera!

Cerró los ojos y dejó que el agua terminara de llevarse los restos de su estallido furtivo, tratando de calmar a su conciencia. Deseaba también a ese hombre, como no había deseado a nadie más desde hacía mucho tiempo.

Salió al fin y notó que Johnny había salido ya rumbo a la oficina. ¿Lo habría arruinado todo?, ¿Johnny sería la voz de sensatez y pondría distancias? Quizá era lo más sano si no querían tener problemas en el trabajo. Suspiró y tras despedirse de un suspicaz Jaehyun, llegó a la oficina con un café gigante.

—Buen día Mark — Carolina le sonrió mientras le dejaba una carpeta sobre el escritorio — necesito que me ayudes con este documento, ¿podrás tenerlo para hoy?

—Sí, no hay problema — le sonrió.

—Por cierto, el señor Suh me pidió que te quedaras hoy tras la hora de salida. Dice que tiene unos temas que ver contigo.

—¡Cierto! — fingió — está bien, dile que no hay problema.

La chica sonrió de nuevo y desapareció hacia su cubículo. Todo el día la tensión se apoderó de él. ¿Y si Johnny era demasiado drástico y lo dejaba sin empleo? , ¿qué haría sin un trabajo para pagar sus cuentas? La zozobra lo mataba y casi contaba los minutos para que el día acabara y todo mundo se fuera y los dejaran solos, para recibir al fin la noticia. Quizá no iba a despedirlo, pero sí a pedirle que cortaran toda comunicación... sí, eso podría ser lo mejor. Aunque si debía ser sincero, no quería que las cosas terminaran así. No quería pagar tan caro por su atrevimiento. Lo primero que haría sería pedirle una sincera disculpa y quizá tendría clemencia.

El día avanzó tan lento que casi sintió que era karma. Cuando al fin la hora de salida llegó, aún tuvo que esperar a que los últimos ejecutivos terminaran sus últimas tareas. Respiró profundo cuando apareció un correo de Johnny en su bandeja.

“Ven”.

Se levantó y arregló su camisa, peinó sus cabellos y tocó suavemente antes de entrar y encontrarse con un serio Johnny de pie junto a la ventana. Entró al fin, cerrando la puerta y agachando ligeramente la mirada.

—Johnny... de verdad lo siento, yo no...

El alto pelinegro caminó hacia él y el movimiento fue tan rápido que no lo vio venir. Cuando reaccionó, la boca de Johnny ya buscaba la suya y la reclamaba sin pausa. Sus piernas se volvieron de papel y tuvo que sostenerse de los antebrazos que ya lo rodeaban, pegándolo de manera posesiva al marcado cuerpo. Sintió un inmenso alivio y dejó que su cuerpo se expresara con un gemido deseoso que intensificó el contacto y su lengua encontró buen rival con la lengua de Johnny.  La lucha era inmisericorde y cuando tuvieron que separarse unos momentos para recuperar el aliento, ambos se quejaron audiblemente. Se estaba tan bien pegados el uno al otro.

—Mark... lo siento, no pude contenerme. Todo el día... todo el día pasé pensando... y...

—Pensé que estarías enfadado conmigo — Mark sonrió y lamió sus labios — creí que ibas a despedirme...

—¿Debería hacerlo? — Johnny peinó sus cabellos y luego acarició sus mejillas — no estoy siendo coherente... desde que te vi supe que tendría este problema, eres precioso.

—Johnny... no quiero irme...

—Quédate entonces — susurró sonriéndole y abrazándolo — te he deseado desde el día uno...

—¿Tú también? — Mark acarició su espalda — oh Johnny...

—Deja a quienquiera que sea el que dejó esa marca en tu cuello — lo apretó posesivo.

—No hay nadie — rió — le pedí a un amigo que lo hiciera solo para darte celos. Me puse muy celoso cuando llegaste tú con esa marca... ¿dejarás tú a quien la hizo?

Johnny le observó serio y se sonrojó.

 
"El mío lo hizo mi hermano... para provocar el mismo efecto en ti."

Mark alzó la cejas y comenzó a reír. Lo abrazó y tiró de su corbata, exponiendo su cuello.

—Te haré uno entonces... uno real. — Pasó su lengua lentamente en el pedazo de piel— Tú harás lo mismo en mi cuerpo y sabremos que somos exclusivos... no habrá nadie más.

—Si te digo en dónde quiero hacerte uno...¿me darías permiso?

Mark alzó una ceja y sonrió. Observó en silencio a Johnny y el joven gerente hizo lo mismo. Era como si, tras confesar su atracción, ahora viniera una dulce sensación de paz.

—Sí... te doy permiso.

Johnny sonrió y volvió a besarlo, deseando arrancarle la ropa y tirarlo sobre su escritorio, cumplir su fantasía. Pero no, no quería apresurar las cosas. Lo mejor en la vida había que disfrutarlo de a poco y atesorarlo para siempre.

—Pero antes te llevaré a cenar... y al cine. Posiblemente a alguna obra de teatro, a almorzar...

—¿Quieres decir que vas a cortejarme como es debido?

—Sí... creo que eso es lo que intento decir.

Mark suspiró y le rodeó el cuello con sus brazos.

—Esos términos me agradan señor Suh...

—¿Dará lo mejor de sí, Mark Lee? — susurró pegándolo más a sí.

—Yo siempre doy lo mejor de mí — contestó dándole otro beso, mientras lo guiaba a la comodidad de la enorme silla tras el escritorio. Algo le decía que las horas extras de ese día resultarían muy dulces.






Boss. (Adaptación - Johnmark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora