Flores de Bach

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Era lunes por la mañana, me encontraba en la azotea de mi departamento regando las pequeñas plantas que tenía en unas macetas de arcilla antes de irme a trabajar. A pesar de que había un poco de sol, las nubes lograban cubrir la mayoría del cielo, dándole a la ciudad un toque melancólico. Una vez terminé de echarle su respectiva agua a todas las plantas dejé la regadora en el suelo y me metí al departamento para arreglarme e irme a trabajar.

Mientras me arreglaba una sensación extraña recorría mi cuerpo, presentía que algo iba a ocurrir, pero no sabía si era bueno o malo. Traté de ignorarlo y me seguí preparando.

Una vez terminé, me vi al espejo, y me di cuenta de que mi rostro estaba un poco pálido, en especial mis labios. Me quedé mirándome un momento, haciendo algunos gestos y viéndome desde algunos ángulos, sin embargo, sentía que me veía muy simple. Le di un rápido vistazo a mi tocador, hasta toparme con un brillo de labios. Yo no solía maquillarme seguido, incluso era un poco incómodo para mí, pero, hoy me sentía con ganas de hacerlo. Tomé el brillo con mi mano y lo destapé, para observarlo un momento. Era un brillo sutil, bastante lindo. Delineé mis labios con el brillo y después los rellené. Después de pintarme me miré al espejo y sonreí, me lucía bien.

-Mejor- Me susurré y salí de la habitación.

...

Iba caminando por la calle de mi florería mientras me acomodaba la bufanda alrededor de mi cuello, el frío era más intenso a cada día que pasaba. Mientras más me acercaba al local de mi florería, podía distinguir un sonido que se hacía cada vez más familiar, hasta que pude reconocerlo. Era un gato maullando.

Me quedé parado un momento, extrañado. Rápidamente comencé a caminar hacia la florería, hasta que encontré de dónde provenía el maullido. Frente a la puerta de mi local había una caja de cartón con un pequeño gatito blanco dentro de esta. Se veía sucio, flaco y cansado, apenas y podía mantener los ojos abiertos. Dejé mi bolso en el suelo y me puse de cuclillas frente al gato, la impotencia y las ganas de llorar recorrieron todo mi cuerpo, no comprendía cómo podían existir personas tan crueles que hicieran cosas así. Me levanté deprisa del suelo y abrí la puerta de mi local, para después correr las cortinas de metal. Nuevamente salí, tomé mi bolso del suelo y agarré con cuidado la caja del suelo, ganándome nuevos maullidos por parte del gato.

-Lo siento- Murmuré nervioso y entré a la florería.

Dejé la caja en el mostrador y comencé a buscar mi celular en mi bolso, le llamaría a Taehyung para pedirle que comprara un poco de leche y un tazón para poder darle al gato. Marqué su número y me lo puse en la oreja. Uno, dos, tres tonos, no contestaba, hasta que me mandó a buzón.

-Mierda- Dije molesto, lo más probable es que siguiera durmiendo.

Apreté mis labios tratando de pensar en qué hacer, no podía irme de la florería y dejar aquí el gato, y si me llevaba al gato lo molestaría. Trataba de buscar una solución, hasta que recordé que, en la fiesta de Tae, Namjoon me había dado su número. Me sabía mal molestarle, y sobre todo me daba pena llamarle, pero no había de otra.

Presioné llamar en su contacto, me puse el celular en la oreja y esperé. Después de 4 tonos, contestó.

- ¿Seokjin? ¿Qué ocurre? – Su voz sonaba confundida, y parecía seguir un poco dormido.

-Namjoon, lamento haberte despertado, pero ocurrió algo, Taehyung no contesta y ocupo tu ayuda.

- ¿Estás bien? ¿Qué pasó?

-Yo estoy bien, pero al llegar a la florería he encontrado a un gatito abandonado en una caja frente a mi puerta, luce muy sucio y hambriento, y me preguntaba si podrías conseguir un poco de leche caliente y un tazón donde pueda beberla, yo no puedo salir de la tienda.

Amor Entre Flores [namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora